Perdidos en todos lados
Leo Farinella
leofarinella@ole.com.ar
El caos, el desorden, el descontrol, la desesperanza se apoderaron del fútbol argentino y de la Selección Argentina también. Bauza metió la pata tamaño Bauza en cada una de las decisiones que tomó anoche. No hay equipo. Es un conjunto sin fe, que no sabe a qué juega, que no ve el norte, que juega contra sus rivales, contra el pasado de finales perdidas y contra sí mismo. Es la Selección Fantasma. Está la camiseta y el amor que todos los jugadores le tienen, indiscutiblemente. Pero no está el alma. Y si encima no está Messi, es un combo demoledor.
Estamos perdidos. Sin saber cómo hacer para atacar, dando ventajas para defender. Cuatro partidos del ciclo, uno peor que el otro. Salvo un rato contra Uruguay, por supuesto con Messi, el resto fue merecer perder con Venezuela y Perú hasta finalmente perder con Paraguay. Jugamos horrible. Mostramos la peor cara de los últimos tiempos, cayendo bajo en un pozo depresivo.
En la malaria, Bauza decidió acumular delanteros y repetir la experiencia de Lima, al sacar a Banega. También sacó a Gaitán, que no anduvo bien pero al menos podía abrir la cancha. Tirarles centros a los paraguayos es un gesto que define el momento: hay una alarmante falta de lucidez. En partidos tan malos como éste, podemos caerle a cualquier jugador que va a ser la crítica fácil: la culpa es del equipo. Es tan grande la desorientación que nadie sabe lo que tiene que hacer. La clasificación al Mundial está muy complicada, no se ve respuesta en los jugadores ni en Bauza. Es cierto, es muy pronto para sacar una conclusión, pero Brasil cambió técnico y el nuevo enderezó la Eliminatoria y ya están sacando los pasajes a Rusia. Nosotros jugamos cada vez peor.
leofarinella@ole.com.ar
El caos, el desorden, el descontrol, la desesperanza se apoderaron del fútbol argentino y de la Selección Argentina también. Bauza metió la pata tamaño Bauza en cada una de las decisiones que tomó anoche. No hay equipo. Es un conjunto sin fe, que no sabe a qué juega, que no ve el norte, que juega contra sus rivales, contra el pasado de finales perdidas y contra sí mismo. Es la Selección Fantasma. Está la camiseta y el amor que todos los jugadores le tienen, indiscutiblemente. Pero no está el alma. Y si encima no está Messi, es un combo demoledor.
Estamos perdidos. Sin saber cómo hacer para atacar, dando ventajas para defender. Cuatro partidos del ciclo, uno peor que el otro. Salvo un rato contra Uruguay, por supuesto con Messi, el resto fue merecer perder con Venezuela y Perú hasta finalmente perder con Paraguay. Jugamos horrible. Mostramos la peor cara de los últimos tiempos, cayendo bajo en un pozo depresivo.
En la malaria, Bauza decidió acumular delanteros y repetir la experiencia de Lima, al sacar a Banega. También sacó a Gaitán, que no anduvo bien pero al menos podía abrir la cancha. Tirarles centros a los paraguayos es un gesto que define el momento: hay una alarmante falta de lucidez. En partidos tan malos como éste, podemos caerle a cualquier jugador que va a ser la crítica fácil: la culpa es del equipo. Es tan grande la desorientación que nadie sabe lo que tiene que hacer. La clasificación al Mundial está muy complicada, no se ve respuesta en los jugadores ni en Bauza. Es cierto, es muy pronto para sacar una conclusión, pero Brasil cambió técnico y el nuevo enderezó la Eliminatoria y ya están sacando los pasajes a Rusia. Nosotros jugamos cada vez peor.