El Dinamo Kiev arrolló a la peor versión del Besiktas: eliminado
Los turcos necesitaban ganar y se llevaron seis, aunque pudieron ser más. El árbitro no ayudó: falló en el penalti y expulsión del 2-0. Fabri acabó llorando con el 4-0.
Jesús Colino
As
La posibilidad de entrar en la historia —para bien— acabó sepultando al Besiktas en Kiev y, donde se esperaba fiesta, hubo una actuación desastrosa, casi histórica —para mal— en la que todo salió mal a los turcos: errores individuales, del árbitro, rebotes envenenados... Las lágrimas del guardameta español Fabri antes del descanso, con 4-0 ya para el Dinamo de Kiev, lo decían todo. Al final fueron seis, y pudieron ser más. Una noche negra que manda al Besiktas a la Europa League.
El suicidio deportivo del Besiktas empezó bien pronto. Histérico con el balón en los pies, no había hilado tres pases seguidos cuando el Dinamo le pegó el primer bofetón. Yarmolenko, que abusó toda la noche de la defensa turca, se coló por la derecha, llegó a la línea de fondo y sirvió un pase de la muerte que Besedin sólo tuvo que empujar.
Un accidente, pensaría quizá la afición turca. Pero el Besiktas, que no había perdido ni en Liga ni Champions, demostró ser Quaresma y no mucho más. Con eso y unas dosis de épica le valió para llegar muy vivo a la última jornada, pero en Kiev no fue suficiente. Y en la noche negra tampoco faltó el árbitro, que asestó el siguiente golpe, duro y ya definitivo. Beck y Derlis corrieron detrás de un balón, el defensa se cayó, las piernas de ambos se engancharon y el paraguayo cayó también. Penalti más que dudoso y expulsión totalmente injusta. Yarmolenko marcó y el Besiktas se desmoronó. Dos minutos después, Tosic, último defensa, regaló un balón y, pese a la primera parada de Fabri, Buyalskiy anotó a placer el 3-0 en el minuto 32'.
Aún quedaba un resquicio para creer: el Besiktas ya le había igualado un 0-3 al Benfica en la penúltima jornada. El equipo empezó a achuchar y a colgar balones a un Aboubakar que estuvo nefasto (y acabó autoexpulsándose). Y así, en el añadido, Yarmolenko armó una contra y Derlis, de rebote, marcó el cuarto. Fabri no sabía ni dónde meterse.
Si alguien en Turquía tenía algo de fe en el milagro, Aboubakar terminó de negársela al ver la segunda amarilla por patear un balón cuando ya había pitado el árbitro, que tampoco tuvo mano izquierda con el camerunés. En el 60', Sydorchuk cogió un rechace de Fabri, que bastante hizo toda la noche, y anotó el quinto. Contra nueve, el Dinamo ya se recreó. En el 76', Moraes hizo el sexto, tras fuera de juego de Yarmolenko; Rybalka chutó luego al poste, Yarmolenko también rondó el séptimo... Lo que mal empezó, acabó fatal para el Besiktas, congelado en la noche de Kiev. Le queda el premio menor, pero el varapalo le va a doler mucho tiempo...
Jesús Colino
As
La posibilidad de entrar en la historia —para bien— acabó sepultando al Besiktas en Kiev y, donde se esperaba fiesta, hubo una actuación desastrosa, casi histórica —para mal— en la que todo salió mal a los turcos: errores individuales, del árbitro, rebotes envenenados... Las lágrimas del guardameta español Fabri antes del descanso, con 4-0 ya para el Dinamo de Kiev, lo decían todo. Al final fueron seis, y pudieron ser más. Una noche negra que manda al Besiktas a la Europa League.
El suicidio deportivo del Besiktas empezó bien pronto. Histérico con el balón en los pies, no había hilado tres pases seguidos cuando el Dinamo le pegó el primer bofetón. Yarmolenko, que abusó toda la noche de la defensa turca, se coló por la derecha, llegó a la línea de fondo y sirvió un pase de la muerte que Besedin sólo tuvo que empujar.
Un accidente, pensaría quizá la afición turca. Pero el Besiktas, que no había perdido ni en Liga ni Champions, demostró ser Quaresma y no mucho más. Con eso y unas dosis de épica le valió para llegar muy vivo a la última jornada, pero en Kiev no fue suficiente. Y en la noche negra tampoco faltó el árbitro, que asestó el siguiente golpe, duro y ya definitivo. Beck y Derlis corrieron detrás de un balón, el defensa se cayó, las piernas de ambos se engancharon y el paraguayo cayó también. Penalti más que dudoso y expulsión totalmente injusta. Yarmolenko marcó y el Besiktas se desmoronó. Dos minutos después, Tosic, último defensa, regaló un balón y, pese a la primera parada de Fabri, Buyalskiy anotó a placer el 3-0 en el minuto 32'.
Aún quedaba un resquicio para creer: el Besiktas ya le había igualado un 0-3 al Benfica en la penúltima jornada. El equipo empezó a achuchar y a colgar balones a un Aboubakar que estuvo nefasto (y acabó autoexpulsándose). Y así, en el añadido, Yarmolenko armó una contra y Derlis, de rebote, marcó el cuarto. Fabri no sabía ni dónde meterse.
Si alguien en Turquía tenía algo de fe en el milagro, Aboubakar terminó de negársela al ver la segunda amarilla por patear un balón cuando ya había pitado el árbitro, que tampoco tuvo mano izquierda con el camerunés. En el 60', Sydorchuk cogió un rechace de Fabri, que bastante hizo toda la noche, y anotó el quinto. Contra nueve, el Dinamo ya se recreó. En el 76', Moraes hizo el sexto, tras fuera de juego de Yarmolenko; Rybalka chutó luego al poste, Yarmolenko también rondó el séptimo... Lo que mal empezó, acabó fatal para el Besiktas, congelado en la noche de Kiev. Le queda el premio menor, pero el varapalo le va a doler mucho tiempo...