Xi advierte en Davos de que no hay vencedores en una guerra comercial

El presidente chino se presenta en el Foro Económico Mundial como el líder de la globalización

ALICIA GONZÁLEZ (ENVIADA ESPECIAL)
Davos (Suiza), El País
En un discurso que en cualquier otra época hubiera podido compartir casi cualquier presidente de Estados Unidos y en claro contraste con los postulados que defiende el presidente electo Donald Trump, Xi Jinping ha hecho de su estreno en el Foro de Davos la plataforma desde la que erigirse en el líder mundial de la globalización y el libre comercio. Xi advirtió que “nadie sale vencedor de una guerra comercial” y descartó que su país vaya a emprender una guerra de divisas, ahora que el nuevo equipo de Trump empieza a quejarse de la fortaleza del dólar.


Nadie parece defender en estos momentos de descontento social y resaca de la crisis financiera la globalización con tanto entusiasmo como el presidente chino y a ello dedicó buena parte de su discurso inaugural de la edición 2017 del Foro Económico Mundial (WEF, en sus siglas en inglés). “Muchos de los problemas que ahora tiene la economía global no proceden de la globalización”, apuntó Xi en su discurso, para el que contó con ayuda del teleprompter. “La crisis financiera no fue resultado de la globalización sino de la falta de regulación adecuada y la búsqueda de beneficios a toda costa”, recalcó. El líder chino desgranó en su intervención los beneficios aportados por la globalización aunque reconoció que es un “arma de doble filo” que ha agravado la brecha entre ricos y pobres, entre el norte y el sur. “Los chinos suelen decir que los dátiles crecen en arbustos espinosos. Nada es perfecto”, afirmó Xi.

El primer presidente chino en acudir a Davos defendió un nuevo modelo de crecimiento inclusivo, con la innovación como principal motor, e incidió en la necesidad de adoptar un enfoque coordinado entre los países. “Hemos de promover la liberalización del comercio y la inversión diciendo no al proteccionismo. Porque nadie saldrá vencedor de una guerra comercial”, advirtió Xi en clara alusión a los mensajes proteccionistas que ha lanzado el presidente electo Trump. “Nos guste o no, la economía global es el gran arbusto del que no podemos escapar. Cada uno debe elegir el mejor camino y el ritmo que se adapte a sus necesidades”, insistió.

“Apostaremos por una red de acuerdos comerciales libres y abiertos”, apuntó, en clara referencia al Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) aprobado por la saliente Administración de Barack Obama –aunque aún no ratificado por el Congreso—y con el que EE UU pretendía aislar comercialmente a China. Y aunque lo mencionó de pasada, a nadie en la sala se le escapó su compromiso a “no vamos a lanzar una guerra de divisas”.

Horas antes, el único delegado no oficial de la Administración de Trump desplazado al WEF, Anthony Scaramucci, asesor económico de Trump durante la campaña que le acompañará a la Casa Blanca, advirtió en una intervención que las autoridades estadounidenses deben “tener cuidado” con la fortaleza del dólar, después de que Trump considerara que la moneda es en estos momentos “demasiado fuerte”. El renminbi se depreció el año pasado casi un 7% frente al dólar, como consecuencia de una salida masiva de capitales extranjeros del país.

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Xi volvió a recuperar el papel de líder de los países emergentes y reclamó un mayor peso de las economías en desarrollo en los foros de gobernanza global y recabó los mayores aplausos de la sala cuando defendió la vigencia del acuerdo de París contra el cambio climático y la necesidad de implementarlo.

Nadie quería perderse el discurso de Xi en el Foro Económico Mundial (WEF, en sus siglas en inglés). Ni el aun vicepresidente de EE UU, Joe Biden, ni el número dos del Fondo Monetario Internacional (FMI), David Lipton, ni los centenares de ejecutivos, economistas y periodistas que abarrotaban la sala principal del Centro de Congresos como en pocas ocasiones. El líder chino era perfectamente consciente de la clase de público que acude a estos encuentros y lanzó su propio anzuelo. “En los próximos ocho años, China importará productos y servicios por ocho billones de dólares, aprobará proyectos de inversión extranjera por 650.000 millones e invertirá 750.000 millones en el exterior. Además, 700 millones de turistas viajarán al extranjero”.

“China mantendrá las puertas abiertas a la inversión, no las cerraremos. Esperemos que también lo hagan los demás”, concluyó.

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