Tostao: “Neymar será el mejor jugador de la historia de Brasil tras Pelé”
El exjugador brasileño, campeón del mundo en 1970, analiza para EL PAÍS la actual situación del fútbol brasileño, la llegada de Tite al banquillo de La Canarinha y el impacto de Neymar, líder absoluto de la nueva generación
Gustavo Moniz
São Paulo, El País
Eduardo Gonçalves de Andrade, más conocido como Tostão, más conocido aún como el delantero titular de aquel mítico Brasil que ganó el Mundial en 1970, sigue siendo uno de los mejores jugadores de la historia del país carioca. Su carrera en el campo fue corta pero victoriosa: 10 años en los que tuvo tiempo a ser comparado con Pelé cuando O Rei aún estaba en plenitud. Su vida no se quedó solo en el fútbol, fue mucho más allá. Cuando un problema en el ojo izquierdo le impidió seguir jugando en 1973, con 26 años, estudió Medicina y no volvió a estar vinculado con el deporte en el que había sido una estrella hasta los noventa, momento en el que empezó a trabajar como columnista y comentarista. Ahora publica su autobiografía Tempos vividos, sonhados e perdidos [Tiempos vividos, soñados y perdidos], habla del técnico de la selección brasileña, Tite, y explica por qué el fútbol brasileño se ha estancado tanto los últimos años.
Pregunta. ¿Cómo valora el inicio del trabajo de Tite en la selección?
Respuesta. Muy bueno. Diría que hasta sorprendente, por la rapidez de los resultados. El equipo ganó y jugó bien. Lo que pasa es que en Brasil las cosas funcionan así: si se empieza bien, todo es estupendo, Tite es un genio y todo lo que diga va a ser genial. Si Dunga dijese lo mismo, lo tildarían de ignorante. Creo que esa euforia y ese entusiasmo son peligrosos porque aún hay muchas cosas que corregir y mejorar.
P. ¿Pero usted ve una evolución la selección de los últimos años?
R. Sí. Lo que veíamos en el Corinthians de Tite, y que era una excepción en la liga brasileña, ya ha empezado a atisbarse en la selección. Combinaciones, triangulaciones, el equipo intenta robar el balón más arriba. Todas esas características son del fútbol mundial, no es nada novedoso. Es lo que hacen en Europa hace muchos años, y ahora está empezando a hacerse aquí. Tite sabe hacerlo bien. Y es una persona amable, sabe tratar a la gente, no como Dunga, que era muy arisco. Hay una ilusión positiva grande, pero aún es pronto para toda esa euforia.
P. Antes de que contrataran a Tite, usted dijo que quería ver al argentino Jorge Sampaoli al mando de la selección. ¿Por qué los entrenadores argentinos de la actualidad son tan superiores a los brasileños?
R. Existe una discusión en torno a la ausencia de técnicos brasileños en Europa y la amplia presencia de argentinos. No solo en Europa, sino en los equipos de Sudamérica; tanto es así que seis de las diez selecciones de las eliminatorias las dirige un argentino. El motivo principal es que los técnicos brasileños ganan demasiado aquí en Brasil y no quieren irse a equipos pequeños europeos para empezar una carrera. Se creen que saben lo suficiente como para entrenar al Barcelona, al Real Madrid o al Bayern. Esa prepotencia, unida a los sueldos altísimos que cobran aquí, acaba provocando esa situación. Otra razón es el idioma. Los entrenadores brasileños son perezosos y no quieren aprender español, inglés o francés. Y los argentinos tienen ese plus, por lo menos en España.
P. En líneas generales, ¿cree que los entrenadores brasileños están anticuados?
R. Los técnicos brasileños, tras haber permanecido muy anticuados durante un tiempo, están renovándose, principalmente después del mundial. Se han espabilado. Hasta el Mundial, el 99% se indignaba cuando alguien les decía que estaban desfasados con respecto a los europeos. Después del Mundial es diferente. Ahora presumen de hacer un stage con Guardiola, Mourinho y otros grandes entrenadores europeos.
