Pence da un respiro a los republicanos tras los exabruptos de Donald Trump

El candidato a la vicepresidencia amortigua los ataques contra el republicano de Clinton

Silvia Ayuso
Washington, El País
Mike Pence le ha dado a la campaña republicana el respiro, aunque breve, que tanto necesitaba. Con su reposada actuación durante el debate de los vicepresidentes ante su rival demócrata, Tim Kaine, el número dos de Donald Trump amortiguó los ataques por las controvertidas propuestas y exabruptos que el magnate parece incapaz de controlar. Además, encontró el tono presidencialista que le faltó a su compañero de fórmula en su propio duelo contra Hillary Clinton. Algo que podría acabar siendo contraproducente a tan pocos días del próximo debate presidencial, el domingo, para el que Trump parece estar preparándose tan poco como para el primero.


El Partido Republicano proclamó la “clara victoria” de Pence en el único cara a cara de los vicepresidentes. El problema: que se le escapó el triunfante comunicado 90 minutos antes de que empezara siquiera el debate en Farmville, Virginia, la noche del martes. El error fue acogido con humor, pero demuestra el nerviosismo de la formación conservadora ante un candidato tan incontrolable como Trump.

Los debates entre los candidatos a la vicepresidencia sirven para defender las propuestas de sus compañeros de fórmula y no empeorar sus intenciones de voto. Bajo esa óptica Pence, que era el que más tenía que perder —o ganar— tras la mala actuación de Trump una semana antes, pudo proclamar misión cumplida.

Y eso que el republicano, miembro del establishment conservador clásico del que Trump abjura pero sabe que necesita, no esgrimió argumentos sólidos para responder a la batería de ataques por las políticas, actitudes y errores del magnate que le lanzó Kaine desde el inicio del debate. La lista era larga y contundente, empezando por la continua negativa del magnate de publicar su declaración de impuestos justo cuando se ha revelado información que apunta a que no los pagó durante casi dos décadas, o por sus ataques contra la ex Miss Universo hispana Alicia Machado, que han destapado una vez más las actitudes misóginas del candidato republicano.

En muchas ocasiones, Pence ni siquiera intentó defender a Trump ante los señalamientos de su rival y las preguntas reiteradas de la moderadora. “Trump es un hombre de negocios, no un político de carrera”, respondió, reticente, después de que se le preguntara insistentemente sobre la forma en que el candidato presidencial ha aprovechado las leyes de impuestos para pagar lo menos posible.

Pero con un tono calmado, fruto de su pasado como locutor de radio y televisión, el gobernador de Indiana sonó más presidencial que Trump y, sobre todo, supo amortiguar los ataques de un Kaine muy preparado y con los dardos afilados, pero demasiado agresivo —hizo constantes interrupciones a su rival— y nervioso, lo que restó fuerza a sus señalamientos.

"La idea de tener a Donald Trump como comandante en jefe nos aterra", sostuvo Kaine. "La situación que vemos en Siria es el resultado de la débil política exterior que Hillary Clinton ayudó a crear", replicó Pence. Un momento interesante fue cuando Kaine criticó a Trump por sus loas a Vladimir Putin, algo de lo que Pence se distanció significativamente, al calificar al presidente ruso de “líder pequeño y abusador”.

Ese detalle confirmó a quienes creen que Pence no vela tanto por los intereses de Trump como por preparar su propio camino presidencial en cuatro años. Mientras Kaine aprovechó cualquier momento para mostrar su “orgullo” por acompañar en la carrera a una “mujer fuerte y dispuesta a hacer historia” como primera presidenta de Estados Unidos, Pence se preocupó más por destacar su propia experiencia política de cara a la Casa Blanca.

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