Michel Temer busca a Mauricio Macri como gran aliado para su giro liberal
El nuevo presidente de Brasil elige Buenos Aires y Asunción para su primera visita oficial
Carlos E. Cué
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
Michel Temer lo tiene claro: su gran aliado en el giro liberal que quiere dar a Brasil es Mauricio Macri. Temer busca la cercanía del argentino desde el primer momento y decidió que Buenos Aires fuera el destino de su primera visita oficial a un país –y no a una cumbre internacional- desde la destitución definitiva de Dilma Rousseff. Macri ha mantenido sin embargo cierta ambigüedad. Por un lado fue el primero en apoyar la llegada de Temer, pero por otro trata de evitar que le comparen con el brasileño, que ha prometido una ola de privatizaciones que Macri no tiene margen para realizar. “Temer es más de derechas que nosotros”, asegura un miembro de la cúpula macrista.
El argentino huye de definiciones ideológicas para ganar espacio político y la alianza con Temer le empuja a la derecha. “Elegí que el primer país al que viajo fuera Argentina por los lazos históricos pero sobre todo la identidad de posiciones que encontramos con Macri”, dijo el brasileño con el argentino al lado, que no se mojó tanto. Ambos comparecieron con gran sintonía en Olivos, la residencia presidencial, en una fotografía que remata el giro regional. Hace solo un año eran Rousseff y Cristina Kirchner las que comandaban ambos países, y antes Lula da Silva y Néstor Kirchner, los protagonistas, con Hugo Chávez, de la década dorada de la izquierda latinoamericana.
Macri y Temer mostraron una gran coincidencia en la rueda de prensa en dos asuntos clave: Mercosur y la posible salida de Venezuela. “Brasil es un país hermano. Tenemos un gran eje que es reducir la pobreza en nuestros países. Valoramos mucho su visita”, le dijo el argentino. Ambos mostraron “una gran preocupación por los derechos humanos en Venezuela” e insistieron en que si no cumple los requisitos fijados antes del 13 de diciembre, será suspendida de Mercosur.
También mostraron sintonía en su apoyo a la paz en Colombia, después de la victoria del no en el referéndum, pero sobre todo se mostraron a favor de revitalizar Mercosur y acelerar los acuerdos con la Unión Europea que se negocian sin éxito desde hace casi 20 años. Además Temer, muy criticado internamente, señaló que las elecciones de este domingo en Brasil, con una enorme abstención, muestran que “hay una decepción con la clase política en general”. Ambos evitaron cualquier polémica por la llegada al poder de Temer, sin el voto popular y con un impeachment. “Para nosotros con Brasil está tudo bem, tudo legal”, trató de destensar Macri en portugués al final de la conferencia.
Temer encontró así en Argentina el primer escenario bilateral para mostrase como presidente de Brasil tras la cuestionada destitución de Dilma Rousseff, el 31 de agosto. Y lo hizo con Macri, un presidente que, como él, representa el giro regional de Sudamérica hacia la derecha.
Residentes brasileños protestan contra Temer en Olivos. ampliar foto
Residentes brasileños protestan contra Temer en Olivos. AFP
En rigor, el viaje de Temer a Buenos Aires no ha sido oficial, porque eso hubiese exigido una visita del brasileño al Congreso. El Gobierno argentino quiso evitar ese paso al invitado, para que no deba enfrentarse con los legisladores del kirchnerismo y otros bloques de izquierda que consideran que la salida anticipada de Rousseff fue un golpe de Estado. La llegada de Temer provocó una protesta en Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, mientras los mandatarios estaban tranquilos en Olivos, lejos de allí. “Si conseguí evitar las protestas, mejor para mí y para la democracia”, bromeó Temer. Un grupo de brasileños, sin embargo, desplegó pancartar contra el brasileño frente a la residencia oficial.
La estrategia de la Casa Rosada ha sido transmitir la idea de unidad entre los dos principales países del Mercosur, contracara política de un bloque bolivariano en horas bajas que lidera Venezuela. Argentina y Brasil se mostraron en el pasado de acuerdo en aislar a Caracas tras su intención de asumir la presidencia pro tempore del mercado común sin el consenso de los socios. En esa lista está también Paraguay, país al que Temer sumó en su primera gira regional, pero no Uruguay, que quedó solo en su defensa de la transmisión automática de la presidencia a Venezuela por corresponderle por orden alfabético.
El encuentro bilateral ha sido también una muestra del tono que marcarán las nuevas relaciones. Se habló mucho de comercio e inversiones, y poco de política, el eje que estructuró los últimos 10 años de desarrollo del bloque. Tanto Néstor y Cristina Kirchner como Lula y Rousseff pasaron por alto las cancillerías y asumieron como una cuestión personal cualquier solución a los problemas bilaterales. Macri y Temer han desandado ese camino para recuperar el espíritu comercial del Mercosur.
