El triunfo de Uribe y del no silencioso
El expresidente logra una inesperada victoria en un plebiscito que disputó en desventaja
Jacobo García
Bogotá, El País
El expresidente Álvaro Uribe llegó al plebiscito tras una derrota electoral- nacional y regional- sin recursos, opacado por los medios y ninguneado por las encuestadoras que daban una clara victoria clara al Sí.
Durante muchos meses parecía una voz clamando en el desierto que se movía recorriendo pueblos, universidades y teatros, ajeno a la gran campaña oficial que movilizó el Sí.
Sin embargo, el exmandatario, sale reforzado y surge como el gran vencedor de una votación en la que logró casi seis millones y medio de votos que dijeron NO al acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC. Aunque la ley le impide volver a presentarse a la presidencia ha dejado claro que no tiene seguidores, sino fieles, que siguen contra viento y marea sus indicaciones.
Originalmente no era fácil defender el NO, una postura que a ojos de la comunidad internacional suponía continuar con la dialéctica guerrerista que lo caracterizó y que lo hizo tan popular en el país cuando logró recuperar vías de comunicación y mermar a la guerrilla hasta reducirla a poco más de 6.000 miembros.
Desde que hace cuatro años el presidente Juan Manuel Santos se embarcó en la aventura de la paz el uribismo también ha ido cambiando su mensaje. Del rechazo y el desconcierto inicial, al ver como su ministro de Defensa, Santos, apuñalaba a su mentor, Uribe, y encabezaba un proceso impensable años atrás, al “queremos la paz pero no esta paz” como dijo ayer su mano derecha Francisco ‘Pacho’ Santos nada más conocer los resultados.
El que fuera el vicepresidente de Álvaro Uribe ( 2002-2010) fue el primero en aparecer. Eufórico pero tranquilo dijo que la derrota del Si implica buscar la paz pero con tras una renegociación integral de los acuerdos, algo poco probable a tenor de lo expresado por los negociadores del gobierno. “Nosotros también queremos la paz pero con un mayor estándar de justicia y verdad” defendió ante los suyos. “La victoria del NO es un mensaje de amor a Colombia y recibimos los resultados con alegría pero sin soberbia” añadió.
A las FARC y a su secretario general Timoleón Jiménez, TImochenko les dijo que “pueden estar tranquilos, tengan confianza, porque queremos que este proceso paz confluya”. Santos -primo del mandatario- hizo también un llamado para que no volvieran al monte. “Vamos a trabajar con el Gobierno para poder reconducir este acuerdo y para que esta paz llegue a buen puerto, con justicia, reparación, reconciliación y perdón”, insistió. “Una paz en donde quepamos todos y no donde se incluya a la mitad de los colombianos".
Álvaro Uribe y un pequeño grupo de afines han cabalgado en silencio durante los últimos meses, sin embargo, sus argumentos, que criticaban la impunidad de la que gozarían los guerrilleros si salía adelante el plebiscito han calado en un electorado que no se dejó arrollar por el sunami oficialista a favor del Sí. Los argumentos del uribismo eran muy claros; los guerrilleros no pagarían ni un día de cárcel, las FARC no hicieron público su patrimonio y por tanto sólo el Estado indemnizará a la víctimas y el narcotráfico sería considerado un delito político que prolongará durante décadas los cultivos.
La población también rechazó que los guerrilleros tuvieran cinco escaños de forma directa y sin necesidad de elecciones. La votación de ayer demostró que el rechazo entre la población a los acuerdos con las FARC era grande pero nunca se lo confesaron a los encuestadores, que se equivocaron masivamente.
Álvaro Uribe jugó un partido en total desventaja con el marcador, el árbitro y el campo en contra y ganó por más de 40.000 votos de diferencia. Su victoria electoral le concede una nueva vida política con la que pocos contaban.
Jacobo García
Bogotá, El País
El expresidente Álvaro Uribe llegó al plebiscito tras una derrota electoral- nacional y regional- sin recursos, opacado por los medios y ninguneado por las encuestadoras que daban una clara victoria clara al Sí.
Durante muchos meses parecía una voz clamando en el desierto que se movía recorriendo pueblos, universidades y teatros, ajeno a la gran campaña oficial que movilizó el Sí.
Sin embargo, el exmandatario, sale reforzado y surge como el gran vencedor de una votación en la que logró casi seis millones y medio de votos que dijeron NO al acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC. Aunque la ley le impide volver a presentarse a la presidencia ha dejado claro que no tiene seguidores, sino fieles, que siguen contra viento y marea sus indicaciones.
Originalmente no era fácil defender el NO, una postura que a ojos de la comunidad internacional suponía continuar con la dialéctica guerrerista que lo caracterizó y que lo hizo tan popular en el país cuando logró recuperar vías de comunicación y mermar a la guerrilla hasta reducirla a poco más de 6.000 miembros.
Desde que hace cuatro años el presidente Juan Manuel Santos se embarcó en la aventura de la paz el uribismo también ha ido cambiando su mensaje. Del rechazo y el desconcierto inicial, al ver como su ministro de Defensa, Santos, apuñalaba a su mentor, Uribe, y encabezaba un proceso impensable años atrás, al “queremos la paz pero no esta paz” como dijo ayer su mano derecha Francisco ‘Pacho’ Santos nada más conocer los resultados.
El que fuera el vicepresidente de Álvaro Uribe ( 2002-2010) fue el primero en aparecer. Eufórico pero tranquilo dijo que la derrota del Si implica buscar la paz pero con tras una renegociación integral de los acuerdos, algo poco probable a tenor de lo expresado por los negociadores del gobierno. “Nosotros también queremos la paz pero con un mayor estándar de justicia y verdad” defendió ante los suyos. “La victoria del NO es un mensaje de amor a Colombia y recibimos los resultados con alegría pero sin soberbia” añadió.
A las FARC y a su secretario general Timoleón Jiménez, TImochenko les dijo que “pueden estar tranquilos, tengan confianza, porque queremos que este proceso paz confluya”. Santos -primo del mandatario- hizo también un llamado para que no volvieran al monte. “Vamos a trabajar con el Gobierno para poder reconducir este acuerdo y para que esta paz llegue a buen puerto, con justicia, reparación, reconciliación y perdón”, insistió. “Una paz en donde quepamos todos y no donde se incluya a la mitad de los colombianos".
Álvaro Uribe y un pequeño grupo de afines han cabalgado en silencio durante los últimos meses, sin embargo, sus argumentos, que criticaban la impunidad de la que gozarían los guerrilleros si salía adelante el plebiscito han calado en un electorado que no se dejó arrollar por el sunami oficialista a favor del Sí. Los argumentos del uribismo eran muy claros; los guerrilleros no pagarían ni un día de cárcel, las FARC no hicieron público su patrimonio y por tanto sólo el Estado indemnizará a la víctimas y el narcotráfico sería considerado un delito político que prolongará durante décadas los cultivos.
La población también rechazó que los guerrilleros tuvieran cinco escaños de forma directa y sin necesidad de elecciones. La votación de ayer demostró que el rechazo entre la población a los acuerdos con las FARC era grande pero nunca se lo confesaron a los encuestadores, que se equivocaron masivamente.
Álvaro Uribe jugó un partido en total desventaja con el marcador, el árbitro y el campo en contra y ganó por más de 40.000 votos de diferencia. Su victoria electoral le concede una nueva vida política con la que pocos contaban.