Xi Jinping refuerza su poder en una reunión clave del Partido Comunista

El 6 Pleno del Comité Central le concede el título de "núcleo", que le equipara con Mao o Deng

Macarena Vidal Liy
Pekín, El País
El poderoso presidente chino, Xi Jinping, ha logrado una victoria crucial para consolidarse como el líder indiscutible de su país y arrinconar a sus rivales, al comienzo de un año de transición dentro del régimen. El 6 Pleno, la reunión anual de los principales dirigentes del régimen, le ha declarado “núcleo” (“hexin”) del Partido Comunista. Es un título honorífico, pero con importantes connotaciones en la política de China y que le pone a la altura de líderes históricos como Mao Zedong y Deng Xiaoping.


El nuevo estatus confirma oficialmente que Xi “es el líder más importante del partido. Nadie debe tocarlo”, explica Willy Lam, profesor en la Universidad China de Hong Kong. "Sus enemigos este año van a mantenerse muy callados".

La designación se ha divulgado en un comunicado al término del Pleno, una cita que ha reunido durante cuatro días a casi 400 dirigentes a puerta cerrada y dentro de un estricto cordón de seguridad en un hotel militar del oeste de Pekín. El documento, distribuido por la agencia oficial, Xinhua, insta a los 89 millones de militantes del Partido Comunista de China a “unirse firmemente en torno al Comité Central, con el camarada Xi Jinping como núcleo”.

Xi ya es el líder más poderoso de su país en décadas. Además de su calidad de secretario general del Partido, presidente de la Comisión Militar Central y jefe de Estado, encabeza toda una serie de comisiones cuyas competencias abarcan desde la seguridad del estado a la reforma económica.

“Núcleo” es una palabra que Deng utilizó para referirse a él mismo, a Mao Zedong, y a Jiang Zemin, su sucesor, para describir a los grandes líderes del Partido y señalar que sus órdenes no debían discutirse. Pero durante el mandato de Hu Jintao (2002-2012), el término cayó en desuso. Hu nunca fue declarado “núcleo” y su etapa se caracterizó por un mando colegiado, en el que las principales decisiones se tomaban por consenso más o menos estricto de los miembros del Comité Permanente, el órgano de poder más alto del partido.

A comienzos de este año varios dirigentes regionales empezaron a recuperar el término y aplicarlo a Xi, en medio de una campaña del entorno del presidente para reclamar “lealtad” a los mandos del partido. Pero su uso desapareció al cabo de unos meses, al parecer debido a la resistencia de otros cuadros a reconocerle ese estatus especial.

El propio comunicado de este jueves parece querer matizar el alcance de la designación. El documento insiste en la importancia de una dirección colegiada, la regla interna que el partido aprobó en pleno post-maoísmo, después del trauma de la Revolución Cultural, para evitar que una sola persona pudiera acumular tanto mando como el Gran Timonel. La dirección colegiada es un sistema que “al que siempre hay que adherirse, y que ninguna organización o individuo debe violar bajo ninguna razón o circunstancia”, insiste.

La clausura del Pleno da el pistoletazo de salida a un año de transición que culminará el próximo otoño con la celebración del nuevo Congreso del Partido, una reunión que solo se celebra cada 5 años y en la que cerca de 2.000 delegados nombrarán a los nuevos integrantes de los tres principales órganos de poder: el Comité Permanente, de siete miembros; el Politburó, de 25, y el Comité Central, de casi 400 miembros, permanentes o alternos.
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En el Comité Permanente solo continuarán Xi y su primer ministro, Li Keqiang; el resto debe jubilarse, al haber superado los 68 años, la edad que establecen las normas internas. En el Politburó se abren seis huecos.

A lo largo de este año, las diversas facciones del Partido debatirán entre bambalinas cómo repartirse las vacantes y quién debe ocupar qué cargo. Será una lucha feroz: Xi quiere rodearse en lo más alto de sus partidarios, mientras que otras facciones, como el Grupo de Shanghai o la Liga de Jóvenes Comunistas, no quieren perder el poder de que gozaban hasta ahora. Algunos analistas han anticipado la posibilidad de que el presidente chino quiera prorrogar su mandato más allá de los diez años previstos y continuar cinco años más, hasta 2027.

Y ahí es donde, advierte Lam, es especialmente relevante el nuevo estatus de Xi. Los dirigentes “núcleo”, subraya, “no tienen límite de tiempo, ni de edad, para su mandato. Pueden continuar en el cargo todo el tiempo que quieran. Como los emperadores”.

Aunque no todo será más fácil para el nuevo “hexin”. Acumular más poder implica también acumular más responsabilidad directa sobre la marcha del país, advertía el analista Zhang Lifan, en una entrevista previa. Y China es un país cuya economía ha visto aminorar su crecimiento, en el que las empresas estatales mantienen aún un enorme poder y cuyo ascenso genera una enorme desconfianza entre sus países vecinos. “El manejo de un poder muy centralizado no es muy fácil. Cuando el poder se acumula demasiado, gestionarlo todo al mismo tiempo es complicado”.

Concederle el título de “núcleo” no es la única medida favorable a Xi que ha adoptado el Pleno. Los miembros del Comité Central han aprobado también dos documentos que intensifican la lucha contra la corrupción, uno de los pilares del mandato del líder chino, y la vigilancia de la disciplina interna.

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