El contexto que necesitas para entender el dato de desigualdad de Oxfam

La mitad de las personas tienen menos de 2.000 euros de patrimonio y el 9% lo tiene negativo

Kiko Llaneras
El País
Esta semana Oxfam anunciaba un dato aterrador: ocho personas suman tanto patrimonio como la mitad pobre del planeta. Es una evidencia del reparto desigual de la riqueza. Los puntos siguientes ayudan a entender la magnitud de esa comparativa.


1. Esos ocho millonarios no podrían revertir la pobreza aunque quisieran. Poseen el 0,16% del patrimonio mundial. La comparativa de Oxfam esconde un peligro: transmite la sensación de que los muy ricos son los únicos responsables de la pobreza. Nos descarga de responsabilidad a los demás, que nos vemos pobres a su lado. Pero la realidad es otra: muchos españoles pertenecemos a la mitad rica del mundo.

2. Lo más llamativo del dato de Oxfam es la cantidad de personas que no poseen nada. Basta otra comparativa para apreciarlo: un recién nacido libre de deudas tiene un patrimonio neto superior al que acumula el 40% más pobre del planeta. Así lo atestiguan las cifras de Credit Suisse que están detrás de la estadística de Oxfam.

3. La gran mayoría en España pertenece al tercio más rico del mundo. El 80% de los españoles tienen un patrimonio superior a los 10.000 dólares, que los coloca entre el 27% más rico (o menos pobre). Si tenéis un patrimonio de 2.000€ —un coche viejo— sois más ricos en patrimonio que el 60% de las personas sobre la tierra. Para estar entre el 10% más rico bastan 70.000 euros. ¿Vuestra casa vale 180.000 euros y la tenéis pagada? Perteneceis al 5%. Aquí podéis hacer el cálculo.

4. Las personas que poseen entre 70.000 y 700.000 euros son el 9%, pero acumulan el 38% de la riqueza. En ese grupo están casi la mitad de los españoles. ¿Cómo es posible que sin ser riquísimos acumulen tanto? Por encima está el 1% que todavía acumula más: un 51% de la riqueza mundial. Pero los de abajo no tienen casi nada. El 90% más pobre suma el 11% de la riqueza. La mitad de las personas poseen menos de 2.000 euros de patrimonio. Muchos tienen deudas: si el 40% más pobre junta toda su riqueza, todavía deben dinero.

A Oxfam se le ha criticado por el efecto que tienen las deudas sobre la pobreza patrimonial. Hay personas de países ricos que tienen patrimonios negativos (por una hipoteca o un préstamo universitario). Eso explica que entre el 10% más pobre del mundo aparezcan muchos estadounidenses y tantos alemanes como egipcios. La estadística confunde en un análisis superficial. El 27% de los hogares en Alemania tienen un patrimonio negativo. Pero eso no significa que sean pobres de la misma manera que unos campesinos en Ecuador o Pakistán. La confusión viene de olvidar qué estamos midiendo: patrimonio. Bajo esa dimensión, un pastor con dos ovejas es más rico que un titulado de Yale que debe 10.000 dólares del préstamo universitario.

Esto no significa que la estadística de riqueza patrimonial sea irrelevante o incorrecta. No lo es.

5. Hay que distinguir tres formas de medir la riqueza: el patrimonio, la renta y el consumo. Lo explicó bien el economistas experto en desigualdad, Branko Milanovic (en inglés). Son tres dimensiones que aportan información distinta sobre un mismo fenómeno: el bienestar economico. Ninguna de las tres es la métrica definitiva para hablar de desigualdad o pobreza. El patrimonio es útil para mirar a los muy ricos porque se traduce en poder. También señala a las personas más vulnerables de una sociedad, sobre todo en países sin estado del bienestar. En cambio, suelen usarse cifras de consumo para estudiar la pobreza extrema: ¿tiene una persona la posibilidad de gastar lo necesario para cubrir sus necesidades más básicas?

La desigualdad suele estudiarse con datos de renta además de patrimonio, con resultados complementarios. Un ejemplo lo encontramos en España. El reparto de patrimonios es menos desigual en España (68 puntos de índice Gini según Credit Suisse) que en otros países como Francia (72), Alemania (79), Noruega (80) o Suecia (83). Pero si miramos rentas, España aparece como uno de los países más desiguales de la Unión Europea.

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