P. ¿Tite ha ayudado al fútbol brasileño a actualizarse?
Tite y Grabiel Jesús.
Tite y Grabiel Jesús. AFP
R. Sí, él es el gran precursor de este movimiento. Antes del Mundial, el Corinthians campeón del mundo en 2012 jugaba como un equipo modesto inglés. Era una innovación en el fútbol brasileño. Tenía una rigidez táctica muy fuerte. Después del Mundial, una gran cantidad de técnicos empezó a jugar con un estilo parecido al europeo. Al fútbol brasileño todavía le queda mucho del vicio de los últimos 20 años, cuando se le daba demasiada importancia al juego aéreo, al exceso de faltas, a los partidos trabados. Todavía persiste ese vicio, pero se está corrigiendo. Los equipos brasileños se están modernizando.
Lo que se hizo los últimos 20 años era lo opuesto de la historia del fútbol brasileño de los años 60 y 70. Por aquel entonces, Brasil tenía un equipo que bajaba el balón al suelo; su fútbol era envolvente. Es lo que hacen hoy los grandes equipos del mundo, solo que con más velocidad e intensidad. Brasil ha pasado de ser el símbolo del jogo bonito a lo contario, a ser un ejemplo de fútbol anticuado. Ahora está volviendo a practicar un fútbol más parecido a lo que se juega actualmente.
P. ¿Y qué parte de responsabilidad tienen los jugadores de esa falta de evolución del fútbol brasileño? ¿Hay algún problema en la formación de los jugadores?
R. Sí. El fútbol brasileño no se actualizó y esa deficiencia colectiva ha afectado a la formación de jugadores. Una cosa llevó a la otra. El mejor ejemplo de ello es que hace 20 años que no ha salido ni un solo gran centrocampista en Brasil. Y eso se debe a que se ha producido una división en el centro del campo, entre los mediocentros, que juegan más atrás, defendiendo, y los dos mediapuntas, que juegan por delante, cerca del área rival. Se ha perdido el juego de combinación en ese espacio. Los españoles y los alemanes hacen eso muy bien. Eso fue lo mejor que tenía Brasil en mi época, y ha desparecido. Teníamos a Gérson, Rivellino y Clodoaldo. Después, a Falcão y Cerezo. Es lo que hacen Iniesta, Rakitic, Modric y Kroos, por ejemplo, y ya hicieron Xavi y Schweinsteiger.
El fútbol brasileño no se actualizó y esa deficiencia colectiva ha afectado a la formación de jugadores. Hace 20 años que no ha salido ni un solo gran centrocampista.
La característica que más incentivaron los europeos, los brasileños la menospreciaron. Hemos creado muchos regateadores de área. Ese es solo un ejemplo de cómo el fútbol brasileño tomó un camino equivocado. Ahora Brasil empieza a intentar recuperar el tiempo perdido. Tite tiene esa cualidad. Le da mucha importancia al juego de toque y combinación, desde atrás. Esa era una característica del estilo de juego del Corinthians y está tratando de hacerlo en la selección, pero no tenemos a ningún gran jugador en esa posición.
P. Renato Augusto, Paulinho y Giuliano hacen esa función...
R. Sí, es diferente de un Kroos, un Modric, un Iniesta o un Busquets pero la idea es la misma.
P. ¿Qué opina de Neymar? ¿Cree que llegará a ser el mejor jugador del mundo?
R. No sé. Pero no cabe duda de que es un fenómeno, un jugador espectacular. Hace muy bien todo lo que un delantero tiene que hacer. Chuta bien, regatea bien, es inteligente. Pasa bien, sabe tirar faltas y es veloz. Todavía no lo es, pero tiene bastantes posibilidades convertirse en el segundo mejor jugador de la historia del fútbol brasileño, solo por detrás de Pelé.
