El Barça disfruta su momento
Se mete en semifinales con su quinta victoria seguida con goles de Denis (2), Messi (penalti), Suárez y Arda. La Real dio guerra con Juanmi, pero falló atrás.
Santi Giménez
As
Por tercera vez consecutiva, el Barcelona de Luis Enrique estará en las semifinales de la Copa para poder optar a ganar su tercer título consecutivo. En una exhibición de potencia, los blaugrana dieron cuenta de la Real Sociedad por 5-2 en un encuentro jugado a un ritmo vertiginoso.
Para explicar el partido del Camp Nou no valen las reglas futbolísticas al uso. De entrada, los dos pilares que sustentan la lógica de juego del equipo barcelonista (Iniesta y Busquets) no comparecieron en el campo, con lo que cualquier búsqueda de pausa o de control quedaba descartada en el bando local. Por contra, el conjunto de Luis Enrique se subió a la ola de la oportunidad. Se dice que el fútbol son estados de ánimo y que las tendencias importan más que los esquemas. La semana del Barcelona viene a refrendar estos tópicos.
Está el equipo blaugrana en un momento en el que todo le sale de cara. Los jugadores de la segunda unidad que hace un tiempo no valían para nada resuelven los partidos y ven puerta; ya no hace falta disparar 341 veces a la puerta rival para marcar un gol, incluso las jugadas definitivas que amenazan la propia área se salvan milagrosamente para convertirse en contragolpes letales. El Barça se ha montado en la ola buena y disfruta su momento.
La capacidad del equipo de Luis Enrique para adaptarse a cualquier situación también pasa a ser digna de elogio. Sin Busquest, se le planteaba al técnico asturiano el grueso dilema de ver quien era el elegido para ejercer de mediocentro en el Barça. Disponía de varias opciones, pero ninguna natural. Todas tan aprovechables como sospechosas. Optó por hacer jugar a Mascherano, futbolista que no había brillado en anteriores ocasiones defendiendo la plaza. Pero la elección resultó un éxito. El argentino aportó al equipo de una agresividad contagiosa que desarmó el trabajado juego de posición de la Real.
Fruto de esa presión, el Barcelona se adelantó en el marcador gracias a una recuperación de Umtiti que Denis remató a la red después de que la pelota pasara por los pies de toda la delantera como un funambulista por la cuerda del circo. De puntillas y rápidamente hasta que el gallego aprovechó su momento. Venía de marcar en Eibar y ayer mojó dos veces. Algo ha cambiado en el Barça. Definitivamente.
En la segunda parte, una cabalgada de Neymar que acabó en penalti fue transformada por Messi en el 2-0. Un resultado que con Iniesta y Busquets en el campo hubiera sido una losa inquebrantable. Pero la Real no se rindió jamás. La movilidad de un Juanmi que supo leer los espacios a la perfección mantuvo el partido en el alero. Marcó el 2-1 al que respondió Suárez con la misma medicina de inmediato. Ni por esas dejó de luchar una Real que buscaba, sin éxito, romper su lamentable hoja de servicios en el Camp Nou de los últimos tiempos.
William José marcó el 3-2 con el partido roto y entonces regresó al mando de operaciones el que mejor lee las situaciones caóticas: Messi. El único capaz de convertir el caos en orden y crear dos jugadas para que Arda y Denis certificaran un pase a semifinales que supone una goleada y marca una tendencia. El Barça se ha subido a una ola ganadora y está aprovechando el momento. Algo se mueve.
Santi Giménez
As
Por tercera vez consecutiva, el Barcelona de Luis Enrique estará en las semifinales de la Copa para poder optar a ganar su tercer título consecutivo. En una exhibición de potencia, los blaugrana dieron cuenta de la Real Sociedad por 5-2 en un encuentro jugado a un ritmo vertiginoso.
Para explicar el partido del Camp Nou no valen las reglas futbolísticas al uso. De entrada, los dos pilares que sustentan la lógica de juego del equipo barcelonista (Iniesta y Busquets) no comparecieron en el campo, con lo que cualquier búsqueda de pausa o de control quedaba descartada en el bando local. Por contra, el conjunto de Luis Enrique se subió a la ola de la oportunidad. Se dice que el fútbol son estados de ánimo y que las tendencias importan más que los esquemas. La semana del Barcelona viene a refrendar estos tópicos.
Está el equipo blaugrana en un momento en el que todo le sale de cara. Los jugadores de la segunda unidad que hace un tiempo no valían para nada resuelven los partidos y ven puerta; ya no hace falta disparar 341 veces a la puerta rival para marcar un gol, incluso las jugadas definitivas que amenazan la propia área se salvan milagrosamente para convertirse en contragolpes letales. El Barça se ha montado en la ola buena y disfruta su momento.
La capacidad del equipo de Luis Enrique para adaptarse a cualquier situación también pasa a ser digna de elogio. Sin Busquest, se le planteaba al técnico asturiano el grueso dilema de ver quien era el elegido para ejercer de mediocentro en el Barça. Disponía de varias opciones, pero ninguna natural. Todas tan aprovechables como sospechosas. Optó por hacer jugar a Mascherano, futbolista que no había brillado en anteriores ocasiones defendiendo la plaza. Pero la elección resultó un éxito. El argentino aportó al equipo de una agresividad contagiosa que desarmó el trabajado juego de posición de la Real.
Fruto de esa presión, el Barcelona se adelantó en el marcador gracias a una recuperación de Umtiti que Denis remató a la red después de que la pelota pasara por los pies de toda la delantera como un funambulista por la cuerda del circo. De puntillas y rápidamente hasta que el gallego aprovechó su momento. Venía de marcar en Eibar y ayer mojó dos veces. Algo ha cambiado en el Barça. Definitivamente.
En la segunda parte, una cabalgada de Neymar que acabó en penalti fue transformada por Messi en el 2-0. Un resultado que con Iniesta y Busquets en el campo hubiera sido una losa inquebrantable. Pero la Real no se rindió jamás. La movilidad de un Juanmi que supo leer los espacios a la perfección mantuvo el partido en el alero. Marcó el 2-1 al que respondió Suárez con la misma medicina de inmediato. Ni por esas dejó de luchar una Real que buscaba, sin éxito, romper su lamentable hoja de servicios en el Camp Nou de los últimos tiempos.
William José marcó el 3-2 con el partido roto y entonces regresó al mando de operaciones el que mejor lee las situaciones caóticas: Messi. El único capaz de convertir el caos en orden y crear dos jugadas para que Arda y Denis certificaran un pase a semifinales que supone una goleada y marca una tendencia. El Barça se ha subido a una ola ganadora y está aprovechando el momento. Algo se mueve.