El presidente de Filipinas amenaza con lanzar a altos cargos corruptos desde un helicóptero
Rodrigo Duterte admite que ya mató una vez a un secuestrador de esta manera: "¿Por qué no lo haría de nuevo?", sostiene
El País
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha amenazado con lanzar a los altos cargos que sean acusados por corrupción desde un helicóptero. El mandatario sostiene que ya empleó este método con un secuestrador años atrás. Se trata de un caso en la región de Camarines Sur en el que una mujer fue secuestrada, violada y asesinada a pesar de que sus padres habían pagado un rescate por ella. Duterte ha explicado que en esa ocasión el presunto agresor fue lanzado desde un helicóptero: "Ya lo hice una vez, ¿por qué no podría hacerlo de nuevo?", ha preguntado.
Duterte se ganó la confianza de los filipinos como alcalde de la ciudad de Dávao, al sur del país, tras una intensa campaña de lucha contra el narcotráfico con el compromiso de acabar con la delincuencia matando a narcotraficantes. Desde que asumió el cargo en julio, las autoridades afirman que han matado a más de 5.000 personas que presuntamente tenían relación con el narcotráfico.
Su figura no deja a nadie indiferente: las organizaciones pro derechos humanos critican duramente sus ejecuciones extrajudiciales, pero el 76% de los ciudadanos filipinos están satisfechos con su gestión. Ha conseguido mandar a rehabilitación a 700.000 adictos y llamó "hijo de puta" a Obama. El pasado 14 de diciembre, el presidente filipino admitió haber matado personalmente a presuntos criminales: "Tenía que mostrar a los agentes que si yo podía hacerlo, ¿por qué no ellos?".
El País
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha amenazado con lanzar a los altos cargos que sean acusados por corrupción desde un helicóptero. El mandatario sostiene que ya empleó este método con un secuestrador años atrás. Se trata de un caso en la región de Camarines Sur en el que una mujer fue secuestrada, violada y asesinada a pesar de que sus padres habían pagado un rescate por ella. Duterte ha explicado que en esa ocasión el presunto agresor fue lanzado desde un helicóptero: "Ya lo hice una vez, ¿por qué no podría hacerlo de nuevo?", ha preguntado.
Duterte se ganó la confianza de los filipinos como alcalde de la ciudad de Dávao, al sur del país, tras una intensa campaña de lucha contra el narcotráfico con el compromiso de acabar con la delincuencia matando a narcotraficantes. Desde que asumió el cargo en julio, las autoridades afirman que han matado a más de 5.000 personas que presuntamente tenían relación con el narcotráfico.
Su figura no deja a nadie indiferente: las organizaciones pro derechos humanos critican duramente sus ejecuciones extrajudiciales, pero el 76% de los ciudadanos filipinos están satisfechos con su gestión. Ha conseguido mandar a rehabilitación a 700.000 adictos y llamó "hijo de puta" a Obama. El pasado 14 de diciembre, el presidente filipino admitió haber matado personalmente a presuntos criminales: "Tenía que mostrar a los agentes que si yo podía hacerlo, ¿por qué no ellos?".