D. ZAGREB 0 - SEVILLA 1 / Nasri y más Nasri en Zagreb

El francés, omnipresente, volvió a deslumbrar. Inició y terminó la jugada del gol que mantiene al Sevilla colíder junto a la Juventus y cada vez más cerca de los octavos.

Juan Jiménez
As
Omnipresente desde que Sampaoli le dio las llaves del equipo el primer día que llegó (bajo sospecha) de Manchester, Nasri, otro milagro de Monchi, también fue el señor de la lluviosa noche de Zagreb. El francés, como tantos otros ratos hoy esta temporada, fue el mejor en el viejo Maksimir en un ambiente frío, lejos de aquellas atmósferas cargantes de la mejor época del fútbol balcánico en los ochenta.


Apenas nueve mil personas embutidas en chubasqueros en las gradas a las que las limitaciones de su equipo tampoco ayudan demasiado. Nasri, a quien se adivina feliz, disfrutando del fútbol y de sus galones de líder, colaboró en una victoria de gran valor para el Sevilla, que pese a ser ampliamente superior al Dinamo tuvo el partido en el alambre más minutos de lo que hubiese debido por su poca destreza con el gol, especialmente de Vietto. Esa indecisión para resolver el partido llenó de esperanza al Dinamo de Zagreb, un equipo con lo justito, pero que vio el premio del empate cerca, se esmeró y preocupó a Sergio Rico. Eso sí, lo justo.

El Sevilla supo abrochar un triunfo que le deja bien cerca de los octavos y empieza a respaldar el trabajo de Sampaoli, en permanente sospecha desde su aterrizaje y con una prueba del algodón inmediata: el Atlético y Simeone.

Esta vez sí, el Sevilla fue reconocible desde el principio y no tuvo altibajos en su rendimiento durante la primera parte. Sampaoli salió con tres defensas consciente de que el conservador Petev y las miserias del Dinamo harían el resto. Como N'Zonzi vive un momento dulcísimo y barre cualquier balón suelto, le quitó las cadenas a los laterales, campo abierto. Nasri se apoderó del balón. Primero se acercó a Vitolo, con el que trenzó buenas paredes. En una de ellas, con centro de Escudero, el francés desperdició una ocasión clarísima en la que no creyó estar tan cerca del gol. Pasada la media hora, y cuando en el campo lo único se veía era a Nasri, se cambió de banda y encontró otro socio.

El 'Mudo' Vázquez arrancó con distinción un contragolpe y pisó sobre el francés, que se desplegó, abrió hacia Mariano y se fue con fe área, donde encontró un gol en el que sólo creyó él.

Superior, el Sevilla lució palmito un buen rato en Zagreb. Mariano estuvo pletórico, Vitolo, Vázquez y Nasri se reafirmaron como la columna creativa del equipo y Mercado, Rami y Pareja se coordinaron al gusto de Sampaoli. Al Sevilla, de lejos, se le empiezan a ver luces, pero se le echa de menos la espada. Vietto, de momento, no es el delantero temible que tuvo el Sevilla en Bacca y Gameiro. Está por ver si es que se está cociendo o le falta la entidad suficiente para estas alturas.

En ventaja, el Sevilla controló el partido y tiró varias buenas oportunidades en el segundo tiempo, especialmente una de Vietto después de un pase divino del 'Mudo' Vázquez. Vitolo también se encontró con Livakovic. De pronto, la poca gente que había en el Maksimir se puso revoltosa y el Dinamo también. Soudani se movió con cierto peligro y el Sevilla temió que el partido se le hiciese largo. Hasta que Nasri volvió a coger el balón, lo durmió y se lo llevó a casa. En Zagreb, el Sevilla fue Nasri y más Nasri.

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