¿Por qué hay un "gasolinazo" en México pese a la expectativa de que bajarían los precios con la Reforma Energética?
México, BBC
Lo anunciaron un par de días después de Navidad, entró en vigor el 1º de enero y conforme pasa el tiempo genera más protestas y descontento en la población.
El mayor incremento en el precio de los combustibles en México en casi 20 años, de hasta un 20%, sacudió el inicio de año en el país: ha habido cortes de rutas, movilizaciones, toma de gasolineras y saqueos en tiendas.
El Grupo Gasolinero G500, que agrupa a 1.800 estaciones de servicio, anunció que cerrará 400 de ellas que han sufrido actos de vandalismo o amenazas, y la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) solicitó ayuda para desbloquear los accesos a terminales de almacenamiento y distribución de combustible.
Lo anunciaron un par de días después de Navidad, entró en vigor el 1º de enero y conforme pasa el tiempo genera más protestas y descontento en la población.
El mayor incremento en el precio de los combustibles en México en casi 20 años, de hasta un 20%, sacudió el inicio de año en el país: ha habido cortes de rutas, movilizaciones, toma de gasolineras y saqueos en tiendas.
El Grupo Gasolinero G500, que agrupa a 1.800 estaciones de servicio, anunció que cerrará 400 de ellas que han sufrido actos de vandalismo o amenazas, y la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) solicitó ayuda para desbloquear los accesos a terminales de almacenamiento y distribución de combustible.
En sus primeras declaraciones desde el anuncio del aumento, el presidente Enrique Peña Nieto, aseguró este miércoles al retornar de sus vacaciones que comprende el "enojo y la molestia" de la población pero que "de no haberse tomado sería aún más doloroso los efectos y las consecuencias".
"El ajuste en el precio de la gasolina no es resultado ni de la Reforma Energética, ni de la Reforma Hacendaria, ni se debe tampoco a un incremento en los impuestos", aclaró.
Sin embargo, en el pasado había dicho, o así pareció entenderlo la mayoría de la población, que gracias a las reformas bajarían los precios.
Fue una promesa de campaña en 2012, lo repitió al año siguiente, lo aseguró en 2015 y lo volvió a decir el año pasado: en México bajaría el precio del combustible, no había más "gasolinazos", la energía sería más barata. Esas declaraciones de Peña Nieto han sido recordadas en los últimos días.
El aumento dejó al gobierno en una posición incómoda y manchó en ciertos sectores la credibilidad de la Reforma Energética: una de las banderas del mandatario aprobada en diciembre de 2013, que abrió al libre mercado la explotación de hidrocarburos y electricidad, y generó la expectativa concreta de menores precios de los combustibles.
La reforma puso fin al monopolio de la gasolina en manos de Pemex. A partir de este año podrán haber gasolineras de otras compañías y en 2018 se liberará la importación de combustibles.
"Hay una confusión"
La realidad es que la gasolina más consumida por los mexicanos incrementó su precio un 48% durante el actual gobierno.
Sin embargo, expertos consultados por BBC Mundo consideran que no se le puede achacar a la Reforma Energética como tal el incremento en el precio.
"Creo que hay una confusión. Desafortunadamente creo que el gobierno propició esa confusión porque se habló de que bajarían ciertos precios pero no se habló de la gasolina. Desde el principio el plan era liberar el precio de la gasolina", explica Luis Miguel Labardini, analista del sector energético de la consultora Marcos & Asociados.
"La promesa fue algo innecesario, fue algo que no deberían haber hecho", considera Alejandro Schtulmann, presidente de la consultora Emerging Markets Political Risk Analysis (Empra).
Schtulmann dice que el gobierno debería disculparse "por haber proyectado la idea de que los precios de los combustibles iban a bajar".
"Creo que ahí está el gran error del presidente".
"Esto ayuda a los críticos del presidente a ponerle toda la culpa a la Reforma Energética aun cuando realmente no es un problema de la reforma", agrega.
