El alcalde hispano de Miami-Dade obedecerá a Trump en su cruzada contra los inmigrantes ‘sin papeles’

Carlos Giménez asume la línea dura del presidente en un condado con un 66% de latinos

Pablo de Llano
Miami, El País
Mientras Nueva York, Los Ángeles y Chicago manifiestan su respaldo a los inmigrantes sin papeles ante la hostilidad hacia ellos de Donald Trump, el alcalde del condado de mayoría hispana Miami-Dade (Florida), el republicano Carlos Giménez, ha dado la nota discordante apresurándose a ordenar a su equipo penitenciario que obedezca lo que disponga el nuevo presidente de Estados Unidos.


Hasta la fecha, Miami-Dade se negaba a llevar a prisión a los sin papeles detenidos por infracciones administrativas, como por ejemplo conducir sin licencia. Esta postura no tenía una motivación política de protección a los inmigrantes sino de ahorro, pues Giménez consideraba que los gastos de prisión por cuestiones migratorias correspondían al Gobierno federal. Pero ahora el panorama ha cambiado y el alcalde ha pedido que se cumplan las instrucciones que vengan de Washington. Y ha reconocido que ha tomado esta decisión porque esta semana Trump advirtió de que retirará fondos a las llamadas ciudades santuario, aquellas que tienen una política de tolerancia con los inmigrantes irregulares.

"No voy a poner en peligro millones en fondos federales por 52.000 dólares", ha dicho el alcalde refiriéndose a lo que venía ahorrando al evitar tener en sus cárceles a sin papeles detenidos por faltas menores. Giménez ha precisado que su policía local no va a ponerse a detener indocumentados. Habrá que ver, pese a su afirmación, qué órdenes dicta el Gobierno de Trump a los condados.

Giménez se ha situado en una tesitura delicada. A cargo de uno de los condados más hispanos de Estados Unidos (66% de sus dos millones y medio de habitantes), que incluye a la ciudad de Miami, cuya identidad se funda en el orgullo latino y en su tradición de acogida, el alcalde, él mismo un latino nacido en Cuba que llegó refugiado con su familia cuando era un niño de seis años, ha dado un vacilante paso adelante con Trump en materia migratoria que lo puede llevar ante un precipicio.

Este viernes defensores de los migrantes se concentraron ante la oficina del alcalde para protestar. "Es una vergüenza que se ponga en contra de su comunidad para caerle bien a Trump", dijo por teléfono Lis Marie Alvarado, presidenta de la ONG We Count [en inglés Nosotros contamos]. "Se ha situado del lado de la retórica del odio cuando otros condados con tantos inmigrantes como nostros, documentados e indocumentados, han hecho lo contrario y se han mantenido firmes".

Alvarado cree que la orden de Giménez de obedecer a las autoridad migratoria federal podría derivar en un incremento de la desconfianza de los sin papeles hacia la policía local. "Una inmigrante irregular maltratada por su marido no denunciará lo que le pasa por temor a que la deporten por ser indocumentada", puso como ejemplo hipotético. Recordó que estas Navidades el alcalde Giménez recibió a un grupo de niños con cartas que le pedían que protegiese a sus padres inmigrantes.

El alcalde siempre estuvo en contra de que se calificase a Miami-Dade como santuario de inmigrantes, aunque así la ha catalogado el Departamento de Justicia. Un informe de 2015 del Instituto de Política Migratoria cifró en 150.000 los indocumentados en este condado, el más poblado de Florida.

Trump y Giménez no tienen una relación estrecha, pero mantuvieron contacto en los últimos años por el interés del magnate en comprar un campo de golf en el Miami. En 2015, tras los primeros comentarios xenófobos de Trump contra los mexicanos, Giménez devolvió 15.000 dólares que el entonces empresario, con fuertes inversiones en la zona, había donado a su campaña de reelección como alcalde. En las presidenciales, el alcalde no apoyó a Trump y anunció su voto por Hillary Clinton. Calificó de "despreciables" los comentarios sexistas de Trump que salieron a la luz durante la campaña y afirmó que no tenía "lo necesario para ser un candidato presidencial".

Hoy el alcalde de Miami-Dade se encuentra con una realidad impensada para muchos, también para él: Trump es el presidente y ha empezado a mandar. Raudo en anunciar que respetará su voluntad en materia migratoria, es posible que Giménez haga del santuario de Miami su purgatorio político.

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