P. ¿Mejor que Ronaldo o Romário?
R. Sí, porque es completo, hace de todo. Romário y Ronaldo hacían cosas más específicas. En cambio Neymar es como Messi, hace de todo durante un partido. No es el mejor jugador del mundo porque está en la misma época de Messi y Cristiano Ronaldo. Ha habido jugadores que fueron los mejores del mundo, como Rivaldo, Figo o Kaká, pero Neymar está por encima de ellos. Por supuesto que necesita mejorar algunas cosas. Aún sigue enfadándose mucho en el campo, fuerza muchas faltas y a veces provoca rifirrafes con los adversarios. Pero sus números son impresionantes.
Neymar hace muy bien todo lo que un delantero tiene que hacer. Sabe chutar, regatear, pasar, tirar faltas y es veloz e inteligente. Todo eso le hace mejor que Ronado o Romario.
P. En el libro dice que las grandes generaciones aparecieron de 12 en 12 años desde 1958. La siguiente, entonces, sería la de 2018. ¿Cree que se va a confirmar?
R. No es casualidad. Es el tiempo de inicio y fin de una generación. 1958, 1970, 1982...la de 1994 no es que fuera tan buena, pero fue vencedora y contaba con Romário y otros excelentes futbolistas. En 2006, Brasil tenía siete jugadores en la lista de los mejores del mundo. Estaban Ronaldo, Ronaldinho, Robinho, Adriano, Kaká, Cafu y Roberto Carlos. El grupo de 2006 podría haber ganado el Mundial con facilidad, dando exhibiciones, aunque por una serie de motivos no se dio el caso. Pero era una generación espectacular individualmente. Según esas cuentas, la próxima gran generación sería la de 2018. No espero que sea espectacular porque la única gran estrella es Neymar, pero contamos con otros grandes jugadores y algunos que están evolucionando. Tenemos unos centrales y unos laterales que están entre los mejores del mundo. Gabriel Jesus es una gran promesa. Douglas Costa es un excelente jugador, al igual que Willian y Coutinho. Pero no veo un gran equipo sin un crack en el centro del campo, y no lo tenemos. Difícilmente será un equipazo, pero puede ganar el Mundial
P. ¿El Mundial de 2014 puede perjudicar a esa generación o van a llegar a 2018 queriendo y necesitando borrar lo que pasó?
R. Exacto. Lo comento en mi libro. El fracaso de 2014 será un factor más para el éxito en 2018. Lo mismo pasó en 1966 y Brasil luego después tuvo una selección espectacular en 1970. En 1978 tenía en equipo mediocre, y en 1982 un equipazo. En la selección de 1994 había varios jugadores que fracasaron en 1990. El problema es que el trauma del 7 a 1 [cuando, en el Mundial de 2014, Alemania desclasificó a Brasil por una gran goleada] ha sido muy grande. Fue algo muy expresivo.
Neymar, ante Bolivia.
Neymar, ante Bolivia. AFP
P. Fuera del campo, ¿qué se puede esperar de la CBF los próximos años?
R. La prisión de [José Maria] Marín y el que hubiera quedado claro que había corrupción y ese tipo de relación perniciosa entre las federaciones y los clubs solidificó lo que ya era obvio: que la estructura es pésima para el fútbol brasileño. Lo ideal es que se produjera un cambio total en la estructura de dirección del fútbol brasileño, con personas independientes al mando, pero eso no es lo que ocurrió. Del Nero y Marín son de la misma especie que Ricardo Teixeira. Ese es un problema en el fútbol brasileño. Pero ahora están mucho más vigilados y saben que no pueden hacer lo que quieran porque todo el mundo se va a enterar.
P. ¿Todo lo que pasa fuera de los terrenos de juego acaba influyendo en el rendimiento futbolístico?
R. Eso no afecta a la selección brasileña, que puede tener un gran equipo y tener éxito, independientemente de la gestión de la CBF (Confederación Brasileña de Fútbol). Pero perjudica mucho al fútbol brasileño. Hacen falta grandes cambios para mejorar el fútbol brasileño. Pero como el 90% de la selección está compuesta por futbolistas que juegan fuera, no afecta tanto.
