Un juez argentino denuncia que un preso lleva 2 meses con una fractura expuesta
El magistrado publica la foto en Facebook tras una recorrida en un penal de Mar del Plata
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
“El ‘que se pudran en la cárcel’ debe ser algo muy parecido a esto. Que se te salga un hueso por la piel hace dos meses y sólo te den una venda para hacerte curaciones. Las deudas de nuestra democracia. (Recorrida nocturna a la Unidad Penal 15. 6 de octubre de 2016)”, escribió en su muro de Facebook el juez de Garantías Juan Tapia, de la ciudad argentina de Mar del Plata (500 kilómetros al suroeste de Buenos Aires). Acompañó su comentario con una foto impactante: un preso de pie y con el torso desnudo exhibe como parte de su clavícula rota perfora su pecho y queda expuesta. El magistrado no agrega nada más a su comentario. Sólo aclara que este hombre lleva dos meses en esa situación, con los riesgos evidentes de infección y capaz de resistir el dolor sólo por el estrés al que está sometido su cuerpo.
Tapia obtuvo la foto con su propio teléfono y pronto la hizo viral. Los comentarios que recibió en su muro dan cuenta del debate abierto en la sociedad argentina cuando se habla de inseguridad y derechos humanos. Los más de 350 comentarios que la foto sumó en dos días oscilan entre los pocos que se indignan por la situación del preso y una mayoría que proclama que su sufrimiento está justificado por el mal que, suponen, provocó a una víctima. “El pobre tipo que mató este... está podrido literal! Que se pudran!!!!!”; “No solamente espero que se pudra entero el delincuente, espero lo contagie de alguna peste!”; “Ojalá no veas a tu hijos, hermanos, padres, violentados por alguna lacra de estas”, fue el tono de los comentarios en contra del juez y, por supuesto, del reo. “Deberían tener un sistema de salud en las cárceles que no sea tan lamentable!! La sociedad con ese pensamiento está destinada a ser peor de lo que hoy somos. Qué triste!”, contesta uno de los escasos usuarios que defendió la posición del juez.
La inseguridad ha vuelto al primer lugar de la agenda pública en Argentina. Cada día los telediarios muestran algún caso resonante y han crecido las situaciones de “justicia por mano propia”, aquellas en las que la víctima se convierte en victimario. El último involucró a un carnicero que persiguió, atropelló y mató al hombre que acaba de asaltar su negocio. El comerciante quedó detenido y hasta el presidente Mauricio Macri pidió por su libertad, para que “esté con su familia”. Mientras tanto, el gobierno decidió el envío de 6.200 policías federales a la provincia de Buenos Aires, sobre todo en los municipios del extrarradio de la capital, los más violentos del país.
El juez Tapia completó su comentario en Facebook con una mención a la “deuda de la democracia”. Se refirió así la situación de las cárceles que dependen de la provincia de Buenos Aires, afectadas sobre todo por la superpoblación (hay 33.000 presos en 26.000 plazas) e infraestructuras viejas y mal mantenidas. La violencia e incluso la tortura son frecuentes. Así lo señaló un informe de la Comisión Provincial por la Memoria que preside el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. Durante 2015 realizó 45 inspecciones a 28 cárceles y denunció judicialmente 12.787 casos de torturas o malos tratos. En el caso de Batán, de donde procede la foto, Pérez Esquivel y su equipo realizaron 295 denuncias de tortura.
En declaraciones recientes al EL PAÍS, el ministro de Justicia de Buenos Aires, Gustavo Ferrari admitió el problema. “Encontramos un sistema penitenciario donde había deficiencias en la comida, agua potable, el sistema de salud, educación y trabajo”, dijo. Por eso anunció un gran plan de reforma.
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
“El ‘que se pudran en la cárcel’ debe ser algo muy parecido a esto. Que se te salga un hueso por la piel hace dos meses y sólo te den una venda para hacerte curaciones. Las deudas de nuestra democracia. (Recorrida nocturna a la Unidad Penal 15. 6 de octubre de 2016)”, escribió en su muro de Facebook el juez de Garantías Juan Tapia, de la ciudad argentina de Mar del Plata (500 kilómetros al suroeste de Buenos Aires). Acompañó su comentario con una foto impactante: un preso de pie y con el torso desnudo exhibe como parte de su clavícula rota perfora su pecho y queda expuesta. El magistrado no agrega nada más a su comentario. Sólo aclara que este hombre lleva dos meses en esa situación, con los riesgos evidentes de infección y capaz de resistir el dolor sólo por el estrés al que está sometido su cuerpo.
Tapia obtuvo la foto con su propio teléfono y pronto la hizo viral. Los comentarios que recibió en su muro dan cuenta del debate abierto en la sociedad argentina cuando se habla de inseguridad y derechos humanos. Los más de 350 comentarios que la foto sumó en dos días oscilan entre los pocos que se indignan por la situación del preso y una mayoría que proclama que su sufrimiento está justificado por el mal que, suponen, provocó a una víctima. “El pobre tipo que mató este... está podrido literal! Que se pudran!!!!!”; “No solamente espero que se pudra entero el delincuente, espero lo contagie de alguna peste!”; “Ojalá no veas a tu hijos, hermanos, padres, violentados por alguna lacra de estas”, fue el tono de los comentarios en contra del juez y, por supuesto, del reo. “Deberían tener un sistema de salud en las cárceles que no sea tan lamentable!! La sociedad con ese pensamiento está destinada a ser peor de lo que hoy somos. Qué triste!”, contesta uno de los escasos usuarios que defendió la posición del juez.
La inseguridad ha vuelto al primer lugar de la agenda pública en Argentina. Cada día los telediarios muestran algún caso resonante y han crecido las situaciones de “justicia por mano propia”, aquellas en las que la víctima se convierte en victimario. El último involucró a un carnicero que persiguió, atropelló y mató al hombre que acaba de asaltar su negocio. El comerciante quedó detenido y hasta el presidente Mauricio Macri pidió por su libertad, para que “esté con su familia”. Mientras tanto, el gobierno decidió el envío de 6.200 policías federales a la provincia de Buenos Aires, sobre todo en los municipios del extrarradio de la capital, los más violentos del país.
El juez Tapia completó su comentario en Facebook con una mención a la “deuda de la democracia”. Se refirió así la situación de las cárceles que dependen de la provincia de Buenos Aires, afectadas sobre todo por la superpoblación (hay 33.000 presos en 26.000 plazas) e infraestructuras viejas y mal mantenidas. La violencia e incluso la tortura son frecuentes. Así lo señaló un informe de la Comisión Provincial por la Memoria que preside el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. Durante 2015 realizó 45 inspecciones a 28 cárceles y denunció judicialmente 12.787 casos de torturas o malos tratos. En el caso de Batán, de donde procede la foto, Pérez Esquivel y su equipo realizaron 295 denuncias de tortura.
En declaraciones recientes al EL PAÍS, el ministro de Justicia de Buenos Aires, Gustavo Ferrari admitió el problema. “Encontramos un sistema penitenciario donde había deficiencias en la comida, agua potable, el sistema de salud, educación y trabajo”, dijo. Por eso anunció un gran plan de reforma.