China desembarca en Davos dispuesta a consolidar su poder frente a Trump

Pekín negoció que el presidente Xi Jinping inaugure este martes el Foro Económico Mundial

ALICIA GONZÁLEZ (ENVIADA ESPECIAL)
Davos (Suiza), El País
El presidente chino, Xi Jinping, inaugura este martes el Foro Económico Mundial (WEF en sus siglas inglesas) de 2017 en la estación suiza de Davos. No será solo una deferencia de la organización hacia el primer presidente chino que acude a la reunión anual por excelencia del capitalismo global. Es una intervención largamente negociada y pergeñada para hacerla coincidir, por expreso deseo de Pekín, con la semana de la toma de posesión del nuevo presidente de Estados Unidos. Xi llega a Davos dispuesto a consolidar el papel de China en la economía mundial y su propio liderazgo de cara al congreso que el Partido Comunista celebra en otoño.


Fuentes de la junta de administradores del WEF han confirmado a EL PAÍS que las negociaciones con el Gobierno de Pekín “se llevan desarrollando desde hace unos seis meses” con la petición expresa de que el Foro se celebrara la misma semana de la inauguración de la nueva presidencia estadounidense, lo que les permitía preservar, además, la celebración del Año Nuevo chino, el día 28. Eso implicaba que la participación de la Administración estadounidense sería de muy bajo perfil pero “solo los chinos pueden hacer algo así”, apuntan esas mismas fuentes. La tradicional soirée con que los Schwab, los fundadores del foro, despiden a sus invitados ha debido adelantarse al viernes y no al sábado como suele ser habitual. Aunque se espera que la élite empresarial estadounidense abandone Davos un día antes, el jueves 19, para poder asistir a las distintas celebraciones de la toma de posesión de Donald Trump.

El riesgo de un enfrentamiento directo entre China y el próximo Gobierno estadounidense es real y creciente. Alguien lo ha comparado con una trama propia de Agatha Christie: la narración desvía la atención hacia un suceso de menor calado mientras el asesinato se produce en otro lado. Aunque Trump y su equipo han puesto el acento en las simpatías del presidente electo hacia el líder ruso Vladímir Putin, la gran amenaza para la estabilidad mundial es el creciente riesgo de enfrentamiento entre China y EEUU, como apunta la consultora de riesgos Eurasia, en su informe sobre los retos globales para 2017.

Tanto Trump como los cargos y asesores que ha nombrado se muestran dispuestos a presionar a Pekín en una larga batería de cuestiones económicas y de seguridad y han puesto en duda la llamada política de “una sola China”, lo que desencadenaría una grave crisis con Pekín. Puede ser el mayor cambio en la política exterior estadounidense desde la presidencia de Richard Nixon, cuando, para aislar a Rusia, entonces la Unión Soviética, apostó por abrir las relaciones con China. Hoy el viaje se presenta en sentido contrario pero con consecuencias mucho mayores para el resto del mundo.

Ahora que Trump cuestiona los acuerdos comerciales y que impulsa el “América primero”, China se erige como abanderada de la globalización y el libre comercio, en una muestra más de lo sorprendentes que son estos tiempos. Xi llega a Davos con una numerosa delegación empresarial, encabezada por las mayores fortunas del país: el presidente del grupo Alibaba, Jack Ma, y el del grupo Dalian Wanda, Wang Jianlin, con fortunas estimadas en 34.500 y 30.500 millones de dólares, respectivamente, según Bloomberg.

“China alcanzará pronto a EEUU como potencia económica, así que interpreto que el presidente Xi piensa explicar cómo el país ejercerá ese liderazgo de manera responsable”,

Klaus Schwab, presidente del WEF

“China alcanzará pronto a EEUU como potencia económica, así que interpreto que el presidente Xi piensa explicar cómo el país ejercerá ese liderazgo de manera responsable”, apuntaba la semana pasada a los medios el presidente del WEF, Klaus Schwab. “China todavía es básicamente una potencia regional asiática, no una potencia mundial”, sostiene uno de los habituales de Davos Nariman Behravesh, economista jefe de IHS, una empresa de análisis de riesgos. “Aunque claramente está adoptando un papel más enérgico en este sentido”.

El viaje del presidente chino también tiene importantes claves internas. Xi, dicen los expertos de Eurasia, “será extremadamente sensible a los retos contra su país en un momento en el que todos los ojos están puestos en su liderazgo”. El Partido Comunista chino celebra este otoño su 19º congreso en el que Xi Jinping espera consolidar y reforzar su liderazgo como nunca antes ha tenido un dirigente chino desde Mao Zedong. En esas circunstancias, Xi no puede permitirse aparecer como un líder internacional débil, lo que eleva el riesgo de sobrerreacción en política exterior.

Pekín también quiere calmar las dudas sobre el crecimiento. El elevado endeudamiento de la economía (235% del PIB), el frenazo en la demanda interna y la subida de tipos de interés en Estados Unidos han provocado una fuerte salida de capitales de China, que han forzado al banco central a empeñar buena parte de sus reservas en contener la caída de su moneda, hasta situar las reservas por debajo de los 2,5 billones de dólares desde los alrededor de 3,8 billones que llegó a registrar en 2015, según datos del Instituto de Finanzas Internacionales.

La presencia del presidente chino ha eclipsado las importantes ausencias de los líderes mundiales este año en Davos. Ni la canciller Angela Merkel, ni su homólogo francés, ni buena parte de los líderes latinoamericanos –con la excepción del presidente colombiano, Juan Manuel Santos—, ni el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, asistirán este año a la cita suiza, donde destaca la ausencia –tras años de protagonismo—de los grandes banqueros centrales.

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