P. Usted jugó en la selección durante la dictadura en Brasil. ¿Había alguna clase de interferencia de los militares en el equipo?
R. Eso es una prueba de que las cosas se separan. Un equipo puede tener éxito independientemente de quién lo esté dirigiendo. No había una interferencia directa, a pesar de que había militares en el cuerpo técnico, en la parte de preparación física, por ejemplo. Pero la CBD (Confederación Brasileña de Deportes) en aquel momento se volcaba totalmente en el fútbol porque sabia que el éxito dentro del campo atenuaba las cosas fuera de él. Por entonces había un apoyo muy grande para que la selección funcionara bien. Y los militares que estaban allí no interferían porque no entendían nada de fútbol. Es, más o menos, lo mismo que pasa hoy. La selección funciona sin importar lo que pase en la CBF.
P. ¿Hay alguien a quien le gustaría ver al mando del fútbol brasileño?
A las personas que tienen valor se les impide crecer. Hay una estructura corrupta de la CBF con las federaciones y clubs
R. No consigo pensar en nadie que conozca. Tiene que ser alguien que se haya preparado para ser un directivo de fútbol. Me acuerdo de que se habló de Leonardo, pero no sé si sería la persona más adecuada. Fue jugador, entrenador y directivo en Europa, por lo que parece una persona preparada. Habla bien, está actualizado. No digo que él sería esa persona porque no lo conozco. El problema es que a las personas que tienen valor se les corta y se les impide crecer en el modelo actual.
P. ¿Por qué?
R. Porque hay una estructura corrupta de la CBF con las federaciones y clubs. Manda el mismo grupo, todos están unidos. Por lo que, si surge un directivo de un club o federación con conocimientos para convertirse en un directivo de la CBF, nunca llegará ahí. Se lo impide la estructura. Pero ¿cómo se cambia eso, si la CBF es una entidad privada y el Gobierno no puede interferir? Una de las posibilidades sería esa, pero en la actualidad Brasil tiene tantos problemas gravísimos que el fútbol está relegado a un segundo plano.
Gustavo Moniz
São Paulo, El País
Eduardo Gonçalves de Andrade, más conocido como Tostão, más conocido aún como el delantero titular de aquel mítico Brasil que ganó el Mundial en 1970, sigue siendo uno de los mejores jugadores de la historia del país carioca. Su carrera en el campo fue corta pero victoriosa: 10 años en los que tuvo tiempo a ser comparado con Pelé cuando O Rei aún estaba en plenitud. Su vida no se quedó solo en el fútbol, fue mucho más allá. Cuando un problema en el ojo izquierdo le impidió seguir jugando en 1973, con 26 años, estudió Medicina y no volvió a estar vinculado con el deporte en el que había sido una estrella hasta los noventa, momento en el que empezó a trabajar como columnista y comentarista. Ahora publica su autobiografía Tempos vividos, sonhados e perdidos [Tiempos vividos, soñados y perdidos], habla del técnico de la selección brasileña, Tite, y explica por qué el fútbol brasileño se ha estancado tanto los últimos años.
Pregunta. ¿Cómo valora el inicio del trabajo de Tite en la selección?
Respuesta. Muy bueno. Diría que hasta sorprendente, por la rapidez de los resultados. El equipo ganó y jugó bien. Lo que pasa es que en Brasil las cosas funcionan así: si se empieza bien, todo es estupendo, Tite es un genio y todo lo que diga va a ser genial. Si Dunga dijese lo mismo, lo tildarían de ignorante. Creo que esa euforia y ese entusiasmo son peligrosos porque aún hay muchas cosas que corregir y mejorar.
