Copenhague cumple y gana en Brujas, pero se queda sin premio
Además de vencer en Bélgica, los daneses necesitaban un pinchazo del Oporto ante el Leicester para pasar a octavos y tendrán que conformarse con la Europa League.
Joaquín del Pozo
As
La fase de grupos de la Champions League ya forma parte del pasado, pero, como es lógico, no todos la han terminado con el mismo sabor de boca. Brujas y Copenhague llegaban a la última jornada en situaciones completamente distintas. Mientras que los daneses soñaban con lograr el pase a octavos de final, para los belgas, que aún no habían puntuado, el partido no era más que un mero trámite. Prueba de ello son los siete cambios que presentaron en el once con respecto al primer encuentro de Liga de Campeones. Tan sólo Butelle, Van Rhijn, Pina y Denswil partieron de inicio en el 0-3 encajado ante el Leicester a mediados de septiembre.
La primera ocasión del partido no se hizo esperar demasiado. Cuando los aficionados rezagados aún no habían terminado de ocupar sus asientos en el Jan Breydelstadion, una aparición sorpresiva de Van Rhijn por el carril diestro obligó a Olsen a sacar una buena mano y evitar el primer tanto del Brujas. A pesar de no jugarse nada más allá de la prima económica que reparte la UEFA en cada encuentro, los de Michel Preud'homme salieron muy metidos en el partido hasta que una acción a balón parado frenó este arreón. En el minuto 8, Delaney remató una falta colgada por Falk con la mala fortuna para los intereses locales de que Mechele introdujo el balón en su propia portería. A partir de ese momento, el Copenhague se hizo con el dominio y el segundo tanto no tardó en llegar. Cuando sólo había transcurrido un cuarto de hora desde el pitido inicial, Jorgensen evidenció el desastre defensivo del equipo belga en el juego aéreo. El central danés conectó un cabezazo, tras un córner ejecutado por Augustinsson, y batió a Butelle para dar la tranquilidad a los de Solbakken.
El Copenhague ya tenía lo que quería, por lo que se limitó a mantener la compostura en defensa y tratar de matar el partido en algún despiste del Brujas. Una fea entrada de Kvist, poco antes del descanso, puso la nota discordante a una primera parte plácida para el colegiado inglés Michael Oliver, como también lo fue la segunda.
En la reanudación, pese a que las noticias que llegaban desde Oporto no eran nada esperanzadoras, los daneses continuaron mostrándose claramente superiores. Salvo en algún escarceo aislado de Wesley, Olsen no tuvo que ponerse el traje de faena.
El Copenhague necesitaba ganar en Bélgica y cumplió. Y además sin sufrir. Sin embargo, fue insuficiente. Los de Solbakken hicieron los deberes, pero se tendrán que conformar con seguir su andadura en la Europa League.
Joaquín del Pozo
As
La fase de grupos de la Champions League ya forma parte del pasado, pero, como es lógico, no todos la han terminado con el mismo sabor de boca. Brujas y Copenhague llegaban a la última jornada en situaciones completamente distintas. Mientras que los daneses soñaban con lograr el pase a octavos de final, para los belgas, que aún no habían puntuado, el partido no era más que un mero trámite. Prueba de ello son los siete cambios que presentaron en el once con respecto al primer encuentro de Liga de Campeones. Tan sólo Butelle, Van Rhijn, Pina y Denswil partieron de inicio en el 0-3 encajado ante el Leicester a mediados de septiembre.
La primera ocasión del partido no se hizo esperar demasiado. Cuando los aficionados rezagados aún no habían terminado de ocupar sus asientos en el Jan Breydelstadion, una aparición sorpresiva de Van Rhijn por el carril diestro obligó a Olsen a sacar una buena mano y evitar el primer tanto del Brujas. A pesar de no jugarse nada más allá de la prima económica que reparte la UEFA en cada encuentro, los de Michel Preud'homme salieron muy metidos en el partido hasta que una acción a balón parado frenó este arreón. En el minuto 8, Delaney remató una falta colgada por Falk con la mala fortuna para los intereses locales de que Mechele introdujo el balón en su propia portería. A partir de ese momento, el Copenhague se hizo con el dominio y el segundo tanto no tardó en llegar. Cuando sólo había transcurrido un cuarto de hora desde el pitido inicial, Jorgensen evidenció el desastre defensivo del equipo belga en el juego aéreo. El central danés conectó un cabezazo, tras un córner ejecutado por Augustinsson, y batió a Butelle para dar la tranquilidad a los de Solbakken.
El Copenhague ya tenía lo que quería, por lo que se limitó a mantener la compostura en defensa y tratar de matar el partido en algún despiste del Brujas. Una fea entrada de Kvist, poco antes del descanso, puso la nota discordante a una primera parte plácida para el colegiado inglés Michael Oliver, como también lo fue la segunda.
En la reanudación, pese a que las noticias que llegaban desde Oporto no eran nada esperanzadoras, los daneses continuaron mostrándose claramente superiores. Salvo en algún escarceo aislado de Wesley, Olsen no tuvo que ponerse el traje de faena.
El Copenhague necesitaba ganar en Bélgica y cumplió. Y además sin sufrir. Sin embargo, fue insuficiente. Los de Solbakken hicieron los deberes, pero se tendrán que conformar con seguir su andadura en la Europa League.