Santos anuncia que el cese al fuego bilateral se prolonga hasta el 31 de octubre

El presidente toma la decisión antes de reunirse con Uribe y Timochenko pregunta: "¿De ahí para adelante continúa la guerra?"

Javier Lafuente
Bogotá, El País
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, anunció este martes que el cese al fuego definitivo acordado con las FARC se prolongará solo hasta el 31 de octubre de 2016. El mandatario urgió a lograr para entonces una salida a la “zona gris” en la que, calificó, se encuentra el país tras la victoria del no en el plebiscito del pasado domingo. La guerrilla no tardó en reaccionar. El líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, cuestionó a través de su cuenta de Twitter el mensaje de Santos: “¿De ahí para adelante continúa la guerra?”.


A la respuesta de Timochenko le siguió un mensaje, en un tono más preocupante, de Pastor Alape, miembro del secretariado de las FARC, la dirección de la guerrilla: "Todas nuestras unidades deben empezar a moverse a posiciones seguras para evitar provocaciones", tuiteó. Varios líderes guerrilleros más lanzaron mensajes en los que instaban a manifestarse hoy en las concentraciones que se han convocado en diversas zonas del país para defender los acuerdos de paz. Los negociadores de las FARC se habían reunido esta misma mañana en La Habana con el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle y el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, sin que trascendiese si habían hablado de la posibilidad del anuncio de Santos horas después.

El mensaje de Santos se produce dos días después de que garantizase que se mantendría el cese al fuego tas la derrota del sí en el plebiscito. Tanto desde el Ministerio de Defensa como desde Presidencia trataron de matizar la sorpresa del anuncio y rebajar la tensión creada por el mismo. La decisión del presidente esconde un formalismo: evitar tener en marcha un cese que dependía de un acuerdo que había sido rechazado por los colombianos y que el presidente no puede ejecutar, como estableció la Corte Constitucional.

Más allá del formalismo, nadie duda de que se trata de un mecanismo de presión ante las reuniones de este miércoles con el expresidente Álvaro Uribe, máximo abanderado del 'no' a los acuerdos y de con otros líderes contrarios a lo pactado, como el también exmandatario Andrés Pastrana. Santos hizo el anuncio tras reunirse con empresarios y representantes de las distintas iglesias, que le trasladaron sus inquietudes tras la victoria del no. “Ojalá podemos tener propuestas a la mayor brevedad posible. El tiempo es muy importante. No podemos prolongar este proceso y diálogo mucho tiempo, estamos en una zona gris. Un limbo peligroso y riesgoso”.

El futuro del proceso de paz de Colombia se ha convertido en una partida de ajedrez de incierto final. El Gobierno y las FARC tuvieron en jaque a la guerra que durante 52 años atravesó el país, con más de ocho millones de víctimas. En el último movimiento, todo saltó por los aires. La figura del abanderado del ‘no’, el expresidente Álvaro Uribe, se ha convertido ahora en la reina de una partida sobre la que planea un enroque monumental. Ni Uribe ni las FARC dan visos de ceder en sus planteamientos ni aclaran dónde estarían los espacios de cesión necesarios para avanzar, lo que ha forzado el paso adelante de Santos, tocado políticamente tras los resultados del domingo.

Uribe, máximo opositor a las negociaciones desde hace cuatro años, juega ahora un papel decisivo. Pese a que ha moderado el tono de su discurso —ya no hay referencias a la entrega del país al castrochavismo— e insiste en la necesidad de evitar regresar a la guerra, no termina de aclarar cuáles son sus propuestas para que eso no ocurra.

Lo único claro, a tenor de las declaraciones de los últimos días, es que sus planteamientos chocan frontalmente con los de las FARC. La guerrilla mantiene que el plebiscito ha evidenciado que en Colombia hay un problema político, una profunda división de la sociedad, por lo que para ellos no es necesario retocar el texto firmado entre el presidente Santos y Timochenko. Los máximos dirigentes de la guerrilla, a través de las redes sociales, han insistido en que el texto tiene el estatus de Acuerdo Especial y que fue depositado ante el Consejo Federal Suizo en Berna, lo que le da un “innegable e irrevocablemente efecto jurídico”. En otras palabras, la guerrilla sugiere que se pase por alto el resultado del plebiscito.

El mensaje de Uribe y de los partidarios del ‘no’ chocha frontalmente con esa posición. ”Este no es un problema solamente político. Aquí hay un problema jurídico muy hondo”, aseguró el hoy senador durante su intervención en la Cámara el lunes y repitió un día después en las diversas entrevistas que concedió en medios colombianos. “Nosotros no habríamos dado esta batalla por un tema mínimo, nosotros hicimos esta batalla por convicciones profundas”, insistió Uribe.

El exmandatario ha dado a entender que su intención no es iniciar una nueva negociación del acuerdo de paz –ni participar en las conversaciones con las FARC directamente-, sino introducir algunas modificaciones, sin precisar cuáles. Mientras, insiste en plantearse la predisposición del Gobierno a aceptar sus objeciones. “¿Habrá disposición para escuchar e introducir modificaciones? Humberto de la Calle y otros nos escucharon mucho en el pasado, lo que queremos en que tengan en cuenta nuestros argumentos e introducir cambios”, dijo en el Senado.

Durante su intervención en la Cámara Uribe planteó como novedoso la posibilidad de que se otorgue una amnistía a los guerrilleros rasos de las FARC e insistió en la necesidad de que se les garantice una “protección efectiva”. “Sí creo que es urgente darles esa protección en aras de que no haya violencia”, aseguró. Ambos planteamientos están ya incluidos en las 297 páginas del acuerdo firmado entre el Gobierno y las FARC.

Uribe sí hizo hincapié en que una de sus preocupaciones es la seguridad jurídica de los integrantes de las Fuerzas Armadas y pidió que se “estudie la posibilidad de que se tramite en el Congreso el alivio judicial, sin impunidad, a los integrantes de las Fuerzas Armadas”. El expresidente no aclaró a qué se refiere con ese alivio, aunque durante toda la negociación con las FARC ha criticado que se haya equiparado a los militares con la guerrilla.

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