P. ¿Pero usted ve una evolución la selección de los últimos años?
R. Sí. Lo que veíamos en el Corinthians de Tite, y que era una excepción en la liga brasileña, ya ha empezado a atisbarse en la selección. Combinaciones, triangulaciones, el equipo intenta robar el balón más arriba. Todas esas características son del fútbol mundial, no es nada novedoso. Es lo que hacen en Europa hace muchos años, y ahora está empezando a hacerse aquí. Tite sabe hacerlo bien. Y es una persona amable, sabe tratar a la gente, no como Dunga, que era muy arisco. Hay una ilusión positiva grande, pero aún es pronto para toda esa euforia.
P. Antes de que contrataran a Tite, usted dijo que quería ver al argentino Jorge Sampaoli al mando de la selección. ¿Por qué los entrenadores argentinos de la actualidad son tan superiores a los brasileños?
R. Existe una discusión en torno a la ausencia de técnicos brasileños en Europa y la amplia presencia de argentinos. No solo en Europa, sino en los equipos de Sudamérica; tanto es así que seis de las diez selecciones de las eliminatorias las dirige un argentino. El motivo principal es que los técnicos brasileños ganan demasiado aquí en Brasil y no quieren irse a equipos pequeños europeos para empezar una carrera. Se creen que saben lo suficiente como para entrenar al Barcelona, al Real Madrid o al Bayern. Esa prepotencia, unida a los sueldos altísimos que cobran aquí, acaba provocando esa situación. Otra razón es el idioma. Los entrenadores brasileños son perezosos y no quieren aprender español, inglés o francés. Y los argentinos tienen ese plus, por lo menos en España.
P. En líneas generales, ¿cree que los entrenadores brasileños están anticuados?
R. Los técnicos brasileños, tras haber permanecido muy anticuados durante un tiempo, están renovándose, principalmente después del mundial. Se han espabilado. Hasta el Mundial, el 99% se indignaba cuando alguien les decía que estaban desfasados con respecto a los europeos. Después del Mundial es diferente. Ahora presumen de hacer un stage con Guardiola, Mourinho y otros grandes entrenadores europeos.
P. ¿Tite ha ayudado al fútbol brasileño a actualizarse?
Tite y Grabiel Jesús.
Tite y Grabiel Jesús. AFP
R. Sí, él es el gran precursor de este movimiento. Antes del Mundial, el Corinthians campeón del mundo en 2012 jugaba como un equipo modesto inglés. Era una innovación en el fútbol brasileño. Tenía una rigidez táctica muy fuerte. Después del Mundial, una gran cantidad de técnicos empezó a jugar con un estilo parecido al europeo. Al fútbol brasileño todavía le queda mucho del vicio de los últimos 20 años, cuando se le daba demasiada importancia al juego aéreo, al exceso de faltas, a los partidos trabados. Todavía persiste ese vicio, pero se está corrigiendo. Los equipos brasileños se están modernizando.
Lo que se hizo los últimos 20 años era lo opuesto de la historia del fútbol brasileño de los años 60 y 70. Por aquel entonces, Brasil tenía un equipo que bajaba el balón al suelo; su fútbol era envolvente. Es lo que hacen hoy los grandes equipos del mundo, solo que con más velocidad e intensidad. Brasil ha pasado de ser el símbolo del jogo bonito a lo contario, a ser un ejemplo de fútbol anticuado. Ahora está volviendo a practicar un fútbol más parecido a lo que se juega actualmente.
P. ¿Y qué parte de responsabilidad tienen los jugadores de esa falta de evolución del fútbol brasileño? ¿Hay algún problema en la formación de los jugadores?
R. Sí. El fútbol brasileño no se actualizó y esa deficiencia colectiva ha afectado a la formación de jugadores. Una cosa llevó a la otra. El mejor ejemplo de ello es que hace 20 años que no ha salido ni un solo gran centrocampista en Brasil. Y eso se debe a que se ha producido una división en el centro del campo, entre los mediocentros, que juegan más atrás, defendiendo, y los dos mediapuntas, que juegan por delante, cerca del área rival. Se ha perdido el juego de combinación en ese espacio. Los españoles y los alemanes hacen eso muy bien. Eso fue lo mejor que tenía Brasil en mi época, y ha desparecido. Teníamos a Gérson, Rivellino y Clodoaldo. Después, a Falcão y Cerezo. Es lo que hacen Iniesta, Rakitic, Modric y Kroos, por ejemplo, y ya hicieron Xavi y Schweinsteiger.
