Aznar renuncia a la presidencia de honor del PP en España
El expresidente del Gobierno comunica la decisión a Rajoy mediante una carta
Natalia Junquera
Madrid, El País
Tras un largo historial de desencuentros, José María Aznar rompió este martes con la dirección del PP. Por carta y por teléfono comunicó al hombre al que nombró sucesor, Mariano Rajoy, que renunciaba al cargo de presidente honorífico y que no acudirá a su congreso nacional. Dirigentes del partido expresaron una sensación de “alivio”. La duras criticas lanzadas desde su fundación -presentó a los suyos como un partido acomplejado— habían colocado al PP en la tesitura de tener que defenderse de su propio presidente de honor. Aznar dice que se va para mantener su “independencia” y en el partido ya esperan nuevos ataques.
Cada lunes, desde hace tres semanas, se le ha preguntado al PP en la rueda de prensa posterior a su comité de dirección si ya habían invitado a su presidente de honor, José María Aznar, a su congreso nacional, en febrero, y qué papel iba a tener. Hasta este martes, a las dos de la tarde, las respuestas fueron siempre evasivas, aunque en privado los populares no ocultaban que no querían que fuera. Tras conocer su renuncia, dirigentes del partido admitían su “alivio” porque temían que pudiera “aguar la fiesta” del cónclave en el que el PP pretende lanzar una imagen de renovación.
La relación nunca fue fácil, pero se recrudeció especialmente en la última semana, después de que la fundación de Aznar, FAES, aparato ideológico del PP durante más de 25 años, enviara a los medios de comunicación un “análisis” en el que presentaba a los populares como un partido acomplejado que se había dejado llevar por “el relato de sus adversarios” y que pretendía ahora “expiar” supuestas culpas pasadas por una actitud beligerante ante el desafío soberanista. El partido tuvo que salir en tromba a defenderse de su propio presidente de honor y respaldar a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, a la que Rajoy ha encargado abrir un canal de diálogo en Cataluña.
La convocatoria del congreso del partido, donde los presidentes de honor tienen siempre un papel destacado, y el divorcio entre el PP y FAES firmado el pasado octubre, han sido la excusa definitiva. En su carta a Mariano Rajoy, Aznar justifica su decisión de renunciar al cargo para mantener su “independencia”, lo que fuentes populares interpretan que puede traducirse en barra libre para las críticas.
“Otras consideraciones”
En la misiva, el expresidente prefiere no explicar en detalle los motivos de su decisión, que engloba en “otras consideraciones que alargarían innecesariamente” su carta, pero en público Aznar ha dejado claro en cada una de sus comparecencias que no se identifica con el actual proyecto popular ni con el hombre al que nombró sucesor, en 2003. Ante Rajoy llegó a pedir, en mayo, “nuevos liderazgos”. En numerosas ocasiones le reclamó más disciplina y recortes. Tras la muerte de Rita Barberá reprochó que hubiera muerto habiendo sido “excluida” del partido. Y no quiso participar en las dos últimas campañas electorales, pese a que en diciembre, tras la pérdida de 3,6 millones de votos, se presentó por sorpresa en el comité ejecutivo nacional del PP para criticar los resultados y urgir a celebrar un congreso.
A los militantes dedica el expresidente en su carta cariñosas palabras de “gratitud, reconocimiento y afecto”. “Particularmente, por su generosidad y lealtad hacia mí”, añade. Para Rajoy apenas una línea en la que le desea “los mejores aciertos en estos momentos tan importantes y difíciles, feliz Navidad y feliz Año Nuevo”. La conversación telefónica entre ambos fue “cordial”, según fuentes conocedoras de la misma.
Aznar fue nombrado presidente de honor del PP hace 12 años. “Fue un orgullo”, afirma en su carta. Se centró entonces en su labor en FAES, la fundación de la que antes bebía el aparato ideológico del partido y que terminó por convertirse en un refugio de críticos del PP: Cayetana Álvarez de Toledo, Esperanza Aguirre... En noviembre, la fundación expulsó de su patronato a los políticos del PP en activo. En el nuevo órgano, no obstante, figuran viejas caras del partido, como Ángel Acebes y Eduardo Zaplana —a los que Rajoy apartó en 2008— o Alberto Ruiz-Gallardón —al que dejó caer tras retirar la reforma de la ley del aborto—.
Fuentes del PP descartan que Aznar impulse una alternativa política al partido, del que sigue siendo militante, como él mismo aclara en su carta a Rajoy. Pero sí temen que la escalada de críticas se recrudezca ahora que no va a haber lazos con la formación. Eso sí, este martes avanzaban que ellos no renunciarán a su legado. El vicesecretario de comunicación, Pablo Casado, muy próximo Aznar, lamentó su decisión. "Estoy muy agradecido por lo que ha hecho por el PP y por España", dijo.
En sus memorias, en 2012, el expresidente reveló que había designado presidente a Rajoy porque Rodrigo Rato, al que llamaba “sucesor natural”, lo rechazó dos veces. Paradójicamente, tras su renuncia, el último vestigio del aznarismo que quedará en el PP es su actual líder, que en febrero será reelegido sin rival.
