México prepara la extradición de El Chapo para enero o febrero de 2017
El Gobierno mexicano comienza la cuenta atrás para enviar a Estados Unidos al criminal. Sus abogados señalan que no será tan rápido
Elena Reina
México, El País
El Gobierno mexicano ha puesto fecha a la extradición de Joaquín El Chapo Guzmán. Después de seis meses de batallas legales, las autoridades han señalado que en enero o febrero el mayor narcotraficante del mundo quedará a merced de la justicia estadounidense. Los abogados del narco no están, sin embargo, de acuerdo con las declaraciones y apuntan a que será "muy difícil" que ocurra tan rápido. La última palabra la tiene un juzgado penal de la capital que todavía no se ha pronunciado al respecto.
En una entrevista para la cadena mexicana Televisa, el coordinador de los abogados del narco, José Refugio Rodríguez, ha mantenido que la orden de El Chapo es que hagan "lo imposible" para que no cruce la frontera. "Yo veo muy difícil que de aquí a enero esté resuelto. Porque estamos a mediados de octubre y aún no tenemos la posición del juez. Contra ello, si concede la extradición, tenemos 10 días hábiles para interponer un recurso y en lo que entra a un tribunal colegiado, se va a 20 días". La Suprema Corte será, en cualquier caso, la última defensa de un proceso que se dirige a paso seguro hacia Estados Unidos, aunque la fecha pueda variar.
El Gobierno mexicano está intentando por todos los medios sacudirse a uno de los mayores narcotraficantes del planeta. Todo cambió desde su segunda fuga en julio del año pasado, al más puro estilo Hollywood, de una cárcel de máxima seguridad a menos de 100 kilómetros de la capital. Hasta ese momento, el Ejecutivo de Enrique Peña Nieto apelaba al orgullo patrio para castigar a los criminales de su país y se negaba por el mismo motivo a entregárselo a su vecino del norte. Pero el bochorno nacional e internacional le ha obligado a reconocer las debilidades de su propio sistema penitenciario. Una vez capturado en enero, el presidente Enrique Peña impuso como prioridad su extradición.
El Chapo está además, cada día más débil. Además de vivir sometido a unas estrictas reglas de aislamiento en un penal de Ciudad Juárez, a pocos kilómetros de su enemigo del norte, observa desde los barrotes cómo los cárteles contrarios ya han salido dispuestos a arrebatarle su imperio. La guerra se ha desatado en el norte de México. Las matanzas, icluida la de militares, son el pan de cada día de una tierra sin El Señor. Sus rivales hasta han llegado al lugar sagrado, la casa de su madre, en la tierra intocable del cártel de Sinaloa, y le han secuestrado a tres hijos.
El reinado del capo de capos parece haber llegado a su fin. Estados Unidos está cada día más cerca. En Texas y California lo persiguen por homicidio y tráfico de drogas. La única defensa de El Chapo sólo puede luchar hasta "lo imposible" por ganar la última batalla: tiempo.
Elena Reina
México, El País
El Gobierno mexicano ha puesto fecha a la extradición de Joaquín El Chapo Guzmán. Después de seis meses de batallas legales, las autoridades han señalado que en enero o febrero el mayor narcotraficante del mundo quedará a merced de la justicia estadounidense. Los abogados del narco no están, sin embargo, de acuerdo con las declaraciones y apuntan a que será "muy difícil" que ocurra tan rápido. La última palabra la tiene un juzgado penal de la capital que todavía no se ha pronunciado al respecto.
En una entrevista para la cadena mexicana Televisa, el coordinador de los abogados del narco, José Refugio Rodríguez, ha mantenido que la orden de El Chapo es que hagan "lo imposible" para que no cruce la frontera. "Yo veo muy difícil que de aquí a enero esté resuelto. Porque estamos a mediados de octubre y aún no tenemos la posición del juez. Contra ello, si concede la extradición, tenemos 10 días hábiles para interponer un recurso y en lo que entra a un tribunal colegiado, se va a 20 días". La Suprema Corte será, en cualquier caso, la última defensa de un proceso que se dirige a paso seguro hacia Estados Unidos, aunque la fecha pueda variar.
El Gobierno mexicano está intentando por todos los medios sacudirse a uno de los mayores narcotraficantes del planeta. Todo cambió desde su segunda fuga en julio del año pasado, al más puro estilo Hollywood, de una cárcel de máxima seguridad a menos de 100 kilómetros de la capital. Hasta ese momento, el Ejecutivo de Enrique Peña Nieto apelaba al orgullo patrio para castigar a los criminales de su país y se negaba por el mismo motivo a entregárselo a su vecino del norte. Pero el bochorno nacional e internacional le ha obligado a reconocer las debilidades de su propio sistema penitenciario. Una vez capturado en enero, el presidente Enrique Peña impuso como prioridad su extradición.
El Chapo está además, cada día más débil. Además de vivir sometido a unas estrictas reglas de aislamiento en un penal de Ciudad Juárez, a pocos kilómetros de su enemigo del norte, observa desde los barrotes cómo los cárteles contrarios ya han salido dispuestos a arrebatarle su imperio. La guerra se ha desatado en el norte de México. Las matanzas, icluida la de militares, son el pan de cada día de una tierra sin El Señor. Sus rivales hasta han llegado al lugar sagrado, la casa de su madre, en la tierra intocable del cártel de Sinaloa, y le han secuestrado a tres hijos.
El reinado del capo de capos parece haber llegado a su fin. Estados Unidos está cada día más cerca. En Texas y California lo persiguen por homicidio y tráfico de drogas. La única defensa de El Chapo sólo puede luchar hasta "lo imposible" por ganar la última batalla: tiempo.