El fútbol brasileño no se actualizó y esa deficiencia colectiva ha afectado a la formación de jugadores. Hace 20 años que no ha salido ni un solo gran centrocampista.
La característica que más incentivaron los europeos, los brasileños la menospreciaron. Hemos creado muchos regateadores de área. Ese es solo un ejemplo de cómo el fútbol brasileño tomó un camino equivocado. Ahora Brasil empieza a intentar recuperar el tiempo perdido. Tite tiene esa cualidad. Le da mucha importancia al juego de toque y combinación, desde atrás. Esa era una característica del estilo de juego del Corinthians y está tratando de hacerlo en la selección, pero no tenemos a ningún gran jugador en esa posición.
P. Renato Augusto, Paulinho y Giuliano hacen esa función...
R. Sí, es diferente de un Kroos, un Modric, un Iniesta o un Busquets pero la idea es la misma.
P. ¿Qué opina de Neymar? ¿Cree que llegará a ser el mejor jugador del mundo?
R. No sé. Pero no cabe duda de que es un fenómeno, un jugador espectacular. Hace muy bien todo lo que un delantero tiene que hacer. Chuta bien, regatea bien, es inteligente. Pasa bien, sabe tirar faltas y es veloz. Todavía no lo es, pero tiene bastantes posibilidades convertirse en el segundo mejor jugador de la historia del fútbol brasileño, solo por detrás de Pelé.
P. ¿Mejor que Ronaldo o Romário?
R. Sí, porque es completo, hace de todo. Romário y Ronaldo hacían cosas más específicas. En cambio Neymar es como Messi, hace de todo durante un partido. No es el mejor jugador del mundo porque está en la misma época de Messi y Cristiano Ronaldo. Ha habido jugadores que fueron los mejores del mundo, como Rivaldo, Figo o Kaká, pero Neymar está por encima de ellos. Por supuesto que necesita mejorar algunas cosas. Aún sigue enfadándose mucho en el campo, fuerza muchas faltas y a veces provoca rifirrafes con los adversarios. Pero sus números son impresionantes.
Neymar hace muy bien todo lo que un delantero tiene que hacer. Sabe chutar, regatear, pasar, tirar faltas y es veloz e inteligente. Todo eso le hace mejor que Ronado o Romario.
P. En el libro dice que las grandes generaciones aparecieron de 12 en 12 años desde 1958. La siguiente, entonces, sería la de 2018. ¿Cree que se va a confirmar?
R. No es casualidad. Es el tiempo de inicio y fin de una generación. 1958, 1970, 1982...la de 1994 no es que fuera tan buena, pero fue vencedora y contaba con Romário y otros excelentes futbolistas. En 2006, Brasil tenía siete jugadores en la lista de los mejores del mundo. Estaban Ronaldo, Ronaldinho, Robinho, Adriano, Kaká, Cafu y Roberto Carlos. El grupo de 2006 podría haber ganado el Mundial con facilidad, dando exhibiciones, aunque por una serie de motivos no se dio el caso. Pero era una generación espectacular individualmente. Según esas cuentas, la próxima gran generación sería la de 2018. No espero que sea espectacular porque la única gran estrella es Neymar, pero contamos con otros grandes jugadores y algunos que están evolucionando. Tenemos unos centrales y unos laterales que están entre los mejores del mundo. Gabriel Jesus es una gran promesa. Douglas Costa es un excelente jugador, al igual que Willian y Coutinho. Pero no veo un gran equipo sin un crack en el centro del campo, y no lo tenemos. Difícilmente será un equipazo, pero puede ganar el Mundial
P. ¿El Mundial de 2014 puede perjudicar a esa generación o van a llegar a 2018 queriendo y necesitando borrar lo que pasó?
