El Papa recibe a Santos y Uribe en el Vaticano
El presidente colombiano visita al pontífice por tercera vez y le ruega "su ayuda" en el proceso de paz
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Pablo Ordaz
Javier Lafuente
Roma / Bogotá, El País
Álvaro Uribe cruzó ayer el Atlántico sin moverse ni un milímetro. El exmandatario colombiano y actual senador del Centro Democrático acudió al Vaticano coincidiendo con la visita prevista del presidente Juan Manuel Santos, pero ni frente al papa Francisco, que antes se había reunido con cada uno por separado, mostró alguna intención de acercarse al segundo acuerdo de paz alcanzado por el Gobierno y las FARC. Jorge Mario Bergoglio les advirtió la importancia de la “cultura del encuentro” y el “diálogo sincero”.
Nada más terminarse el encuentro, que se desarrolló en la biblioteca del palacio pontificio, volvió a quedar de manifiesto la magnitud del desencuentro. En el fondo y en la forma. Mientras la comitiva del presidente Santos abandonaba la plaza de San Pedro para dirigirse a visitar al presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, el senador Uribe acudió al encuentro con los periodistas para insistir en sus objeciones al acuerdo, como ha venido haciendo antes del plebiscito del 2 de octubre y tras el segundo acuerdo de paz alcanzado por el Gobierno y las FARC.
Durante la mañana del viernes, y coincidiendo con la gira europea de Santos, el Papa tenía previsto recibir al presidente de Colombia, pero la noche del jueves trascendió que también Uribe viajaría a Roma. Aunque no ha quedado claro si fue el propio expresidente quien mostró su disposición a hacer coincidir su visita con la de Santos, sí es cierto que la secretaría de Estado vaticana, a instancias del Papa, venía dando “pasos diplomáticos discretos” para reducir diferencias. Bergoglio recibió primero al presidente Santos en audiencia privada y, tras 20 minutos de diálogo privado y del protocolario intercambio de regalos, atendió a Uribe, que llegó directamente desde el aeropuerto. A continuación, se produjo la reunión de los tres a solas.
Uribe relató después que, en su reunión privada con Francisco, le pidió que intercediera ante Santos para que este aflojara sus planteamientos de cara a la implementación de los acuerdos. “La verdad es que él [Santos] tiene sus tesis. Yo expresé mis preocupaciones y ojalá hubiera alguna oportunidad de apertura. Mutuamente nos escuchamos", explicó. “Le pedí que modificase los acuerdos y temas muy delicados que él no ha querido reformar y le pedí apertura delante de su santidad”, añadió Uribe.
Pese a mantenerse firme en sus planteamientos frente al nuevo acuerdo de paz, al que se incorporaron muchos de los planteamientos de los partidarios del ‘no’, Uribe aseguró que “en la batalla democrática no puede haber odios”. “Yo me los curo, no dejo que prosperen, pero lo que sí hay son unas convicciones”, añadió, cercenando cualquier acercamiento posible de él y su partido a los acuerdos de paz antes de que se inicie la carrera presidencial de 2018.
Por su parte, el presidente Santos se dirigió a la prensa una vez terminada reunión con el presidente Matarella. Explicó que, ante el Papa y Uribe, subrayó que “los acuerdos ya están firmados y en proceso de implementación” y que es precisamente ahí donde pueden sentarse para ver qué necesitan los colombianos. Santos añadió: “Por parte del Gobierno, hay la mejor disposición. Como hablamos ante Su Santidad, la paz se construye como una catedral, ladrillo a ladrillo. Y eso requiere el esfuerzo de mucha gente durante mucho tiempo. Y eso es lo que Colombia tiene por delante, afortunadamente ya sin el lastre de una guerra y de un conflicto armado”.
El presidente colombiano entregó a Francisco como regalo el llamado "balígrafo", una bala de ametralladora convertida en bolígrafo y con el que Santos y el líder de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño, "Timochenko", firmaron los acuerdos de paz en Cartagena de Indias. La bala calibre 50 transformada en bolígrafo que se regaló al Papa lleva grabada la frase : "Las balas escribieron nuestro pasado. La paz, nuestro futuro", que Santos le dijo a Timochenko cuando las partes firmaron el acuerdosobre cese al fuego y de hostilidades bilateral en La Habana. Otro de los regalos de Santos al pontífice fue una escultura de cerámica que representaba una corona de orquídeas y realizada por una artista colombiana
Por su parte, Francisco le regaló un medallón en bronce que simboliza la paz, el discurso para la Jornada Mundial de la Paz en la que invita a los mandatarios a la "no violencia" y los tres libros que ha escrito durante el pontificado.
