“Los únicos que no son ladrones son los islamistas”
En la ciudad de Salé miles de electores ven a los religiosos del PJD como única esperanza de cambio
Francisco Peregil
Salé, El País
Hay un colegio electoral en la ciudad de Salé (un millón de habitantes en las afueras de Rabat) rodeado de chabolas, en el barrio de Tabriquet. Allí acudió a votar en las elecciones legislativas de este viernes el jubilado Al Mansulia, de 64 años. Votó por el PJD (Partido Justicia y Desarrollo), el del presidente islamista Abdelilá Benkirán.
“En otras elecciones voté por la USFP (Unión Socialista de Fuerzas Populares, el partido más poderoso de la debilitada izquierda, que quedó quinto en las elecciones de 2011). Después voté a otros partidos de izquierdas y me encontré lo mismo: gente que lo único que hizo es robar al pueblo. Los del PJD, sin embargo, han hecho cosas. Y si no han ido más lejos es porque no los han dejado”. Una mujer de 40 años, ataviada con velo, comentaba: “Los islamistas son los únicos que no son ladrones. Gracias a Benkirán la gente se interesa ahora por la política”
Ali Amar, el director de Le Desk, uno de los medios más críticos de Marruecos, aseguraba en un editorial publicado esta semana que los marroquíes se ven obligados a elegir “entre la peste y el cólera”, es decir, entre los dos partidos con más opciones: el PJD y sus rivales del Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), formación fundada en 2008 por un amigo del rey, Fouad Alí el Himna, y consejero de Mohamed VI tras las protestas de la primavera marroquí de 2011.
Respecto al PAM, el director de Le Desk, decía que es una “criatura de laboratorio alimentada por una ancha franja del Estado”. Y en cuanto, al PJD, señalaba: “Es un partido ultraconservador y populista nacido bajo las faldas de la dictadura de Hassan II. Su matriz original, la Chabiba islamiya, ha sido tolerada y después alimentada para servir como contrafuego a la izquierda contestataria de los años 70 y 80. (…) Es una poderosa máquina política sectaria dotada de una disciplina de hierro, de un discurso populista y de un proyecto de sociedad ultraconservador. Su éxito se debe a las deficiencias del Estado y sobre todo, de sus rivales de izquierda”.
Sin embargo, en Salé son decenas de miles los votantes del PJD. Por eso Benkirán eligió Salé el jueves para pronunciar su último mitin de campaña. Mohamed Iubi, de 30 años, y empleado en una empresa de confección, explicaba porqué ha votado a los islamistas. “Salé era una ciudad marginada y en estos cinco años han levantado zonas verdes. También han extendido en todo el país la asistencia sanitaria gratuita para los más pobres”.
Entre los problemas más acuciantes para resolver la mayoría de los entrevistados destacaron el paro, la falta de viviendas y la enseñanza. Y en la calle, no era difícil encontrar gente la estudiante de 24 años Sara el Arus, partidaria de no votar. Finalmente, la abstención ha sido del 57%, dos puntos por encima del 55% registrado en noviembre de 2011, las primeras elecciones tras la primavera árabe marroquí.
“En cinco años del PJD no he visto nada bueno”, decía Sara el Arus. "Nos dijeron que íbamos a tener todo el mundo becas en la universidad y eso es mentira. Y los programas en la enseñanza siguen desfasados, no hay visión estratégica. Se aprenden cosas en el bachillerato que después no son útiles para encontrar trabajo”.
En otro colegio electoral del mismo barrio se encontraba Hajar, una estudiante de ingeniería de 22 años, ataviada con velo. “En estos últimos cinco años ha habido más reformas que en los 50 anteriores”, explica. Cuando se pregunta cuál ha sido la mejor reforma propiciada por el PJD, algunos mencionan la gratuidad de la cobertura sanitaria para los más desfavorecidos. Pero, la mayor parte, repite la frase que en esta ocasión esgrime Fahad, un desempleado de 27 años: “Son los únicos que no son ladrones”. Fahad, añade: “Subieron el precio de los combustibles y alguna gente se quejó. Pero los pobres no se quejaron porque saben que ellos van a sacar provecho de esa medida. Porque los ricos tienen tres o cuatro coches”.
En la noche del viernes, antes de conocerse los resultados oficiales, que el Ministerio del Interior tenía previsto difundir el sábado, el PJD proclamó su victoria en base a los datos que manejaba el propio partido.