Carlos E. Cué
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
Michel Temer lo tiene claro: su gran aliado en el giro liberal que quiere dar a Brasil es Mauricio Macri. Temer busca la cercanía del argentino desde el primer momento y decidió que Buenos Aires fuera el destino de su primera visita oficial a un país –y no a una cumbre internacional- desde la destitución definitiva de Dilma Rousseff. Macri ha mantenido sin embargo cierta ambigüedad. Por un lado fue el primero en apoyar la llegada de Temer, pero por otro trata de evitar que le comparen con el brasileño, que ha prometido una ola de privatizaciones que Macri no tiene margen para realizar. “Temer es más de derechas que nosotros”, asegura un miembro de la cúpula macrista.
El argentino huye de definiciones ideológicas para ganar espacio político y la alianza con Temer le empuja a la derecha. “Elegí que el primer país al que viajo fuera Argentina por los lazos históricos pero sobre todo la identidad de posiciones que encontramos con Macri”, dijo el brasileño con el argentino al lado, que no se mojó tanto. Ambos comparecieron con gran sintonía en Olivos, la residencia presidencial, en una fotografía que remata el giro regional. Hace solo un año eran Rousseff y Cristina Kirchner las que comandaban ambos países, y antes Lula da Silva y Néstor Kirchner, los protagonistas, con Hugo Chávez, de la década dorada de la izquierda latinoamericana.
Macri y Temer mostraron una gran coincidencia en la rueda de prensa en dos asuntos clave: Mercosur y la posible salida de Venezuela. “Brasil es un país hermano. Tenemos un gran eje que es reducir la pobreza en nuestros países. Valoramos mucho su visita”, le dijo el argentino. Ambos mostraron “una gran preocupación por los derechos humanos en Venezuela” e insistieron en que si no cumple los requisitos fijados antes del 13 de diciembre, será suspendida de Mercosur.
También mostraron sintonía en su apoyo a la paz en Colombia, después de la victoria del no en el referéndum, pero sobre todo se mostraron a favor de revitalizar Mercosur y acelerar los acuerdos con la Unión Europea que se negocian sin éxito desde hace casi 20 años. Además Temer, muy criticado internamente, señaló que las elecciones de este domingo en Brasil, con una enorme abstención, muestran que “hay una decepción con la clase política en general”. Ambos evitaron cualquier polémica por la llegada al poder de Temer, sin el voto popular y con un impeachment. “Para nosotros con Brasil está tudo bem, tudo legal”, trató de destensar Macri en portugués al final de la conferencia.
Temer encontró así en Argentina el primer escenario bilateral para mostrase como presidente de Brasil tras la cuestionada destitución de Dilma Rousseff, el 31 de agosto. Y lo hizo con Macri, un presidente que, como él, representa el giro regional de Sudamérica hacia la derecha.
Residentes brasileños protestan contra Temer en Olivos. ampliar foto
Residentes brasileños protestan contra Temer en Olivos. AFP
En rigor, el viaje de Temer a Buenos Aires no ha sido oficial, porque eso hubiese exigido una visita del brasileño al Congreso. El Gobierno argentino quiso evitar ese paso al invitado, para que no deba enfrentarse con los legisladores del kirchnerismo y otros bloques de izquierda que consideran que la salida anticipada de Rousseff fue un golpe de Estado. La llegada de Temer provocó una protesta en Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, mientras los mandatarios estaban tranquilos en Olivos, lejos de allí. “Si conseguí evitar las protestas, mejor para mí y para la democracia”, bromeó Temer. Un grupo de brasileños, sin embargo, desplegó pancartar contra el brasileño frente a la residencia oficial.
La estrategia de la Casa Rosada ha sido transmitir la idea de unidad entre los dos principales países del Mercosur, contracara política de un bloque bolivariano en horas bajas que lidera Venezuela. Argentina y Brasil se mostraron en el pasado de acuerdo en aislar a Caracas tras su intención de asumir la presidencia pro tempore del mercado común sin el consenso de los socios. En esa lista está también Paraguay, país al que Temer sumó en su primera gira regional, pero no Uruguay, que quedó solo en su defensa de la transmisión automática de la presidencia a Venezuela por corresponderle por orden alfabético.
El encuentro bilateral ha sido también una muestra del tono que marcarán las nuevas relaciones. Se habló mucho de comercio e inversiones, y poco de política, el eje que estructuró los últimos 10 años de desarrollo del bloque. Tanto Néstor y Cristina Kirchner como Lula y Rousseff pasaron por alto las cancillerías y asumieron como una cuestión personal cualquier solución a los problemas bilaterales. Macri y Temer han desandado ese camino para recuperar el espíritu comercial del Mercosur.