Por qué ahora se están fallando más penaltis que nunca
Redacción BBC Mundo
El colombiano Radamel Falcao falló esta semana el primer penalti de su carrera en la Liga de Campeones cuando el francés Hugo Lloris detuvo su lanzamiento en el minuto 11 de la primera parte en el encuentro entre el Mónaco y el Tottenham.
No fue decisivo en el resultado final del encuentro, pero si sirvió para que el estadístico del fútbol Alexis Martín Tamayo, conocido como MisterChip en las redes sociales, compartiera el dato que el penalti de Falcao había sido el número 12 que se había fallado de los 26 que se habían cobrado hasta ese momento en la Liga de Campeones.
"El 46%. Una burrada", agregó MisterChip.
Pese a que después se anotaron los otros ocho que se patearon en la doble jornada de la Champions, el porcentaje se mantuvo muy elevado (41%: 20 convertidos, 14 fallados). No olvidemos que estamos hablando del torneo de clubes que es considerado el de mayor nivel en el mundo y donde juegan los mejores futbolistas.
La cifra confirma una tendencia que está ocurriendo en los últimos meses.
En octubre, el brasileño Diego Alves superó el récord de más penaltis salvados en la historia de la Liga en España al superar la marca de 16 que poseía Andoni Zubizarreta.
Mientras que el Barcelona estableció una marca negativa la temporada pasada al desaprovechar ocho de las 19 penas máximas que tuvo en La Liga, incluyendo los fallos de Neymar, Luis Suárez o Lionel Messi.
El argentino también erró el que cobró en la definición de la pasada Copa América Centenario con lo que ya lleva 20 penaltis fallados en su carrera.
Para la mayoría de aficionados, un futbolista profesional no debería fallar un penalti. No tiene oposición, está apenas a una distancia de 11 metros y enfrente se abre un enorme arco defendido por un sólo portero.
Pero la realidad demuestra que no es tan fácil.
El exjugador del Chelsea y analista de la BBC, Pat Nevin, explicó que hay factores que condicionan al jugador durante el lanzamiento de un penal como la presión, las condiciones del campo o el mismo clima.
También está el hecho que para garantizar que la pelota llegue al fondo de la red sin importar lo que haga el portero, el que patea está obligado a ser muy preciso para dirigir el balón a una de las esquina de la portería.
"Los porteros están entrenando mejor y ahora cuentan con recursos que no tenían en el pasado, con preparadores que hacen trabajos específicos para ellos", dijo Nevin.
"También cuentan con la ventaja de la tecnología, que le permite acceder a información detallada sobre cómo cobran los penaltis los jugadores que son responsables de lanzarlos en cada equipo", recordó.
"Otro factor es que los porteros se pueden mover constantemente sobre la línea de gol, lo que aprovechan para tratar de ganar una guerra psicológica con su rival".
"Por último está la estatura de los porteros. En mi época de jugador el promedio era de 185 centímetros, mientras que ahora en la Liga Premier es de 190 centímetros, con algunos que superan ampliamente esa talla", agregó Nevin.
Como ejemplo mencionó al guardameta del Southampton Fraser Forster, de dos metros de altura.
Pero a diferencia que lo que ocurre en la Champions, Nevin aclara que en la Liga Premier no se están fallando más penaltis que antes.
El que fuera jugador de la selección escocesa considera que eso se debe a que los que cobran los penaltis también han mejorado y cuentan con la ventaja de patear un balón que favorece al que patea al ser más liviano.
Esto último confirma una frase histórica del fútbol que dice que un penalti bien pateado es imparable.
El colombiano Radamel Falcao falló esta semana el primer penalti de su carrera en la Liga de Campeones cuando el francés Hugo Lloris detuvo su lanzamiento en el minuto 11 de la primera parte en el encuentro entre el Mónaco y el Tottenham.
No fue decisivo en el resultado final del encuentro, pero si sirvió para que el estadístico del fútbol Alexis Martín Tamayo, conocido como MisterChip en las redes sociales, compartiera el dato que el penalti de Falcao había sido el número 12 que se había fallado de los 26 que se habían cobrado hasta ese momento en la Liga de Campeones.
"El 46%. Una burrada", agregó MisterChip.
Pese a que después se anotaron los otros ocho que se patearon en la doble jornada de la Champions, el porcentaje se mantuvo muy elevado (41%: 20 convertidos, 14 fallados). No olvidemos que estamos hablando del torneo de clubes que es considerado el de mayor nivel en el mundo y donde juegan los mejores futbolistas.
La cifra confirma una tendencia que está ocurriendo en los últimos meses.
En octubre, el brasileño Diego Alves superó el récord de más penaltis salvados en la historia de la Liga en España al superar la marca de 16 que poseía Andoni Zubizarreta.
Mientras que el Barcelona estableció una marca negativa la temporada pasada al desaprovechar ocho de las 19 penas máximas que tuvo en La Liga, incluyendo los fallos de Neymar, Luis Suárez o Lionel Messi.
El argentino también erró el que cobró en la definición de la pasada Copa América Centenario con lo que ya lleva 20 penaltis fallados en su carrera.
Para la mayoría de aficionados, un futbolista profesional no debería fallar un penalti. No tiene oposición, está apenas a una distancia de 11 metros y enfrente se abre un enorme arco defendido por un sólo portero.
Pero la realidad demuestra que no es tan fácil.
El exjugador del Chelsea y analista de la BBC, Pat Nevin, explicó que hay factores que condicionan al jugador durante el lanzamiento de un penal como la presión, las condiciones del campo o el mismo clima.
También está el hecho que para garantizar que la pelota llegue al fondo de la red sin importar lo que haga el portero, el que patea está obligado a ser muy preciso para dirigir el balón a una de las esquina de la portería.
"Los porteros están entrenando mejor y ahora cuentan con recursos que no tenían en el pasado, con preparadores que hacen trabajos específicos para ellos", dijo Nevin.
"También cuentan con la ventaja de la tecnología, que le permite acceder a información detallada sobre cómo cobran los penaltis los jugadores que son responsables de lanzarlos en cada equipo", recordó.
"Otro factor es que los porteros se pueden mover constantemente sobre la línea de gol, lo que aprovechan para tratar de ganar una guerra psicológica con su rival".
"Por último está la estatura de los porteros. En mi época de jugador el promedio era de 185 centímetros, mientras que ahora en la Liga Premier es de 190 centímetros, con algunos que superan ampliamente esa talla", agregó Nevin.
Como ejemplo mencionó al guardameta del Southampton Fraser Forster, de dos metros de altura.
Pero a diferencia que lo que ocurre en la Champions, Nevin aclara que en la Liga Premier no se están fallando más penaltis que antes.
El que fuera jugador de la selección escocesa considera que eso se debe a que los que cobran los penaltis también han mejorado y cuentan con la ventaja de patear un balón que favorece al que patea al ser más liviano.
Esto último confirma una frase histórica del fútbol que dice que un penalti bien pateado es imparable.