Alemania busca al autor de la matanza, que se atribuye el ISIS

La policía deja en libertad al sospechoso que tenía detenido por el ataque que ha causado 12 muertos

Luis Doncel
Berlín, El País
Cuando las cosas parecen no poder ir a peor, de repente lo hacen. Un atentado golpeó el lunes al corazón físico de Berlín y a un símbolo de la cultura y tradición alemana causando 12 muertos y medio centenar de heridos, 14 de ellos en peligro de muerte. Pero al menos, el supuesto autor de la matanza, un refugiado paquistaní, había sido apresado gracias a un ciudadano que tuvo el coraje de seguirlo. O eso creían policías y fiscales. A media mañana, admitieron no estar seguros de su implicación; y por la tarde lo dejaron libre. El auténtico autor del atentado anda libre. El Estado Islámico asumió el ataque.


La duda empezó a extenderse pasado el mediodía. “Tenemos al hombre erróneo y por lo tanto una situación completamente distinta. El autor está todavía armado y puede causar más daño”, aseguró un responsable policial el diario Die Welt. En una rueda de prensa posterior, las autoridades no fueron tan rotundas, pero transmitieron la misma sensación. “Debemos prepararnos para la idea de que el detenido no sea el autor del atentado”, aseguró el fiscal federal, Peter Frank, que además dijo desconocer si el ataque había sido organizado por una o varias personas; y si había contado con ayuda del exterior. Ante la falta de pruebas en su contra, el sospechoso, que había negado cualquier relación con el suceso, fue puesto en libertad por la tarde.

El ministro del Interior, Thomas de Maiziére, añadió a última hora de la tarde más incertidumbre al pedir prudencia a la hora de encontrar responsables del ataque. "Deberíamos dejar a los organismos de seguridad hacer su trabajo. Están trabajando al máximo y nadie va a descansar hasta que el autor o los autores hayan sido detenidos", afirmó en declaraciones a la televisión pública tras conocerse que el ISIS se había hecho responsable de la matanza.

El dramático giro es importante por la evidente amenaza a la seguridad ciudadana que supone. La presencia policial se hizo ayer más evidente en Berlín. Pero también tiene repercusiones políticas. En su comparecencia de las 11 de la mañana, la canciller Angela Merkel pareció dar por buena la responsabilidad del afgano detenido. “Si se confirma, para todos será muy duro que el autor hubiera pedido protección y ayuda en Alemania. Esto sería especialmente repugnante hacia aquellos que cada día se involucran en la ayuda a los refugiados; y hacia las muchas personas que realmente necesitan nuestra protección y se esfuerzan por integrarse en nuestro país”, dijo la jefa de Gobierno.
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Alemania reaccionó con tranquilidad al ataque, sin escenas de pánico. Pero la sensación de intranquilidad es evidente. Una falsa amenaza de bomba obligó a desalojar brevemente la estación principal de trenes de Colonia. Mientras, los mercadillos navideños cerraron ayer en Berlín, aunque no en el resto del país, como señal de respeto a víctimas y familiares. Hace tiempo que se sabía que estas casetas en las que los alemanes festejan estas fechas bebiendo glühwein (vino dulce caliente) podían ser un objetivo terrorista, pero ahora esa sospecha se ha confirmado. A esa idea de mantener la vida diaria y no dejarse arrastrar por el terror apeló Merkel. “Ni podemos ni queremos vivir renunciando a los mercados de Navidad, a pasar unas horas bonitas con nuestras familias y amigos. No queremos vivir paralizados por el miedo a los malvados”, aseguró.

Como mensaje de duelo y solidaridad con las víctimas, los colores de la bandera alemana iluminaron en la tarde de ayer la Puerta de Brandeburgo. Cristianos, judíos y musulmanes participaron en un servicio religioso ecuménico en la Iglesia Memorial del káiser Guillermo, a pocos metros del lugar del atentado.

24 horas después de la tragedia, lo único que parece indudable es que el agresor condujo el camión deliberadamente hacia la multitud, donde acabó con la vida de 11 personas. “No tenemos ya ninguna duda de que los horribles sucesos responden a un ataque”, aseguró el ministro del Interior, Thomas de Maizière, que sin embargo se resistió a usar la palabra “terrorista”. La duodécima víctima es el auténtico conductor del vehículo, que fue asesinado a tiros en una acción muy similar a la perpetrada el pasado mes de julio por terroristas islámicos en la ciudad francesa de Niza. ISIS se atribuye también el brutal atropello de 60 personas con el vehículo, que recorrió 50 metros por el interior del mercadillo, entre casetas de comida y puestos de venta de adornos. Entre los heridos hay un estudiante vasco de Erasmus, que sufre fracturas en tobillo, tibia y peroné y cadera.

Hasta ahora, Alemania se había librado del zarpazo islamista que sí han sufrido países como Francia, Bélgica, Reino Unido o España. Distintos sucesos de los últimos meses —como la agresión en un tren protagonizada por un joven afgano o la bomba colocada en un festival de música— se saldaron sin víctimas mortales.

A última hora de ayer, el autodenominado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) hizo saber que considera al agresor como uno de sus “soldados”. La Fiscalía ya había señalado que el modus operandi —calcado al de Niza— y la simbología del mercado navideño dejaban pocas dudas sobre la motivación islamista. Merkel deberá afrontar ahora una situación complicadísima a nueve meses de las elecciones. Y el primer gran atentado yihadista en Alemania ha dejado claro que sus enemigos piensan usar cualquier ocasión para acabar con ella. El experto israelí en terrorismo Shlomo Shpiro considera que Alemania acaba de vivir su 11-S. “A partir de ahora, el terror es parte de su vida diaria”, añade.

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