La guerra en Siria granjea muchos enemigos a Turquía
El ‘modus operandi’ del atacante del Bósforo coincide con el de atentados yihadistas
ÓSCAR GUTIÉRREZ
Madrid, El País
Uno de los debates en el seno de Al Qaeda giró siempre en torno a la idoneidad de atentar en Occidente, de forma indiscriminada, y contra civiles musulmanes. En la cúpula del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) no hay debate. Si algo llamó la atención en la grabación difundida en noviembre del líder del ISIS, Abubaker al Bagdadi, fue que animase a los suyos a atacar Turquía. Por ahora, ninguna organización había asumido la autoría del asalto al club Reina de Estambul. Pero el patrón coincide con el seguido por el ISIS, tanto en atentados coordinados desde el califato, como en ataques inspirados por el grupo y perpetrados por individuos radicalizados.
El atacante eligió un modus operandi y objetivos propios del terrorismo de corte islamista. La forma: un hombre con un fusil abre fuego en un lugar de ocio de forma indiscriminada. Para más inri, el lugar es conocido por ser frecuentado por jóvenes de clase alta, muchos de ellos extranjeros arabo-musulmanes, que en esta ocasión celebraban una festividad seña de identidad del cristianismo. El efecto multiplicador de este tipo de ataques, bien por su ejecución —como pasase en la sala Bataclan de París— bien por las nacionalidades de las víctimas, es brutal.
Al menos media docena de los atentados que ha sufrido Turquía desde el verano de 2015 tienen el sello del ISIS, pero son más los que apuntan a grupos armados kurdos. El objetivo, no obstante, dista mucho entre terroristas de uno u otro bando. Entre las víctimas de los ataques perpetrados por los kurdos, generalmente bajo el paraguas de los Halcones de la Libertad del Kurdistán, están fuerzas de seguridad, militares o agentes de policía. Así fue en el doble ataque cometido también en Estambul el pasado 10 de diciembre y en el que murieron 44 personas. La mayoría de las víctimas eras miembros de los dispositivos policiales que vigilaban junto al estadio del Besiktas durante un partido de fútbol.
¿Por qué no asume el ISIS, como suele hacer, el ataque en el Bósforo? Entra dentro de su estrategia de desgaste de las autoridades turcas: al no responsabilizarse pone una nueva semilla de sospecha en el frente entre los kurdos y el Gobierno de Ankara.
Y los dos son enemigos. Al tiempo que los ciudadanos turcos se recuperan del ataque de Nochevieja, el Ejército de su país apoya la operación de fuerzas rebeldes sirias en la localidad de El Bab, la más grande bajo dominio yihadista en la provincia de Alepo. Es el colofón a la Operación Escudo del Éufrates, con la que Ankara ha ido barriendo al ISIS de la frontera turco-siria. Pero ahí no queda la intervención de las fuerzas turcas. Ankara ha bombardeado en los últimos meses a los dos lados de la frontera para frenar a la vez el avance territorial de las milicias kurdo-sirias que combaten al ISIS y golpear la nueva estrategia militar de sus archienemigos en el Kurdistán turco, una vez que el proceso de paz se fue al traste.
ÓSCAR GUTIÉRREZ
Madrid, El País
Uno de los debates en el seno de Al Qaeda giró siempre en torno a la idoneidad de atentar en Occidente, de forma indiscriminada, y contra civiles musulmanes. En la cúpula del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) no hay debate. Si algo llamó la atención en la grabación difundida en noviembre del líder del ISIS, Abubaker al Bagdadi, fue que animase a los suyos a atacar Turquía. Por ahora, ninguna organización había asumido la autoría del asalto al club Reina de Estambul. Pero el patrón coincide con el seguido por el ISIS, tanto en atentados coordinados desde el califato, como en ataques inspirados por el grupo y perpetrados por individuos radicalizados.
El atacante eligió un modus operandi y objetivos propios del terrorismo de corte islamista. La forma: un hombre con un fusil abre fuego en un lugar de ocio de forma indiscriminada. Para más inri, el lugar es conocido por ser frecuentado por jóvenes de clase alta, muchos de ellos extranjeros arabo-musulmanes, que en esta ocasión celebraban una festividad seña de identidad del cristianismo. El efecto multiplicador de este tipo de ataques, bien por su ejecución —como pasase en la sala Bataclan de París— bien por las nacionalidades de las víctimas, es brutal.
Al menos media docena de los atentados que ha sufrido Turquía desde el verano de 2015 tienen el sello del ISIS, pero son más los que apuntan a grupos armados kurdos. El objetivo, no obstante, dista mucho entre terroristas de uno u otro bando. Entre las víctimas de los ataques perpetrados por los kurdos, generalmente bajo el paraguas de los Halcones de la Libertad del Kurdistán, están fuerzas de seguridad, militares o agentes de policía. Así fue en el doble ataque cometido también en Estambul el pasado 10 de diciembre y en el que murieron 44 personas. La mayoría de las víctimas eras miembros de los dispositivos policiales que vigilaban junto al estadio del Besiktas durante un partido de fútbol.
¿Por qué no asume el ISIS, como suele hacer, el ataque en el Bósforo? Entra dentro de su estrategia de desgaste de las autoridades turcas: al no responsabilizarse pone una nueva semilla de sospecha en el frente entre los kurdos y el Gobierno de Ankara.
Y los dos son enemigos. Al tiempo que los ciudadanos turcos se recuperan del ataque de Nochevieja, el Ejército de su país apoya la operación de fuerzas rebeldes sirias en la localidad de El Bab, la más grande bajo dominio yihadista en la provincia de Alepo. Es el colofón a la Operación Escudo del Éufrates, con la que Ankara ha ido barriendo al ISIS de la frontera turco-siria. Pero ahí no queda la intervención de las fuerzas turcas. Ankara ha bombardeado en los últimos meses a los dos lados de la frontera para frenar a la vez el avance territorial de las milicias kurdo-sirias que combaten al ISIS y golpear la nueva estrategia militar de sus archienemigos en el Kurdistán turco, una vez que el proceso de paz se fue al traste.