Israel acelera la expansión de las colonias bajo el amparo de Trump

El Gobierno israelí aprueba la construcción de 2.500 casas en el territorio palestino ocupado

Juan Carlos Sanz
Corresponsal en Oriente Próximo
Jerusalén, El País
Las señales de que la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos va a alterar el statu quo en Oriente Próximo no dejan de crecer. Tras autorizar el domingo la expansión de los asentamientos en Jerusalén Este, Israel aprobó este martes 2.500 nuevas viviendas en Cisjordania en uno de los mayores impulsos recientes al proceso de colonización. La construcción e territorios palestinos ocupados tras la guerra de 1967 es considerada ilegal por la comunidad internacional. En la etapa final de la Administración del demócrata Barack Obama, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó hace apenas un mes una resolución de condena a las colonias sin que Washington opusiera su veto habitual en defensa de los intereses de Israel.


“Estamos construyendo y seguiremos construyendo”, proclamó el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a través de su cuenta de Twitter poco después de que el Ministerio de Defensa, que ejerce el control efectivo sobre los territorios ocupados, anunciara ayer una ampliación de los asentamientos destinada a satisfacer “la demanda de vivienda” y a “mantener una vida cotidiana normal en Judea y Samaria [denominaciones bíblicas de la actual Cisjordania]”. Unos 400.000 colonos judíos habitan en centenares de asentamientos en Cisjordania y otros 200.000 viven en Jerusalén Este. Entre ellos se encuentra el titular de Defensa, el ultraderechista Avigdor Lieberman, asentado en una colonia judía al sureste de Belén.

Un centenar de las nuevas casas previstas serán erigidas en Beit El, un asentamiento que ha recibido financiación de la familia del yerno y asesor de Trump, el judío ortodoxo Jared Kushner, según el diario Haaretz. El nuevo embajador de EE UU en Israel designado por el presidente Trump, el abogado inmobiliario David Friedamn, ha sido presidente de la asociación Amigos Norteamericanos de Beit El, que se dedica a recabar fondos para dicha colonia cercana a Ramala, la capital administrativa palestina.
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El Ministerio de Defensa precisa que la mayoría de las viviendas que han sido autorizadas ahora se localizan dentro de los llamados “bloques”, urbanizaciones en Cisjordania próximas a la frontera que Israel aspira a incorporar a su territorio tras el eventual nacimiento de un Estado palestino. La expansión aprobada, no obstante, se extiende por zonas del interior del territorio ocupado.
Fin de las restricciones

Netanyahu ha comunicado a los principales ministros de su Gobierno la orden de levantar las restricciones a la construcción en colonias judías en Jerusalén Este. La urbanización en la parte de la ciudad que estuvo bajo control jordano hasta 1967 se había recortado durante el mandato de Obama en medio de la presión internacional contra el auge de los asentamientos. El Ayuntamiento de Jerusalén aprobó el pasado domingo la construcción de 566 viviendas en la parte de la ciudad anexionada por Israel apenas 48 horas después del relevo al frente de la Casa Blanca.

“Las reglas del juego han cambiado con la llegada de Trump a la presidencia”, declaró el vicealcalde de Jerusalén, Meir Turgeman, quien anticipó que estudia erigir otros 11.000 alojamientos en Jerusalén Este. En 2015 fueron autorizadas 395 viviendas en colonias de la parte oriental de la ciudad. En 2016 se aprobaron unas 500 casas hasta la elección de Trump, y un millar más desde noviembre hasta el final del año.

“Israel debe recibir ante estas medidas una clara respuesta internacional”, reclamó ayer el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina, Saeb Erekat.“Esta decisión israelí es una afrenta al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, especialmente después de la resolución 2334 [aprobada el 23 de diciembre pasado con la abstención de EE UU y el voto favorable del resto de los Estados miembros], que declara la ilegalidad de los asentamientos”, aseguró Nabil Abu Rudaina, portavoz del presidente palestino, Mahmud Abbas.

“Son pasos que solo sirven para reforzar el extremismo y el terrorismo, y que siembran obstáculos en el camino hacia un proceso de paz”, agregó el portavoz palestino. Países como Alemania, Francia o España han rechazado ya la última ampliación de las colonias en Jerusalén Este por “ser contraria al derecho internacional” y ser un “obstáculo a la solución de los dos Estados”, según los términos del comunicado difundido por el Ministerio de Exteriores español.

Estados Unidos aún no se ha pronunciado sobre la decisión de Israel de construir más viviendas en territorio palestino ocupado. Bajo la presidencia de Obama la réplica diplomática norteamericana solía ser inmediata. Durante su campaña electoral, Trump prometió trasladar la sede de la Embajada de EE UU desde Tel Aviv a Jerusalén, una medida que implicaría el reconocimiento de la anexión del este de la ciudad y que amenaza con desatar la violencia en todo el mundo islámico.
En medio de los escándalos

Benjamín Netanyahu había pedido contención a sus ministros más nacionalistas para evitar desencuentros con la nueva Administración republicana de Donald Trump. Ordenó aplazar cualquier medida polémica hasta después de su encuentro en Washington con el nuevo presidente republicano, previsto a principios de febrero en Washington. El jefe del Gobierno israelí, sin embargo, ha dado luz verde a la expansión de los asentamientos en medio de una ola de escándalos que amenazan su estabilidad en el poder. “Se trata de un desesperado intento de distraer la atención sobre los casos de corrupción y sobre la forma en la que dirigió la Operación Margen Protector [guerra en Gaza en 2014]”, criticaba ayer la organización israelí Paz Ahora, que supervisa la colonización.

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