Con Messi se vive mejor
Volvió el argentino y volvió el Barcelona. Hizo el primer tanto en el 26' tras un pase de Neymar y sentenció en el 56' con un penalti a Suárez. El Barça acaba primero de grupo.
Santi Giménez
As
Regresó Leo Messi al equipo como el capitán que sube a un barco abandonado a la deriva en la tormenta para estabilizarlo y llevarlo a puerto mientras silba en el puente de mando y de esta forma el Barcelona volvió a recuperar la normalidad ganando con toda autoridad en Celtic Park por 0-2. Un resultado que, combinado con el empate del Manchester City en Mönchengladbag ante el Borussia le permite al equipo catalán entregar los deberes impolutos una jornada antes del final de la fase de grupos. El equipo de Luis Enrique pasará a octavos como primero de grupo y el City y será el segundo.
Se encontró como se esperaba el Barcelona a un Celtic que nada tuvo que ver con el que fue fulminado en la primera jornada en el Camp Nou por 7-0. Los escoceses llegaron con pulmones donde no podían llegar con la calidad. Desde el minuto uno murieron sobre el campo en una presión como si no hubiera mañana en la que hombres como Scott Brown o Armstrong fueron generosísimos.
Pero el Barça supo capear el temporal gracias a la buena disposición de Piqué y Mascherano, que nunca perdieron el sitio y que supieron conectar con Neymar y Messi, que se dedicaron a sembrar el pánico en la defensa del Celtic cada vez que controlaban el balón en transición.
Hasta cuatro ocasiones tuvo el argentino para inaugurar el marcador en los primeros 20 minutos antes de que en Neymar le sirviera una delicia de balón con el exterior que Messi remató a botepronto sorprendiendo a Gordon y marcando el 0-1. Un gol de una dificultad técnica impresionante. Nunca dejó de presionar el Celtic al Barcelona, pero todos sus jugadores quedaban en evidencia cada vez que Messi controlaba el balón. Antes del descanso, leo dejó sentado a su marcador y templó el balón al área para que Suárez, de cabeza, dejara sentenciado el partido, pero el portero escocés hizo la parada de su vida.
En la segunda parte el Barcelona volvió a pasar por esos diez minutos de desconexión que, de no ser el inocentón Celtic el rival, bien podría haberle costado un serio disgusto.
McGregor y Dembélé se parovecharon de los errores de la defensa, especialmente grueso uno de Sergi Roberto, y pareció por un momento que Celtic Park podía empujar a los suyos hacia la gesta. Pero volvió a aparecer Messi.
Transformó un penalti de esos que Suárez provoca a base de cuerpear con su marcador y a partir de ahí se dedicó a repartir caramelos a sus compañeros que no sirvieron para aumentar el marcador. Suárez disparó al poste y el propio Leo falló por centímetros un disparo que hubiera supuesto su tercer hat-trick en cuatro partidos de Champions.
Con el partido ya decidido, Neymar volvió a demostrar que es tan bueno con el balón en los pies como inconsciente a la hora de buscar la tarjeta que le ahorrará el próximo partido. A base de insistir, logró la amonestación, pero perfectamente pudo llevarse el premio gordo en forma de roja. Luis Enrique tuvo que retirarle del campo con urgencia y aún así, en su camino a la banda mantuvo un desplante que podía haberle salido muy claro.
Rakitic, que también buscaba la amarilla, la encontró sin tantas alharacas a dos minutos del final cuando Marlon ya había entrado por Piqué debutando en un Barça que, gracias a Messi, hizo los deberes a la perfección.
Santi Giménez
As
Regresó Leo Messi al equipo como el capitán que sube a un barco abandonado a la deriva en la tormenta para estabilizarlo y llevarlo a puerto mientras silba en el puente de mando y de esta forma el Barcelona volvió a recuperar la normalidad ganando con toda autoridad en Celtic Park por 0-2. Un resultado que, combinado con el empate del Manchester City en Mönchengladbag ante el Borussia le permite al equipo catalán entregar los deberes impolutos una jornada antes del final de la fase de grupos. El equipo de Luis Enrique pasará a octavos como primero de grupo y el City y será el segundo.
Se encontró como se esperaba el Barcelona a un Celtic que nada tuvo que ver con el que fue fulminado en la primera jornada en el Camp Nou por 7-0. Los escoceses llegaron con pulmones donde no podían llegar con la calidad. Desde el minuto uno murieron sobre el campo en una presión como si no hubiera mañana en la que hombres como Scott Brown o Armstrong fueron generosísimos.
Pero el Barça supo capear el temporal gracias a la buena disposición de Piqué y Mascherano, que nunca perdieron el sitio y que supieron conectar con Neymar y Messi, que se dedicaron a sembrar el pánico en la defensa del Celtic cada vez que controlaban el balón en transición.
Hasta cuatro ocasiones tuvo el argentino para inaugurar el marcador en los primeros 20 minutos antes de que en Neymar le sirviera una delicia de balón con el exterior que Messi remató a botepronto sorprendiendo a Gordon y marcando el 0-1. Un gol de una dificultad técnica impresionante. Nunca dejó de presionar el Celtic al Barcelona, pero todos sus jugadores quedaban en evidencia cada vez que Messi controlaba el balón. Antes del descanso, leo dejó sentado a su marcador y templó el balón al área para que Suárez, de cabeza, dejara sentenciado el partido, pero el portero escocés hizo la parada de su vida.
En la segunda parte el Barcelona volvió a pasar por esos diez minutos de desconexión que, de no ser el inocentón Celtic el rival, bien podría haberle costado un serio disgusto.
McGregor y Dembélé se parovecharon de los errores de la defensa, especialmente grueso uno de Sergi Roberto, y pareció por un momento que Celtic Park podía empujar a los suyos hacia la gesta. Pero volvió a aparecer Messi.
Transformó un penalti de esos que Suárez provoca a base de cuerpear con su marcador y a partir de ahí se dedicó a repartir caramelos a sus compañeros que no sirvieron para aumentar el marcador. Suárez disparó al poste y el propio Leo falló por centímetros un disparo que hubiera supuesto su tercer hat-trick en cuatro partidos de Champions.
Con el partido ya decidido, Neymar volvió a demostrar que es tan bueno con el balón en los pies como inconsciente a la hora de buscar la tarjeta que le ahorrará el próximo partido. A base de insistir, logró la amonestación, pero perfectamente pudo llevarse el premio gordo en forma de roja. Luis Enrique tuvo que retirarle del campo con urgencia y aún así, en su camino a la banda mantuvo un desplante que podía haberle salido muy claro.
Rakitic, que también buscaba la amarilla, la encontró sin tantas alharacas a dos minutos del final cuando Marlon ya había entrado por Piqué debutando en un Barça que, gracias a Messi, hizo los deberes a la perfección.