Francisco Peregil
Salé, El País
Hay un colegio electoral en la ciudad de Salé (un millón de habitantes en las afueras de Rabat) rodeado de chabolas, en el barrio de Tabriquet. Allí acudió a votar en las elecciones legislativas de este viernes el jubilado Al Mansulia, de 64 años. Votó por el PJD (Partido Justicia y Desarrollo), el del presidente islamista Abdelilá Benkirán.
“En otras elecciones voté por la USFP (Unión Socialista de Fuerzas Populares, el partido más poderoso de la debilitada izquierda, que quedó quinto en las elecciones de 2011). Después voté a otros partidos de izquierdas y me encontré lo mismo: gente que lo único que hizo es robar al pueblo. Los del PJD, sin embargo, han hecho cosas. Y si no han ido más lejos es porque no los han dejado”. Una mujer de 40 años, ataviada con velo, comentaba: “Los islamistas son los únicos que no son ladrones. Gracias a Benkirán la gente se interesa ahora por la política”
Ali Amar, el director de Le Desk, uno de los medios más críticos de Marruecos, aseguraba en un editorial publicado esta semana que los marroquíes se ven obligados a elegir “entre la peste y el cólera”, es decir, entre los dos partidos con más opciones: el PJD y sus rivales del Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), formación fundada en 2008 por un amigo del rey, Fouad Alí el Himna, y consejero de Mohamed VI tras las protestas de la primavera marroquí de 2011.
Respecto al PAM, el director de Le Desk, decía que es una “criatura de laboratorio alimentada por una ancha franja del Estado”. Y en cuanto, al PJD, señalaba: “Es un partido ultraconservador y populista nacido bajo las faldas de la dictadura de Hassan II. Su matriz original, la Chabiba islamiya, ha sido tolerada y después alimentada para servir como contrafuego a la izquierda contestataria de los años 70 y 80. (…) Es una poderosa máquina política sectaria dotada de una disciplina de hierro, de un discurso populista y de un proyecto de sociedad ultraconservador. Su éxito se debe a las deficiencias del Estado y sobre todo, de sus rivales de izquierda”.
Sin embargo, en Salé son decenas de miles los votantes del PJD. Por eso Benkirán eligió Salé el jueves para pronunciar su último mitin de campaña. Mohamed Iubi, de 30 años, y empleado en una empresa de confección, explicaba porqué ha votado a los islamistas. “Salé era una ciudad marginada y en estos cinco años han levantado zonas verdes. También han extendido en todo el país la asistencia sanitaria gratuita para los más pobres”.
Entre los problemas más acuciantes para resolver la mayoría de los entrevistados destacaron el paro, la falta de viviendas y la enseñanza. Y en la calle, no era difícil encontrar gente la estudiante de 24 años Sara el Arus, partidaria de no votar. Finalmente, la abstención ha sido del 57%, dos puntos por encima del 55% registrado en noviembre de 2011, las primeras elecciones tras la primavera árabe marroquí.
“En cinco años del PJD no he visto nada bueno”, decía Sara el Arus. "Nos dijeron que íbamos a tener todo el mundo becas en la universidad y eso es mentira. Y los programas en la enseñanza siguen desfasados, no hay visión estratégica. Se aprenden cosas en el bachillerato que después no son útiles para encontrar trabajo”.
En otro colegio electoral del mismo barrio se encontraba Hajar, una estudiante de ingeniería de 22 años, ataviada con velo. “En estos últimos cinco años ha habido más reformas que en los 50 anteriores”, explica. Cuando se pregunta cuál ha sido la mejor reforma propiciada por el PJD, algunos mencionan la gratuidad de la cobertura sanitaria para los más desfavorecidos. Pero, la mayor parte, repite la frase que en esta ocasión esgrime Fahad, un desempleado de 27 años: “Son los únicos que no son ladrones”. Fahad, añade: “Subieron el precio de los combustibles y alguna gente se quejó. Pero los pobres no se quejaron porque saben que ellos van a sacar provecho de esa medida. Porque los ricos tienen tres o cuatro coches”.
En la noche del viernes, antes de conocerse los resultados oficiales, que el Ministerio del Interior tenía previsto difundir el sábado, el PJD proclamó su victoria en base a los datos que manejaba el propio partido.