La nueva generación Le Pen se mantiene fiel a la bronca generacional
La pésima relación entre el fundador del FN y su hija da paso a las tensiones entre esta y la nieta del patriarca
Carlos Yárnoz
París, El País
A Marion Maréchal-Le Pen, la presumible heredera de la finca familiar en que se ha convertido el Frente Nacional, le han amargado el sábado la fiesta de su 27 cumpleaños. La sobrina de la presidenta del partido ultraderechista y Florian Philippot, todopoderoso vicepresidente de la formación, han protagonizado el fin de semana una bronca pública y la jefa le ha dado la razón al considerado su mano derecha.
Ya se sabe que la historia de la familia Le Pen es inseparable de la del FN. Desde su nacimiento hace casi medio siglo hasta nuestros días. Y nada hace temblar más los cimientos de la organización que las constantes trifulcas en la familia. El cisma revoloteó en el partido cuando la presidenta expulsó el año pasado a su padre y fundador, Jean-Marie Le Pen. Este adora a su nieta Maréchal y la considera la heredera natural de la formación a la vez que se “avergüenza” de que Marine lleve su apellido.
Con estos precedentes, cualquier gesto sospechoso de Marion hace saltar todas las alarmas. Y esta semana pasada ha ocurrido de nuevo. La nieta dijo que habría que poner coto a la subvención ilimitada a las mujeres que abortan. Era la posición oficial aprobada por el FN en 2011, pero no la de la actual cúpula. Así que Philippot, que siempre ha visto Maréchal como una rival, saltó a la yugular: “Esa persona está sola y aislada” en ese terreno.
Pero no, no está aislada. Fue la que más votos sacó en aquel Congreso de 2011 y cuenta con apoyos cerrados en su feudo de la región Provenza-Alpes-Costa Azul, precisamente el de su abuelo. Por eso, la desabrida reacción del vicepresidente originó una ola de adhesiones de militantes a Maréchal.
Marine Le Pen -cuya pareja, Louis Alliot, también es vicepresidente- se vio obligada a intervenir, pero lo hizo en contra de su sobrina. “Ese debate (sobre el aborto) está zanjado”. Algunos aliados de la joven han sido invitados a dejar el partido si mantienen su actitud.
A juzgar por su reacción, Maréchal, en efecto, ha heredado para empezar la agresividad y la lengua fácil de su abuelo. “Nada puede justificar”, ha declarado a Journal du Dumanche, que Philippot se refiera a ella como “esa persona”.
También ha heredado del patriarca las posiciones más arcaicas. Ha sido la única dirigente del FN que se ha manifestado contra el matrimonio entre homosexuales y considera blando incluso al católico militante François Fillon, el nuevo líder de la derecha de Los Republicanos, por haber votado que el aborto es un derecho fundamental, por relaciones con dirigentes musulmanes o por haber permitido la entrada de migrantes cuando era primer ministro.
Si la situación se mantiene en el tiempo, los bandazos en el FN se vislumbran claros. El Menhir, como se conoce al fundador, mantuvo siempre posiciones filonazis y violentas. Su hija avanza con éxito en su plan de desdiabolización como estrategia necesaria para llegar al poder. Y la nieta sueña con recuperar las esencias. “Todos somos herederos de Jean-Marie Le Pen”. Al menos no se oculta.
Carlos Yárnoz
París, El País
A Marion Maréchal-Le Pen, la presumible heredera de la finca familiar en que se ha convertido el Frente Nacional, le han amargado el sábado la fiesta de su 27 cumpleaños. La sobrina de la presidenta del partido ultraderechista y Florian Philippot, todopoderoso vicepresidente de la formación, han protagonizado el fin de semana una bronca pública y la jefa le ha dado la razón al considerado su mano derecha.
Ya se sabe que la historia de la familia Le Pen es inseparable de la del FN. Desde su nacimiento hace casi medio siglo hasta nuestros días. Y nada hace temblar más los cimientos de la organización que las constantes trifulcas en la familia. El cisma revoloteó en el partido cuando la presidenta expulsó el año pasado a su padre y fundador, Jean-Marie Le Pen. Este adora a su nieta Maréchal y la considera la heredera natural de la formación a la vez que se “avergüenza” de que Marine lleve su apellido.
Con estos precedentes, cualquier gesto sospechoso de Marion hace saltar todas las alarmas. Y esta semana pasada ha ocurrido de nuevo. La nieta dijo que habría que poner coto a la subvención ilimitada a las mujeres que abortan. Era la posición oficial aprobada por el FN en 2011, pero no la de la actual cúpula. Así que Philippot, que siempre ha visto Maréchal como una rival, saltó a la yugular: “Esa persona está sola y aislada” en ese terreno.
Pero no, no está aislada. Fue la que más votos sacó en aquel Congreso de 2011 y cuenta con apoyos cerrados en su feudo de la región Provenza-Alpes-Costa Azul, precisamente el de su abuelo. Por eso, la desabrida reacción del vicepresidente originó una ola de adhesiones de militantes a Maréchal.
Marine Le Pen -cuya pareja, Louis Alliot, también es vicepresidente- se vio obligada a intervenir, pero lo hizo en contra de su sobrina. “Ese debate (sobre el aborto) está zanjado”. Algunos aliados de la joven han sido invitados a dejar el partido si mantienen su actitud.
A juzgar por su reacción, Maréchal, en efecto, ha heredado para empezar la agresividad y la lengua fácil de su abuelo. “Nada puede justificar”, ha declarado a Journal du Dumanche, que Philippot se refiera a ella como “esa persona”.
También ha heredado del patriarca las posiciones más arcaicas. Ha sido la única dirigente del FN que se ha manifestado contra el matrimonio entre homosexuales y considera blando incluso al católico militante François Fillon, el nuevo líder de la derecha de Los Republicanos, por haber votado que el aborto es un derecho fundamental, por relaciones con dirigentes musulmanes o por haber permitido la entrada de migrantes cuando era primer ministro.
Si la situación se mantiene en el tiempo, los bandazos en el FN se vislumbran claros. El Menhir, como se conoce al fundador, mantuvo siempre posiciones filonazis y violentas. Su hija avanza con éxito en su plan de desdiabolización como estrategia necesaria para llegar al poder. Y la nieta sueña con recuperar las esencias. “Todos somos herederos de Jean-Marie Le Pen”. Al menos no se oculta.