R. Exacto. Lo comento en mi libro. El fracaso de 2014 será un factor más para el éxito en 2018. Lo mismo pasó en 1966 y Brasil luego después tuvo una selección espectacular en 1970. En 1978 tenía en equipo mediocre, y en 1982 un equipazo. En la selección de 1994 había varios jugadores que fracasaron en 1990. El problema es que el trauma del 7 a 1 [cuando, en el Mundial de 2014, Alemania desclasificó a Brasil por una gran goleada] ha sido muy grande. Fue algo muy expresivo.
Neymar, ante Bolivia.
Neymar, ante Bolivia. AFP
P. Fuera del campo, ¿qué se puede esperar de la CBF los próximos años?
R. La prisión de [José Maria] Marín y el que hubiera quedado claro que había corrupción y ese tipo de relación perniciosa entre las federaciones y los clubs solidificó lo que ya era obvio: que la estructura es pésima para el fútbol brasileño. Lo ideal es que se produjera un cambio total en la estructura de dirección del fútbol brasileño, con personas independientes al mando, pero eso no es lo que ocurrió. Del Nero y Marín son de la misma especie que Ricardo Teixeira. Ese es un problema en el fútbol brasileño. Pero ahora están mucho más vigilados y saben que no pueden hacer lo que quieran porque todo el mundo se va a enterar.
P. ¿Todo lo que pasa fuera de los terrenos de juego acaba influyendo en el rendimiento futbolístico?
R. Eso no afecta a la selección brasileña, que puede tener un gran equipo y tener éxito, independientemente de la gestión de la CBF (Confederación Brasileña de Fútbol). Pero perjudica mucho al fútbol brasileño. Hacen falta grandes cambios para mejorar el fútbol brasileño. Pero como el 90% de la selección está compuesta por futbolistas que juegan fuera, no afecta tanto.
P. Usted jugó en la selección durante la dictadura en Brasil. ¿Había alguna clase de interferencia de los militares en el equipo?
R. Eso es una prueba de que las cosas se separan. Un equipo puede tener éxito independientemente de quién lo esté dirigiendo. No había una interferencia directa, a pesar de que había militares en el cuerpo técnico, en la parte de preparación física, por ejemplo. Pero la CBD (Confederación Brasileña de Deportes) en aquel momento se volcaba totalmente en el fútbol porque sabia que el éxito dentro del campo atenuaba las cosas fuera de él. Por entonces había un apoyo muy grande para que la selección funcionara bien. Y los militares que estaban allí no interferían porque no entendían nada de fútbol. Es, más o menos, lo mismo que pasa hoy. La selección funciona sin importar lo que pase en la CBF.
P. ¿Hay alguien a quien le gustaría ver al mando del fútbol brasileño?
A las personas que tienen valor se les impide crecer. Hay una estructura corrupta de la CBF con las federaciones y clubs
R. No consigo pensar en nadie que conozca. Tiene que ser alguien que se haya preparado para ser un directivo de fútbol. Me acuerdo de que se habló de Leonardo, pero no sé si sería la persona más adecuada. Fue jugador, entrenador y directivo en Europa, por lo que parece una persona preparada. Habla bien, está actualizado. No digo que él sería esa persona porque no lo conozco. El problema es que a las personas que tienen valor se les corta y se les impide crecer en el modelo actual.
P. ¿Por qué?
R. Porque hay una estructura corrupta de la CBF con las federaciones y clubs. Manda el mismo grupo, todos están unidos. Por lo que, si surge un directivo de un club o federación con conocimientos para convertirse en un directivo de la CBF, nunca llegará ahí. Se lo impide la estructura. Pero ¿cómo se cambia eso, si la CBF es una entidad privada y el Gobierno no puede interferir? Una de las posibilidades sería esa, pero en la actualidad Brasil tiene tantos problemas gravísimos que el fútbol está relegado a un segundo plano.