Estados Unidos impone sanciones a Rusia por ciberataques durante las elecciones

Obama expulsa a 35 diplomáticos y cierra dos centros propiedad del Gobierno ruso.
Trump dice que se reunirá con oficiales de inteligencia para tener más detalles de la situación

Amanda Mars
Nueva York, El País
Estados Unidos ha anunciado este jueves duras sanciones contra Rusia, a cuyo Gobierno acusa de haber intervenido en las elecciones presidenciales orquestando ataques informáticos que dañaron la campaña de la demócrata Hillary Clinton y, según la CIA, buscaban favorecer a Donald Trump. Las medidas ilustran el pronunciado cambio de ciclo que afronta la primera potencial mundial. Mientras el presidente electo ha hecho gala de una inusitada proximidad a Rusia, el saliente, Barack Obama, deja en su epílogo acciones de calado contra su viejo enemigo.


La Casa Blanca ha sancionado a cinco entidades y seis individuos por ciberespionaje, ha revelado sus identidades y ha ordenado también la salida del país —en el plazo de 72 horas— de 35 agentes de inteligencia y sus familias adscritos a la Embajada de Washington y del Consulado de Los Ángeles. Asimismo, ha decidido el cierre inmediato de dos centros propiedad del Gobierno ruso en Nueva York y Maryland. Se prohibirá su acceso mañana viernes al mediodía.

En su comunicado, Obama denuncia un "acoso inaceptable" a funcionarios estadounidenses en Moscú, por parte de policía y servicios de inteligencia rusos, y una serie de ciberataques por los que, advierte, "todos los americanos deberían estar alarmados". El presidente ha articulado las sanciones a través de una orden ejecutiva aprobada en abril de 2015 que daba poderes al presidente para responder ante acciones de espionaje informático que pusieran en riesgo infraestructuras críticas o información crítica con fines económicos, entre otros. Ahora ha incorporado una enmienda por la cual también puede aplicar la citada orden 13964 cuando el pirateo busque "interferir o menoscabar en instituciones o procesos electorales".

Los correos robados del equipo de Clinton, difundidos por parte de Wikileaks, revelaron que la dirección del partido demócrata favorecía a Clinton frente a su rival, Bernie Sanders, durante las primarias, lo que supuso la dimisión de la presidenta de la formación. Otros mensajes, de menor repercusión, ponían de relieve algunas contradicciones internas o la proximidad de la candidata con Wall Street, una de sus flaquezas para conquistar al voto más progresista americano.

Moscú, que rechaza las acusaciones, advirtió a través de un portavoz que el Gobierno procederá a las "represalia adecuada" a las sanciones. Las relaciones entre ambos países se encuentran en una de las fases más crispadas del periodo posterior a la Guerra Fría, debido al caso del pirateo y el enfrentamiento en el conflicto de Siria y Ucrania.

Trump reaccionó con una declaración tibia, que no aclara si piensa revocar las medidas cuando tome posesión de su cargo, el 20 de enero. "Es hora de que nuestro país pase a cosas mayores y mejores. No obstante, en interés de este país y su gran gente, me reuniré con los líderes de la comunidad de inteligencia la próxima semana con el fin de informarme de las novedades", dijo, en tono conciliador con unos servicios de inteligencia a los que ha criticado, en el pasado.

En concreto, las sanciones por ciberataques afectan a dos agencias de inteligencia rusas (el Directorio Principal de Inteligencia y el Servicio de Seguridad Federal) y tres compañías (el Centro Especial de Tecnología, Zorsecurity y la Asociación Profesional del Diseño de Proceso de Datos) que, según Estados Unidos, proporcionaron apoyo material para el ciberataque. También ha apuntado a cuatro cargos del Directorio.

En paralelo, el Departamento del Tesoro ha señalado también a dos individuos rusos de pirateo de información financiera con fines económicos, con una sanción que congela sus activos en Estados Unidos y les impide hacer negocios en el país. La Casa Blanca también ha difundido un informe del del FBI y el departamento de Interior con los datos técnicos de los ciberataques que le atribuye a Rusia con el fin de ayudar a compañías e instituciones a defenderse de posibles amenazas.
Trump puede revertir la medida

Por la mañana, fuentes de la Administración citadas por Reuters bajo condición de anonimato señalaron que se quería evitar una escalada de ciberataques entre ambos países y, por ello, descartaban medidas como el robo de comunicaciones por Internet o cualquier otra medida que excediera el pirateo del que acusaban al Gobierno de Putin. No obstante, el presidente Obama advierte de que las acciones anunciadas este jueves no son todas las sanciones previstas, sino que seguirán tomando medidas "en el momento y lugar" de su elección, "algunas de las cuales no serán publicitadas." No tiene mucho tiempo, ya que en 22 días, Trump, reacio a estas medidas, será presidente. La duda es si intentará revocar las ya impuestas pese a la presión de que muchos de los republicanos, empezando por el líder de la Cámara de Representantes (Paul Ryan) las defienden.

Estados Unidos empezó a señalar a Rusia como responsable del pirateo a primeros de octubre mediante un comunicado de la Dirección Nacional de Inteligencia, que engloba a las 17 agencias de espionaje de EE UU, y del Departamento de Seguridad Interior. Faltaba un mes para las elecciones y Obama rehusó hablar de medidas de respuesta, pero este diciembre se conoció que la CIA acusaba a Rusia no solo de estar detrás de los ciberataques, sino de haberlo llevado a cabo con el objetivo de empujar la carrera de Trump a la Casa Blanca.

Este cuestiona dichas conclusiones y se ha mostrado contrario a sanciones. En su momento, cuando se filtraron los primeros correos de la campaña de Clinton, el entonces candidato republicano dejó estupefacta a buena parte del país al animar jocosamente de Rusia a espiar a la candidata republicana. Este jueves, un portavoz del equipo de transición insistió en conferencia telefónica en que el Gobierno, de tenerlas, debería hacer públicas las pruebas de que alguien ha interferido en las elecciones. “Deberíamos seguir adelante con nuestras vidas”, había dicho Trump el miércoles a los periodistas que le preguntaron por el asunto.

Este episodio y las discrepancias sobre el conflicto israelí —a raíz de la última votación en la ONU — han roto el clima pacífico en el que se estaba produciendo el traspaso de poderes entre Obama y Trump.

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