España: Rajoy pierde la primera votación para la investidura, pero avanza en su camino a la presidencia
El portavoz socialista y el líder de Podemos pugnan por liderar la oposición al PP
Fernando Garea
Madrid, El País
Mariano Rajoy ha hecho este jueves gestos a PSOE y Ciudadanos y ha confrontado con Podemos y aún más con los independentistas catalanes. El líder del PP ha vivido la segunda jornada de su investidura, un debate fácil para él, y ha vuelto a lograr 170 votos a favor, a seis de la mayoría absoluta. El sábado a partir de las 20.00 volverá a comparecer, ya con la mayoría relativa asegurada gracias a la abstención del Grupo Socialista. Antonio Hernando, portavoz del PSOE, ha expuesto ante un partido fragmentado y herido la explicación de su giro desde el “no es no”: evitar las terceras elecciones y que haya Gobierno.
Mariano Rajoy tiene asegurada la investidura, pero se ha esforzado este jueves en conseguir la estabilidad, para poder gobernar con un Parlamento hostil. Por eso ha pedido al PSOE algo más que esa abstención y ha confrontado con Pablo Iglesias, hasta sepultar a los socialistas y dar a Podemos la categoría de primer partido de la oposición.
“Tan malo es no tener Gobierno como tener un Gobierno que no pueda gobernar”, ha asegurado Rajoy en referencia al PSOE y alertando del peligro de lo que llamó “riesgo de legislatura estéril”. Es decir, que o hay acuerdos esenciales o no podrá gobernar.
Pese a esa necesidad de pactos, Rajoy ha incluido advertencias sobre cómo en unas nuevas elecciones le iría muy bien a su partido y, sobre todo, mucha reivindicación de su pasado. Se trataba de evitar el “exceso de cariño” y, al tiempo, la distancia excesiva, limando en todo caso asperezas pasadas. No ha podido evitar expresiones como “somos iguales”, para identificar objetivos comunes de populares y socialistas. Además, se ha permitido dos gestos: una flexibilización sobre las reválidas educativas y la oferta para un foro de diálogo sobre Cataluña. Pero en el primer caso, sin aceptar parar ni derogar la LOMCE y porque el resto de partidos tiene mayoría para frenarla; en el segundo, sin salir del carril de su conocida posición y sin concretar el objetivo de tal diálogo.
Antonio Hernando, portavoz del PSOE, ha subido a la tribuna con el difícil papel de establecer el relato del giro hacia la abstención que permitirá gobernar a Rajoy. Ha dicho que es para que el país no esté “bloqueado por el egoísmo de ningún partido” y con la idea de que abstenerse no es apoyar. Hernando ha hablado ante una bancada socialista dividida hasta en la intensidad de los aplausos a su portavoz, a la espera de contar díscolos el sábado y saber qué hará Pedro Sánchez. Y como era previsible, Hernando ha reprochado a Podemos no haber permitido un Gobierno de Sánchez, dimitido ahora tras ser rechazado por los órganos del PSOE.
Pablo Iglesias ha entrado por esa puerta y ha respondido a Hernando, para recoger la bandera de líder de la izquierda y de la oposición. El dirigente de Podemos ha hablado de “abstencionazo”, de “trámite vergonzoso” y, en dirección a los escaños socialistas, ha proclamado: “No se puede hacer oposición tras dar el Gobierno a Rajoy” y “ustedes están más cerca del PP que de nosotros”. Iglesias, con un tono muy duro que incluyó la palabra “delincuentes”, ha pretendido aprovechar la abstención del PSOE para ser investido también líder de la oposición.
Meter miedo
En la réplica, Rajoy le ha tratado con ironía y una cierta condescendencia y, sobre todo, le ha recordado que el PP ha sido el partido más votado y nadie ha logrado articular una mayoría alternativa. También para reprocharle que prefiera la protesta en la calle al Parlamento, lo que en la práctica es casi un reconocimiento como líder de la oposición. “Ni me gusta meter miedo ni le tengo miedo a casi nada: ni a las manifestaciones ni a las huelgas generales ni a las palabras”, le ha dicho.
Ha aumentado la confrontación en el debate cuando Rafael Hernando, portavoz del Grupo Popular, ha acusado a Iglesias de ayudar a dictaduras y los diputados de Podemos se ausentaron momentáneamente del pleno.
Albert Rivera, en su tercera investidura como socio de un candidato, ha advertido que Ciudadanos vigilará el cumplimiento de los pactos. Y el líder del PP ha ido algo más afectuoso con Rivera que en agosto, intentando de nuevo transmutarse en presidente dialogante.
