El jefe del Consejo Europeo define a Trump como una “amenaza exterior”

Los Veintiocho discuten este viernes cómo afrontar la nueva relación trasatlántica

Lucía Abellán
Bruselas, El País
Europa se prepara para un escenario sombrío por la llegada al poder de Donald Trump. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, define el cambio de escenario en Washington como una amenaza externa a la que se enfrenta la UE. Junto a la asertividad china, la agresividad rusa y el islamismo radical, el representante de los jefes de Estado y de Gobierno europeos cita “las preocupantes declaraciones de la nueva Administración americana” en una carta dirigida a los Veintiocho y remitida este martes. Tusk añade: “Particularmente el cambio en Washington pone a la UE en una situación difícil; parece que la nueva Administración cuestiona los últimos 70 años de política exterior americana”.


Tras varios días de prudencia verbal, Europa asume que Trump no será un presidente más en la historia estadounidense. Las palabras de Tusk representan la posición más enérgica expresada hasta ahora en Bruselas y sirven como preludio para una discusión más amplia que mantendrán los jefes de Estado y de Gobierno el próximo viernes, en una cumbre que celebrarán en Malta. Para propiciar la movilización de los líderes, el líder del Consejo enumera en su misiva tres amenazas para el proyecto comunitario: la "nueva situación geopolítica en el mundo", donde enmarca el giro estadounidense, el "sentimiento nacionalista y crecientemente xenófobo" que anida dentro de Europa y la "pérdida de fe en la integración política" que tienen las élites pro-europeas. Como respuesta a estas pulsiones, Tusk insta a “defender con claridad la dignidad de la Europa unida”.

Pese al clima tan poco fértil para la labor diplomática que ofrece hoy Estados Unidos, Bruselas trata de establecer un contacto directo cuanto antes. La alta representante para la Política Exterior Europea, Federica Mogherini, trata de fijar una cita con el nuevo secretario de Estado, Rex Tillerson, en las próximas semanas, según fuentes de su entorno. La primera oportunidad se presenta entre el 17 y el 19 de febrero en Múnich, con motivo de la Conferencia de Seguridad que reúne cada año en la ciudad alemana a líderes de todo el mundo. Tillerson aún no ha confirmado su asistencia.

Más allá de las incipientes llamadas de atención política, un informe del Parlamento Europeo alerta extensamente de todo lo que los líderes comunitarios han evitado decir hasta ahora en público: que la UE afronta “graves consecuencias” para su seguridad, particularmente un mayor riesgo de atentados terroristas, con el nuevo Gobierno estadounidense. Porque el previsible antiamericanismo que puede darse en el mundo musulmán tras las andanadas de Trump puede traducirse en un mayor rechazo a todo lo occidental, también a la UE como parte de ese mundo. “Imaginar lo peor es fácil porque nunca en la historia moderna de Estados Unidos ha habido un presidente con menos cualificación ni experiencia, ni una personalidad tan controvertida”, constata el documento, elaborado por la Dirección General para Políticas Exteriores y fechado apenas tres días antes de que el nuevo líder estadounidense tomara posesión.

Tensión entre socios

El texto, al que ha tenido acceso EL PAÍS, analiza los efectos de la victoria de Trump en la estrecha relación entre la UE y Estados Unidos, su principal socio exterior. La política de seguridad es una de las más amenazadas. Aunque la Eurocámara no espera cambios a corto plazo en materia de cooperación antiterrorista, las declaraciones del presidente sobre el uso de la tortura, su posición sobre la vigilancia y algunos de sus nombramientos “podrían conducir a una renovada tensión trasatlántica”.

El movimiento más arriesgado es el giro estadounidense hacia Rusia. El documento augura que Washington dejará de hablar de la expansión de la OTAN hacia el Este (muy criticada por Moscú, que la ve como una intromisión en su área de influencia) e incluso que podría acabar con el amplio despliegue militar estadounidense en el flanco oriental de la UE. Otra de las consecuencias de ese hermanamiento con el presidente ruso, Vladímir Putin, afecta a la guerra siria. Un recrudecimiento de ese conflicto provocaría “un empeoramiento del flujo de refugiados” hacia Europa, augura el estudio.

El documento del Parlamento advierte de un posible intento estadounidense de dividir a la UE tratando de forjar vínculos bilaterales con algunos de sus socios. E insta a resistir esa estrategia. Una primera pista de este riesgo ya la dio el mandatario norteamericano al convertir a la primera ministra británica, Theresa May, en la primera dirigente extranjera que lo visitó en la Casa Blanca, el pasado viernes, y al elogiar el Brexit.

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