En la práctica el incremento en vigor forma parte de los pasos previos necesarios y es clave para lograr la liberalización de la distribución y venta de los combustibles en el marco de la reforma, prevista para 2018 pero que el gobierno decidió adelantar.
Desde el 1º de enero existen 90 tarifas distintas en el país que se mantendrán fijas hasta que el 18 de febrero los precios comiencen a ajustarse de forma diaria y se inicie el proceso de liberalización en cinco fases que se extenderá durante todo el año.
Empezará en marzo en los norteños estados de Baja California y Sonora, y terminará en diciembre en los tres de la Península de Yucatán (ver mapa).
Para ese entonces se espera que la oferta y demanda determine los precios en todo el país y que hayan surgido otras empresas además de Pemex.
"Una medida responsable"
El gobierno defendió que la subida de precios se debió al mercado y no a la Reforma Energética.
"El haber mantenido (el precio) bajo hubiera significado más impuestos o más deuda, o recortes de gastos públicos importantes", dijo el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), José Antonio Meade.
"Es una medida responsable, difícil, que nos hubiera gustado no tener que tomar", pero "cuida finanzas públicas" y busca estabilidad", agregó.
Los subsidios que el gobierno gasta para mantener el precio de la gasolina le costó al Estado 1,1 billones de pesos (unos US$ 53.000 millones) entre 2006 y 2014. Por otra parte, el 36% del costo de un litro de combustible corresponde a impuestos que van al fisco por lo cual es una fuente importante de ingresos para las arcas públicas.
Las autoridades hacen hincapié en que el incremento de precios en las gasolinas el año pasado en el mundo fue de 24,5% mientras que en México fue alrededor de un 3%.
A ello le suman que el país es el cuarto mayor consumidor por persona de combustible, con 190 millones de litros al día en una población de 120 millones.
Debido a este elevado consumo y a los bajos salarios, los mexicanos -junto a los sudafricanos- son los que más porcentaje de su ingreso anual (3,5%) destinan al gasto en combustibles, en una compilación de 59 países que realiza la agencia financiera Bloomberg.
¿Bajarán los precios?
Desde el gobierno aseguran que así como los precios suben también podrán bajar dependiendo del mercado internacional del crudo.
Aunque se abstuvo de dar plazos concretos, el subsecretario de la SCHP, Miguel Messmacher Linartas, señaló que esperan tener en algunos mercados "impactos bastante rápidos".
Labardini, quien entre 1990 y 1995 se desempeñó como jefe de asesores del director de finanzas de Pemex, considera que en las circunstancias actuales "se tienen que liberar los precios para liberar la posibilidad de que haya inversiones en este sector (...) tenemos una industria que como está no funciona porque los precios no son reales ".
Pemex es una empresa en crisis, con pérdidas de US$40.000 millones en 2015, deudas por casi US$100.000 millones y una serie de viejas refinerías que operan al 60% de su capacidad.
Se espera que el próximo año produzca menos de dos millones de barriles de petróleo diarios, la menor cantidad desde 1980.
En 2016 promedió 2,14 millones al día por lo que debe importar de Estados Unidos poco más de la mitad de los barriles de gasolina que se consumen al día en el país.
"Ha sido un sector subinvertido, particularmente en almacenamiento, transporte y distribución. Tenemos tres días de almacenamiento, en Estados Unidos son 30", apunta.
Al haberse incrementado el precio del petróleo, aumentado la cantidad importada y devaluado el peso frente al dólar, los precios se volvieron insostenibles.
"Los precios relativos sí se van a reducir pero una vez que se hagan todas las inversiones que se necesitan hacer. El sector privado no va a invertir en México si el precio no refleja adecuadamente la estructura de costos y un rendimiento para quien haga estas inversiones", opina Labardini quien dice que pasarán al menos dos años antes de que empiecen a bajar los precios del combustible.
Mientras tanto, las protestas no cesan, se anticipa un incremento en la inflación y un costo político para un impopular presidente.