Luis Enrique, a lo Pep en 2012 o Van Gaal en 1999, busca un topo
Juan Jiménez
As
Según publicó en un confidencial el periodista Javier Miguel de Sport, Luis Enrique persigue en el vestuario al topo que filtra la información sagrada de la caseta a la prensa, especialmente desde que hace unos días Mundo Deportivo publicó una nota de un bloc en las que se desnudaban todas las jugadas de estrategia del Borussia Moenchengladbach. En las mismas, se detallaban los mecanismos del equipo de Schubert en faltas laterales, frontales, córners, saques de banda… tanto en defensa como en ataque. Como el papel sólo ha podido salir del vestuario, Luis Enrique se ha puesto en guardia por lo que considera una sucesión de acontecimientos que está llegando al límite.
No es la primera vez en los últimos años que en el vestuario del Barcelona se buscan topos. En abril de 2012, Guardiola montó en cólera después de que horas antes del Barça- Madrid que decidía la Liga se filtrase un once revolucionario azulgrana en el que estaban Thiago y Tello y no pesos pesados como Cesc Fábregas o Gerard Piqué a los que desde distintos ámbitos se acusó de filtradores. El hoy técnico del City abroncó a sus jugadores y se creó una grieta, tal vez definitiva, que se cerró con la eliminación de Champions ante el Chelsea y el adiós de técnico. En 1999, Louis Van Gaal organizó una búsqueda exhaustiva de micrófonos en el vestuario del Barcelona después de que se filtrase una información. Las pesquisas fueron, lógicamente, un fiasco.
A Luis Enrique, sin embargo, no le va a ser fácil descubrir al filtrador si es que lo hubiera. Además de la plantilla de 22 jugadores, en pretemporada viajaron con él nada menos que 23 ayudantes. Algunos ni pisan el vestuario pero otros muchos sí. Es lo que tiene la superprofesionalización.
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Según publicó en un confidencial el periodista Javier Miguel de Sport, Luis Enrique persigue en el vestuario al topo que filtra la información sagrada de la caseta a la prensa, especialmente desde que hace unos días Mundo Deportivo publicó una nota de un bloc en las que se desnudaban todas las jugadas de estrategia del Borussia Moenchengladbach. En las mismas, se detallaban los mecanismos del equipo de Schubert en faltas laterales, frontales, córners, saques de banda… tanto en defensa como en ataque. Como el papel sólo ha podido salir del vestuario, Luis Enrique se ha puesto en guardia por lo que considera una sucesión de acontecimientos que está llegando al límite.
No es la primera vez en los últimos años que en el vestuario del Barcelona se buscan topos. En abril de 2012, Guardiola montó en cólera después de que horas antes del Barça- Madrid que decidía la Liga se filtrase un once revolucionario azulgrana en el que estaban Thiago y Tello y no pesos pesados como Cesc Fábregas o Gerard Piqué a los que desde distintos ámbitos se acusó de filtradores. El hoy técnico del City abroncó a sus jugadores y se creó una grieta, tal vez definitiva, que se cerró con la eliminación de Champions ante el Chelsea y el adiós de técnico. En 1999, Louis Van Gaal organizó una búsqueda exhaustiva de micrófonos en el vestuario del Barcelona después de que se filtrase una información. Las pesquisas fueron, lógicamente, un fiasco.
A Luis Enrique, sin embargo, no le va a ser fácil descubrir al filtrador si es que lo hubiera. Además de la plantilla de 22 jugadores, en pretemporada viajaron con él nada menos que 23 ayudantes. Algunos ni pisan el vestuario pero otros muchos sí. Es lo que tiene la superprofesionalización.