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Pablo Ordaz
Javier Lafuente
Roma / Bogotá, El País
Álvaro Uribe cruzó ayer el Atlántico sin moverse ni un milímetro. El exmandatario colombiano y actual senador del Centro Democrático acudió al Vaticano coincidiendo con la visita prevista del presidente Juan Manuel Santos, pero ni frente al papa Francisco, que antes se había reunido con cada uno por separado, mostró alguna intención de acercarse al segundo acuerdo de paz alcanzado por el Gobierno y las FARC. Jorge Mario Bergoglio les advirtió la importancia de la “cultura del encuentro” y el “diálogo sincero”.
Nada más terminarse el encuentro, que se desarrolló en la biblioteca del palacio pontificio, volvió a quedar de manifiesto la magnitud del desencuentro. En el fondo y en la forma. Mientras la comitiva del presidente Santos abandonaba la plaza de San Pedro para dirigirse a visitar al presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, el senador Uribe acudió al encuentro con los periodistas para insistir en sus objeciones al acuerdo, como ha venido haciendo antes del plebiscito del 2 de octubre y tras el segundo acuerdo de paz alcanzado por el Gobierno y las FARC.
Durante la mañana del viernes, y coincidiendo con la gira europea de Santos, el Papa tenía previsto recibir al presidente de Colombia, pero la noche del jueves trascendió que también Uribe viajaría a Roma. Aunque no ha quedado claro si fue el propio expresidente quien mostró su disposición a hacer coincidir su visita con la de Santos, sí es cierto que la secretaría de Estado vaticana, a instancias del Papa, venía dando “pasos diplomáticos discretos” para reducir diferencias. Bergoglio recibió primero al presidente Santos en audiencia privada y, tras 20 minutos de diálogo privado y del protocolario intercambio de regalos, atendió a Uribe, que llegó directamente desde el aeropuerto. A continuación, se produjo la reunión de los tres a solas.
Uribe relató después que, en su reunión privada con Francisco, le pidió que intercediera ante Santos para que este aflojara sus planteamientos de cara a la implementación de los acuerdos. “La verdad es que él [Santos] tiene sus tesis. Yo expresé mis preocupaciones y ojalá hubiera alguna oportunidad de apertura. Mutuamente nos escuchamos", explicó. “Le pedí que modificase los acuerdos y temas muy delicados que él no ha querido reformar y le pedí apertura delante de su santidad”, añadió Uribe.
Pese a mantenerse firme en sus planteamientos frente al nuevo acuerdo de paz, al que se incorporaron muchos de los planteamientos de los partidarios del ‘no’, Uribe aseguró que “en la batalla democrática no puede haber odios”. “Yo me los curo, no dejo que prosperen, pero lo que sí hay son unas convicciones”, añadió, cercenando cualquier acercamiento posible de él y su partido a los acuerdos de paz antes de que se inicie la carrera presidencial de 2018.
Por su parte, el presidente Santos se dirigió a la prensa una vez terminada reunión con el presidente Matarella. Explicó que, ante el Papa y Uribe, subrayó que “los acuerdos ya están firmados y en proceso de implementación” y que es precisamente ahí donde pueden sentarse para ver qué necesitan los colombianos. Santos añadió: “Por parte del Gobierno, hay la mejor disposición. Como hablamos ante Su Santidad, la paz se construye como una catedral, ladrillo a ladrillo. Y eso requiere el esfuerzo de mucha gente durante mucho tiempo. Y eso es lo que Colombia tiene por delante, afortunadamente ya sin el lastre de una guerra y de un conflicto armado”.
El presidente colombiano entregó a Francisco como regalo el llamado "balígrafo", una bala de ametralladora convertida en bolígrafo y con el que Santos y el líder de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño, "Timochenko", firmaron los acuerdos de paz en Cartagena de Indias. La bala calibre 50 transformada en bolígrafo que se regaló al Papa lleva grabada la frase : "Las balas escribieron nuestro pasado. La paz, nuestro futuro", que Santos le dijo a Timochenko cuando las partes firmaron el acuerdosobre cese al fuego y de hostilidades bilateral en La Habana. Otro de los regalos de Santos al pontífice fue una escultura de cerámica que representaba una corona de orquídeas y realizada por una artista colombiana
Por su parte, Francisco le regaló un medallón en bronce que simboliza la paz, el discurso para la Jornada Mundial de la Paz en la que invita a los mandatarios a la "no violencia" y los tres libros que ha escrito durante el pontificado.