Natalia Junquera
Madrid, El País
Tras un largo historial de desencuentros, José María Aznar rompió este martes con la dirección del PP. Por carta y por teléfono comunicó al hombre al que nombró sucesor, Mariano Rajoy, que renunciaba al cargo de presidente honorífico y que no acudirá a su congreso nacional. Dirigentes del partido expresaron una sensación de “alivio”. La duras criticas lanzadas desde su fundación -presentó a los suyos como un partido acomplejado— habían colocado al PP en la tesitura de tener que defenderse de su propio presidente de honor. Aznar dice que se va para mantener su “independencia” y en el partido ya esperan nuevos ataques.
Cada lunes, desde hace tres semanas, se le ha preguntado al PP en la rueda de prensa posterior a su comité de dirección si ya habían invitado a su presidente de honor, José María Aznar, a su congreso nacional, en febrero, y qué papel iba a tener. Hasta este martes, a las dos de la tarde, las respuestas fueron siempre evasivas, aunque en privado los populares no ocultaban que no querían que fuera. Tras conocer su renuncia, dirigentes del partido admitían su “alivio” porque temían que pudiera “aguar la fiesta” del cónclave en el que el PP pretende lanzar una imagen de renovación.
La relación nunca fue fácil, pero se recrudeció especialmente en la última semana, después de que la fundación de Aznar, FAES, aparato ideológico del PP durante más de 25 años, enviara a los medios de comunicación un “análisis” en el que presentaba a los populares como un partido acomplejado que se había dejado llevar por “el relato de sus adversarios” y que pretendía ahora “expiar” supuestas culpas pasadas por una actitud beligerante ante el desafío soberanista. El partido tuvo que salir en tromba a defenderse de su propio presidente de honor y respaldar a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, a la que Rajoy ha encargado abrir un canal de diálogo en Cataluña.
La convocatoria del congreso del partido, donde los presidentes de honor tienen siempre un papel destacado, y el divorcio entre el PP y FAES firmado el pasado octubre, han sido la excusa definitiva. En su carta a Mariano Rajoy, Aznar justifica su decisión de renunciar al cargo para mantener su “independencia”, lo que fuentes populares interpretan que puede traducirse en barra libre para las críticas.
“Otras consideraciones”
En la misiva, el expresidente prefiere no explicar en detalle los motivos de su decisión, que engloba en “otras consideraciones que alargarían innecesariamente” su carta, pero en público Aznar ha dejado claro en cada una de sus comparecencias que no se identifica con el actual proyecto popular ni con el hombre al que nombró sucesor, en 2003. Ante Rajoy llegó a pedir, en mayo, “nuevos liderazgos”. En numerosas ocasiones le reclamó más disciplina y recortes. Tras la muerte de Rita Barberá reprochó que hubiera muerto habiendo sido “excluida” del partido. Y no quiso participar en las dos últimas campañas electorales, pese a que en diciembre, tras la pérdida de 3,6 millones de votos, se presentó por sorpresa en el comité ejecutivo nacional del PP para criticar los resultados y urgir a celebrar un congreso.
A los militantes dedica el expresidente en su carta cariñosas palabras de “gratitud, reconocimiento y afecto”. “Particularmente, por su generosidad y lealtad hacia mí”, añade. Para Rajoy apenas una línea en la que le desea “los mejores aciertos en estos momentos tan importantes y difíciles, feliz Navidad y feliz Año Nuevo”. La conversación telefónica entre ambos fue “cordial”, según fuentes conocedoras de la misma.
Aznar fue nombrado presidente de honor del PP hace 12 años. “Fue un orgullo”, afirma en su carta. Se centró entonces en su labor en FAES, la fundación de la que antes bebía el aparato ideológico del partido y que terminó por convertirse en un refugio de críticos del PP: Cayetana Álvarez de Toledo, Esperanza Aguirre... En noviembre, la fundación expulsó de su patronato a los políticos del PP en activo. En el nuevo órgano, no obstante, figuran viejas caras del partido, como Ángel Acebes y Eduardo Zaplana —a los que Rajoy apartó en 2008— o Alberto Ruiz-Gallardón —al que dejó caer tras retirar la reforma de la ley del aborto—.
Fuentes del PP descartan que Aznar impulse una alternativa política al partido, del que sigue siendo militante, como él mismo aclara en su carta a Rajoy. Pero sí temen que la escalada de críticas se recrudezca ahora que no va a haber lazos con la formación. Eso sí, este martes avanzaban que ellos no renunciarán a su legado. El vicesecretario de comunicación, Pablo Casado, muy próximo Aznar, lamentó su decisión. "Estoy muy agradecido por lo que ha hecho por el PP y por España", dijo.
En sus memorias, en 2012, el expresidente reveló que había designado presidente a Rajoy porque Rodrigo Rato, al que llamaba “sucesor natural”, lo rechazó dos veces. Paradójicamente, tras su renuncia, el último vestigio del aznarismo que quedará en el PP es su actual líder, que en febrero será reelegido sin rival.