Un autogol y una mano de Íker dan el triunfo al Oporto

Javier Martín
As
El Oporto consiguió su primer triunfo casero en la Champions en un año. Ganó al modesto Brujas gracias a un autogol en un partido sin emoción y que en ocasiones provocó los abucheos del público del estadio de los Dragones.


El triunfo mínimo y pobre del equipo local tiene sin embargo un gran valor pues le coloca en solitario en el segundo lugar del grupo gracias al empate del Leicester en Copenhague. Sin embargo le quedan al equipo portugués dos trascendentales partidos que le pueden dar el liderazgo o mandarlo a la Europa League.

El partido fue uno más del Oporto. Algo le falta a este equipo, desnortado desde hace una temporada y que ninguno de sus tres entrenadores han logrado enderezar. Juega a ramalazos y sus momentos de verticalidad surgen más de acciones individuales y aisladas que fruto de un juego colectivo. Oliver es fundamental en el centro del campo para poner criterio, entre un Herrera cada vez más lento y un Danilo que combina aciertos con graves fallos, uno de ellos apunto estuvo de costarle el empate, aunque no lo hubiera merecido. El Brujas nunca fue un gran rival, pero aún así Casillas tuvo que intervenir in extremis en dos ocasiones para salvar el resultado. El mexicano Corona falló un par de buenas ocasiones y el prometedor ariete André Silva peleó en el área pero sin el acierto de otras noches, aunque incordió para que su marcador se autogoleara. Noche anodina pero con tres puntos magníficos. Ha habido días peores.

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