Especialmente duro ha sido el choque de Rajoy con Joan Tardà (ERC) y Francesc Homs (PDC).
Fernando Garea
Madrid, El País
Mariano Rajoy ha hecho este jueves gestos a PSOE y Ciudadanos y ha confrontado con Podemos y aún más con los independentistas catalanes. El líder del PP ha vivido la segunda jornada de su investidura, un debate fácil para él, y ha vuelto a lograr 170 votos a favor, a seis de la mayoría absoluta. El sábado a partir de las 20.00 volverá a comparecer, ya con la mayoría relativa asegurada gracias a la abstención del Grupo Socialista. Antonio Hernando, portavoz del PSOE, ha expuesto ante un partido fragmentado y herido la explicación de su giro desde el “no es no”: evitar las terceras elecciones y que haya Gobierno.
Mariano Rajoy tiene asegurada la investidura, pero se ha esforzado este jueves en conseguir la estabilidad, para poder gobernar con un Parlamento hostil. Por eso ha pedido al PSOE algo más que esa abstención y ha confrontado con Pablo Iglesias, hasta sepultar a los socialistas y dar a Podemos la categoría de primer partido de la oposición.
“Tan malo es no tener Gobierno como tener un Gobierno que no pueda gobernar”, ha asegurado Rajoy en referencia al PSOE y alertando del peligro de lo que llamó “riesgo de legislatura estéril”. Es decir, que o hay acuerdos esenciales o no podrá gobernar.
Pese a esa necesidad de pactos, Rajoy ha incluido advertencias sobre cómo en unas nuevas elecciones le iría muy bien a su partido y, sobre todo, mucha reivindicación de su pasado. Se trataba de evitar el “exceso de cariño” y, al tiempo, la distancia excesiva, limando en todo caso asperezas pasadas. No ha podido evitar expresiones como “somos iguales”, para identificar objetivos comunes de populares y socialistas. Además, se ha permitido dos gestos: una flexibilización sobre las reválidas educativas y la oferta para un foro de diálogo sobre Cataluña. Pero en el primer caso, sin aceptar parar ni derogar la LOMCE y porque el resto de partidos tiene mayoría para frenarla; en el segundo, sin salir del carril de su conocida posición y sin concretar el objetivo de tal diálogo.
Antonio Hernando, portavoz del PSOE, ha subido a la tribuna con el difícil papel de establecer el relato del giro hacia la abstención que permitirá gobernar a Rajoy. Ha dicho que es para que el país no esté “bloqueado por el egoísmo de ningún partido” y con la idea de que abstenerse no es apoyar. Hernando ha hablado ante una bancada socialista dividida hasta en la intensidad de los aplausos a su portavoz, a la espera de contar díscolos el sábado y saber qué hará Pedro Sánchez. Y como era previsible, Hernando ha reprochado a Podemos no haber permitido un Gobierno de Sánchez, dimitido ahora tras ser rechazado por los órganos del PSOE.
Pablo Iglesias ha entrado por esa puerta y ha respondido a Hernando, para recoger la bandera de líder de la izquierda y de la oposición. El dirigente de Podemos ha hablado de “abstencionazo”, de “trámite vergonzoso” y, en dirección a los escaños socialistas, ha proclamado: “No se puede hacer oposición tras dar el Gobierno a Rajoy” y “ustedes están más cerca del PP que de nosotros”. Iglesias, con un tono muy duro que incluyó la palabra “delincuentes”, ha pretendido aprovechar la abstención del PSOE para ser investido también líder de la oposición.
Meter miedo
En la réplica, Rajoy le ha tratado con ironía y una cierta condescendencia y, sobre todo, le ha recordado que el PP ha sido el partido más votado y nadie ha logrado articular una mayoría alternativa. También para reprocharle que prefiera la protesta en la calle al Parlamento, lo que en la práctica es casi un reconocimiento como líder de la oposición. “Ni me gusta meter miedo ni le tengo miedo a casi nada: ni a las manifestaciones ni a las huelgas generales ni a las palabras”, le ha dicho.
Ha aumentado la confrontación en el debate cuando Rafael Hernando, portavoz del Grupo Popular, ha acusado a Iglesias de ayudar a dictaduras y los diputados de Podemos se ausentaron momentáneamente del pleno.
Albert Rivera, en su tercera investidura como socio de un candidato, ha advertido que Ciudadanos vigilará el cumplimiento de los pactos. Y el líder del PP ha ido algo más afectuoso con Rivera que en agosto, intentando de nuevo transmutarse en presidente dialogante.
Especialmente duro ha sido el choque de Rajoy con Joan Tardà (ERC) y Francesc Homs (PDC).