Independiente no concretó y se fue con un punto de Rosario
Rosario, Clarín
Su falta de contundencia, esa deficiencia en la terminación de la jugada, volvió a dejar vacío a Independiente. Tiene sabor a poco ese punto que se llevó de Rosario. Porque produjo mucho más que Central, que pareció dormido en los laureles de la clasificación a las semifinales de la Copa Argentina. Y esa tapada de Sebastián Sosa en el desenlace de la noche de Arroyito, ante un disparo de Martín Benítez, fue todo un síntoma de que Independiente tiene el arco cerrado. Apenas gritó 7 goles en 9 fechas.
Independiente debió haber ganado, dicho está. Sobre todo, por lo producido en el primer tiempo. Porque Central entró dormido, inconexo en ataque, con una presión que nunca funcionó y con groseros yerros defensivos, defectos que se transformaron en un combo casi perfecto para los jugadores rojos, quienes tuvieron el monopolio del juego en los primeros cuarenta y cinco minutos.
A partir de los interesantes movimientos de Diego Vera, Independiente tuvo peso en ataque. El pecado de Independiente fue no haber podido traducir dominio, posesión y claridad territorial en gol. Y si el resultado no se volcó para los visitantes, se debió la falta de contudencia del ataque rojo.
Las mejores jugadas fueron para Independiente. Basta repasarlas. Media vuelta de Vera que tapó Sosa. Remate de Barcos que controló el arquero uruguayo. Un cabezazo del propio "9" que tenía destino de gol y Gissi mandó al córner. Un disparo de Figal de media distancia que se perdió apenas desviado, junto al poste derecho de Sosa. Muchas aproximaciones, ningún grito. Y en el final del primer tiempo, Central metió una contra que Colma no resolvió bien. Su remate de perdió por encima del travesaño.
Como si estuviera anestesiado por el triunfo ante Boca en la Copa Argentina, Central mostró poco y nada de esas virtudes que lo impulsaron a la semifinal del torneo vernáculo. Al menos, en esta primera etapa.
En el segundo tiempo, Coudet intentó corregir los desajustes. Sacó a Ruben y a Colman y apostó a Germán Herrera y José Luis Fernández. Sin embargo, nada funcionó. Central repitió errores en el manejo de pelota y siguió con los desacoples tácticos. Aunque hubo una diferencia, respecto al primer tiempo. Independiente fue más tibio. Y cuando pisó el área, falló en la resolución de la jugada.
En el final, los dos se quedaron con diez. Primero, Salazar bajó a Tagliafico -de gran proyección- y como estaba amonestado, fue expulsado. La misma suerte corrió Víctor Cuesta. En el final, Independiente tuvo dos chances más. Pero Sosa -ante Benítez- y Rigoni -remate alto- las desperdiciaron.
Su falta de contundencia, esa deficiencia en la terminación de la jugada, volvió a dejar vacío a Independiente. Tiene sabor a poco ese punto que se llevó de Rosario. Porque produjo mucho más que Central, que pareció dormido en los laureles de la clasificación a las semifinales de la Copa Argentina. Y esa tapada de Sebastián Sosa en el desenlace de la noche de Arroyito, ante un disparo de Martín Benítez, fue todo un síntoma de que Independiente tiene el arco cerrado. Apenas gritó 7 goles en 9 fechas.
Independiente debió haber ganado, dicho está. Sobre todo, por lo producido en el primer tiempo. Porque Central entró dormido, inconexo en ataque, con una presión que nunca funcionó y con groseros yerros defensivos, defectos que se transformaron en un combo casi perfecto para los jugadores rojos, quienes tuvieron el monopolio del juego en los primeros cuarenta y cinco minutos.
A partir de los interesantes movimientos de Diego Vera, Independiente tuvo peso en ataque. El pecado de Independiente fue no haber podido traducir dominio, posesión y claridad territorial en gol. Y si el resultado no se volcó para los visitantes, se debió la falta de contudencia del ataque rojo.
Las mejores jugadas fueron para Independiente. Basta repasarlas. Media vuelta de Vera que tapó Sosa. Remate de Barcos que controló el arquero uruguayo. Un cabezazo del propio "9" que tenía destino de gol y Gissi mandó al córner. Un disparo de Figal de media distancia que se perdió apenas desviado, junto al poste derecho de Sosa. Muchas aproximaciones, ningún grito. Y en el final del primer tiempo, Central metió una contra que Colma no resolvió bien. Su remate de perdió por encima del travesaño.
Como si estuviera anestesiado por el triunfo ante Boca en la Copa Argentina, Central mostró poco y nada de esas virtudes que lo impulsaron a la semifinal del torneo vernáculo. Al menos, en esta primera etapa.
En el segundo tiempo, Coudet intentó corregir los desajustes. Sacó a Ruben y a Colman y apostó a Germán Herrera y José Luis Fernández. Sin embargo, nada funcionó. Central repitió errores en el manejo de pelota y siguió con los desacoples tácticos. Aunque hubo una diferencia, respecto al primer tiempo. Independiente fue más tibio. Y cuando pisó el área, falló en la resolución de la jugada.
En el final, los dos se quedaron con diez. Primero, Salazar bajó a Tagliafico -de gran proyección- y como estaba amonestado, fue expulsado. La misma suerte corrió Víctor Cuesta. En el final, Independiente tuvo dos chances más. Pero Sosa -ante Benítez- y Rigoni -remate alto- las desperdiciaron.