El chaco de Evo: entre insectos, víboras y abundante vegetación
El Presidente evocó en Mi vida... que cuando llegó al trópico tuvo mucho miedo de “entrar al monte” porque “todo era vegetación, árboles grandes y lleno de insectos”.
Wendy Pinto / La Paz
Con muchos insectos, animales silvestres, selvas vírgenes y asfixiante calor, así describió el presidente Evo Morales a su chaco en el Chapare, según el libro Mi Vida: De Orinoca al Palacio Quemado. Ésa es la tierra a la que pretende volver algún día, después de terminar sus funciones como Jefe de Estado.
Desde 2014, el Primer Mandatario manifestó en al menos cinco ocasiones la idea de retornar a su terruño, según un recuento que efectuó Página Siete. En su autobiografía, Morales describe cómo es ese lugar.
En ese texto, el Primer Mandatario también relata, entre otros pormenores, su llegada al trópico, las vicisitudes que afrontó y hasta el anhelo de tener un "chaco propio”.
"En el chaco sólo había un pahuichi, ahí dormía, en el sector de arriba, no tenía paredes, con el techo de palla... Eso era nuestra casa. No había a los costados nada, era abierto, siempre era arribita, porque abajo hay animales, llegaban víboras en la noche...”, se lee en el capítulo denominado "Trópico, primeros días”.
Evo recuerda que en las calurosas noches escuchaba infinidad de ruidos de insectos y de animales. En el texto asegura que al principio sólo comía frutas y que incluso trabajó como peón por un plato de comida. Cultivó arroz, frutas y coca.
Un terreno propio
En el capítulo "Chaco propio” relata una anécdota sobre su anhelo, cuando había entrega de tierras: "Un grupo abría sendas y se distribuían, pero detrás de ellos caminaba otro grupo que sin trabajar también se distribuían las tierras cada 100 metros, a mí también me tocó uno y escribí en un tronco con machete ‘Evo Morales’, yo no sabía que por delante estaban abriendo la senda, cuando se informaron de que más atrás estaban loteando, vinieron con sus machetes, casi hubo un enfrentamiento y yo de susto me escapé nomás. Nunca más volví ni vi ese chaco”.
Cuando su padre, Dionisio, falleció, distribuyeron la herencia en Todos Santos. Evo cuenta que se quedó con uno de los chacos de su papá en el Chapare y que le dijo a su hermano Hugo que se quedara con la casa de Oruro, las llamas y los corderos; y además le dijo que ya no viviría en Orinoca.
En su autobiografía, Evo recuerda la frase que pronunció su mamá ante su desprendimiento:
"Éste es igual que su papá, no tiene ambición”.
Sus anécdotas
Reproche paternal "Mi papá me dijo: ‘Evito, tú pareces como el perro’; ¿por qué?, le dije, ‘vienes a comer y a dormir nada más’, me contestó”.
La coca con espinas "Estaba cosechando coca y vi unas plantas diferentes, qué raro, la coca con espinas. Me atrasé y me apuraban, les dije que había un planta de coca con espinas que no podía jalar en conjunto sino hoja por hoja. Vino uno de ellos, se ríe y me dice esto no es coca, es naranja, y todos se rieron”.
Tierra "Estaba soportando el ataque permanente de los mosquitos, mi mano lloraba sangre porque había que tumbar árboles gruesos, pero valía la pena porque era buena tierra”.
Wendy Pinto / La Paz
Con muchos insectos, animales silvestres, selvas vírgenes y asfixiante calor, así describió el presidente Evo Morales a su chaco en el Chapare, según el libro Mi Vida: De Orinoca al Palacio Quemado. Ésa es la tierra a la que pretende volver algún día, después de terminar sus funciones como Jefe de Estado.
Desde 2014, el Primer Mandatario manifestó en al menos cinco ocasiones la idea de retornar a su terruño, según un recuento que efectuó Página Siete. En su autobiografía, Morales describe cómo es ese lugar.
En ese texto, el Primer Mandatario también relata, entre otros pormenores, su llegada al trópico, las vicisitudes que afrontó y hasta el anhelo de tener un "chaco propio”.
"En el chaco sólo había un pahuichi, ahí dormía, en el sector de arriba, no tenía paredes, con el techo de palla... Eso era nuestra casa. No había a los costados nada, era abierto, siempre era arribita, porque abajo hay animales, llegaban víboras en la noche...”, se lee en el capítulo denominado "Trópico, primeros días”.
Evo recuerda que en las calurosas noches escuchaba infinidad de ruidos de insectos y de animales. En el texto asegura que al principio sólo comía frutas y que incluso trabajó como peón por un plato de comida. Cultivó arroz, frutas y coca.
Un terreno propio
En el capítulo "Chaco propio” relata una anécdota sobre su anhelo, cuando había entrega de tierras: "Un grupo abría sendas y se distribuían, pero detrás de ellos caminaba otro grupo que sin trabajar también se distribuían las tierras cada 100 metros, a mí también me tocó uno y escribí en un tronco con machete ‘Evo Morales’, yo no sabía que por delante estaban abriendo la senda, cuando se informaron de que más atrás estaban loteando, vinieron con sus machetes, casi hubo un enfrentamiento y yo de susto me escapé nomás. Nunca más volví ni vi ese chaco”.
Cuando su padre, Dionisio, falleció, distribuyeron la herencia en Todos Santos. Evo cuenta que se quedó con uno de los chacos de su papá en el Chapare y que le dijo a su hermano Hugo que se quedara con la casa de Oruro, las llamas y los corderos; y además le dijo que ya no viviría en Orinoca.
En su autobiografía, Evo recuerda la frase que pronunció su mamá ante su desprendimiento:
"Éste es igual que su papá, no tiene ambición”.
Sus anécdotas
Reproche paternal "Mi papá me dijo: ‘Evito, tú pareces como el perro’; ¿por qué?, le dije, ‘vienes a comer y a dormir nada más’, me contestó”.
La coca con espinas "Estaba cosechando coca y vi unas plantas diferentes, qué raro, la coca con espinas. Me atrasé y me apuraban, les dije que había un planta de coca con espinas que no podía jalar en conjunto sino hoja por hoja. Vino uno de ellos, se ríe y me dice esto no es coca, es naranja, y todos se rieron”.
Tierra "Estaba soportando el ataque permanente de los mosquitos, mi mano lloraba sangre porque había que tumbar árboles gruesos, pero valía la pena porque era buena tierra”.