Putin ignora a Obama y espera a Trump para resolver el conflicto con Estados Unidos

El presidente electo americano alaba el gesto del ruso de no responder con las mismas medidas a las sanciones por pirateo

Rodrigo Fernández
Amanda Mars
Moscú / Nueva York, El País
La era Obama se acerca a su fin en medio de una crisis con Rusia que ha despertado los fantasmas de la Guerra Fría. El presidente estadounidense ha impuesto sanciones por unos ciberataques en la campaña presidencial que atribuye al Gobierno de Vladímir Putin para influir en las elecciones, pero afronta críticas por haber actuado tarde. El mandatario ruso dio este viernes por amortizado a Obama al renunciar a responder a la expulsión de diplomáticos rusos de EE UU a la espera de Donald Trump. El presidente electo ya ha dado muestras de simpatías: “Gran jugada [la de Putin]. Siempre supe que era muy inteligente”, dijo Trump en su cuenta de Twitter mostrando una vez más el cambio de ciclo en la política respecto al viejo enemigo de Estados Unidos.


La decisión de Putin de esperar al sucesor de Barack Obama —la toma de posesión de Trump es el 20 de enero— fue una sorpresa tanto para los observadores como para los rusos de a pie, que estaban acostumbrados desde los tiempos soviéticos a aplicar la reciprocidad en respuesta a las expulsiones de personal diplomático. “No le vamos a crear problemas a los diplomáticos estadounidenses. No expulsaremos a nadie. No prohibiremos ni a sus familias, ni a sus hijos disfrutar de sus lugares habituales de descanso en las fiestas de fin de año”, aseguró Putin.

Su inesperada declaración llegó pocas horas después de que el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, le propusiera oficialmente y reflejando la opinión de “colegas de otras instituciones” que aplicara las mismas medidas tomadas por Washington el jueves y expulsara también a 35 diplomáticos. “Reservándonos el derecho a tomar medidas de respuesta, no nos rebajaremos al nivel de una diplomacia de cocina, irresponsable, sino que elaboraremos los siguientes pasos para restablecer las relaciones ruso-estadounidenses teniendo en cuenta la política que aplicará la Administración del presidente Trump”, agregó Putin, en un comunicado en el que no dejó de felicitar el año nuevo a Obama, a Trump y a todos los estadounidenses.

Tanto la CIA, como el FBI y el resto de agencias de inteligencia de Estados Unidos consideran probado que el Kremlin espió al Partido Demócrata y otras instituciones desde, al menos, la primavera de 2015 con el objetivo de favorecer la llegada de Trump a la Casa Blanca.

Putin niega categóricamente la acusación, a su juicio infundada y de la que dice que no hay pruebas. La primera acusación directa a Rusia llegó a primeros de octubre y las sanciones se anunciaron el jueves. No solo los republicanos han tachado de tardías y escasas las represalias, como dijo el líder de los conservadores en Washington, Paul Ryan, sino que este mismo mes también recibió críticas desde las filas demócratas.

El editorial de The New York Times también criticó que la respuesta llegaba tarde. El magnate, en un aprieto Aun así, las sanciones recién impuestas por Obama dejan a Trump, que ha mostrado sus simpatías con Putin, en un aprieto: tratar de revertir la represalia significaría desautorizar a todo el sistema de seguridad e inteligencia del país y, además, empezar su Gobierno con una guerra con su propio partido. Una de sus principales consejeras, Kellyanne Conway, tildó las medidas de “encerrona” para el presidente electo con el objetivo de condicionar las relaciones entre EE UU y Rusia.

La falta de represalias tiene sentido si el Kremlin también considera que esa es la intención de Obama. De haber expulsado a otros tantos diplomáticos, hubiera significado que Moscú había caído en la trampa de insistir en la confrontación, sepultando en gran parte las posibilidades de disminuir la tensión que ha surgido entre los dos países. Como ya comentan algunos medios locales, después de este gesto de buena voluntad por parte del Kremlin le será más fácil a Trump detener el deterioro de las relaciones, si es que se propone ese objetivo.

Lavrov había dicho por la mañana que Rusia no podía “dejar pasar semejantes impertinencias” y que debía responder con las mismas medidas. Para ello proponía a Putin declarar “persona non grata a 31 funcionarios de la Embajada de EE UU en Moscú y a cuatro del Consulado General de EE UU en San Petersburgo”. Lavrov explicó sus propuestas en la televisión después de que el primer ministro, Dmitri Medvédev, hubiera publicado en Twitter y Facebook que lamentaba que Obama acabara su mandato “en una agonía antirrusa”.

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