La Reserva Federal empieza a preocuparse por su credibilidad

El acta de la reunión de septiembre revela las diferencias internas que persisten en el banco central

Sandro Pozzi
Nueva York, El País
Los mercados tienen dificultad para entender qué va a hacer la Reserva Federal (Fed) y cuándo. El acta de la última reunión del banco central de EE UU, celebrada hace tres semanas, indica, de hecho, que hay argumentos razonables tanto para subir los tipos de interés como para mantenerlos intactos. Pero el temor es que si se aplaza demasiado el próximo paso, esa inacción acabe afectando a la “credibilidad” de su estrategia.


La Fed lleva meses anticipando que el precio del dinero subirá antes de acabar el año. Así lo piensa la amplia mayoría de sus miembros. Sin embargo, siempre encuentran al final una excusa para no hacerlo pese a que algunos de sus integrantes presionan para que suceda “relativamente pronto”. La reunión del 21 de septiembre acabó por tanto como empezó: con los tipos estancados entre el 0,25% y el 0,5%.

La decisión contó con tres disidentes, lo que puso de relieve las diferencias internas. Esther George, Loretta Mester y Eric Rosengren son los que más sentido de urgencia están mostrando en este momento y advierten de que la estrategia actual puede volverse en contra y causar una recesión. Janet Yellen, presidenta de la Fed, necesita más evidencias para continuar con el proceso de normalización.

En opinión de Yellen, no hay riesgo de recalentamiento de la economía y asegura que la inflación está bajo control. La próxima cita de la Fed está prevista para el 1 y 2 de noviembre, a menos de una semana de las elecciones presidenciales. El lenguaje que muestra el acta indica que de nuevo se saltará esa cita. Wall Street calcula que hay una entre diez opciones a favor de la subida de tipo.

Las posibilidades para diciembre son ahora superiores al 60%. George, presidenta de la Fed de Kansas City, y Mester, de Cleveland, expresaron su temor al daño que puede hacer a la credibilidad del banco si se produce un nuevo retraso. Rosengren, de la Fed de Boston, advierte por su parte que la inacción puede forzarles a ser más agresivos en el futuro en lugar de afrontar el proceso de una forma gradual.

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