El Milán triunfa en los penaltis y acaba con la sequía de títulos

El Milán ganó su séptima Supercopa de Italia derrotando en los penaltis (4-5) a una Juventus que vuelve a caer en Doha, donde hace dos años perdió con el Nápoles.

Mirko Calemme
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El Milán ganó su séptima Supercopa de Italia derrotando en los penaltis (4-5) a una Juventus que vuelve a caer en el estadio Jassim Bin Hamad de Doha, donde hace dos años perdió con el Nápoles. Donnarumma, con una tranquilidad que desentona con sus 17 años, fue uno de los protagonistas neutralizando la pena máxima de Dybala, mientras que Pasalic firmó el penalti decisivo. Fue un partido igualado, que la Juve había empezado bien abriendo la lata con Chiellini tras un córner. Los rossoneri, liderados por Suso, pusieron las tablas antes del descanso con Bonaventura, que golpeó con la cabeza un venenoso centro del español.


La reanudación comenzó con espectáculo: un testarazo de Romagnoli se topó con el travesaño tras un saque de esquina y Allegri sacó a Dybala en el lugar de Pjanic. Su llegada hizo todavía más vivaz el ataque de los bianconeri, que pero perdieron por lesión a Sandro (en la primera mitad) y a Sturaro, sustituidos por Evra y Lemina. Su precaria condición física favoreció el buen final del Milán: Suso se hizo otra vez imparable y sirvió a Bacca dos centros perfectos, que el exsevillista no aprovechó. Al principio de la prórroga el colombiano tiró otra inmensa ocasión, no empujando entre palos un rechace de Buffon a un metro de la línea de gol. Su partido (y, probablemente, su aventura italiana) se acabó allí: Montella lo sustituyó con Lapadula y cambió a Abate con Antonelli.

Una superioridad física que los rossoneri no utilizaron, dejando a sus rivales la oportunidad de sentenciar la contienda antes de los penaltis con Dybala. Sin embargo, desde los once metros sí lograron un triunfo merecido, el primero desde 2011 y el 29 de la era Berlusconi. Quizás, el último del Cavaliere.

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