Carlos Bianchi tiene su estatua en la Boca

Bianchi recordó a su cuñado, fanático de Boca, quien falleció hace poco y en ese momento tuvo que frenar su discurso. Se le llenaron los ojos de lágrimas. “Después de haber conocido el mundo Boca, me di cuenta de que mi cuñado no se equivocaba. Es muy grande”, dijo. Mirá el video.


Olé
"Vení, vení, cantá conmigo, que de la mano, de Carlos Bianchi, todos la vuelta vamos a dar". Así fue recibido Carlos Bianchi en la Bombonera en la tarde en que se descubrió su estatua.


Hubo mucha emoción, de hinchas, dirigentes y periodistas partidarios, incluso algunos que lloraron. También, mensajes por video de Julio Santella, preparador físico de toda su carrera, futbolistas como Cagna, el Pepe Basualdo, Oscar Córdoba, Chicho Serna, el Patrón Bermúdez, el Pato Abbondanzieri, el Melli Guillermo y Palermo.

Lo presentó el vicepresidente Royco Ferrari. Junto a él estaban quienes tuvieron la iniciativa de la estatua, los socios Francisco Alvarez y Gabriel Bonavena. El escultor, Enrique Salvio, subió poco después al escenario.

El Melli, Battaglia, Delgado, Schiavi y Riquelme, en ese orden, estaban en primera fila, con algunos familiares. Todos dieron su recuerdo para el Virrey. "Carlos se merece el día que está pasando. El nos hizo ganadores. Nosotros no sabíamos lo que era ganar y nos enseñó a ganar. Es el más grande de nuestro club y de todos los tiempos del fútbol argentino", dijo Román.

Luego llegó el momento top, cuando Bianchi descubrió la estatua. Los cantos se repitieron y el Virrey recibió una placa y hasta una réplica de la escultura.

Luego, Carlos tomó la palabra y dio un testimonio muy sentido:

* "Cuando se presentaron ellos (Francisco y Gabriel) con la intención de hacer la estatua, yo vi que tenían cara de buena gente. Esta estatua es gracias a quienes están acá y a los que no están acá. Son ellos los que hacen la historia, la verdadera historia del fútbol son los jugadores".

* "Ayer hubo varias radios partidarias que me llamaron. Les dije que estaba muy tranquilo, que iba a ver fútbol por televisión. Me fui a dormir tranquilo, pero el sueño no fue tan agradable como otras veces. Me desperté tres o cuatro veces (en esa parte del relato comenzó a llorar). Era por mi cuñado, que falleció hace poco. El era fanático de Boca, lo conocí a los 17 años, él repartía prepizzas y empanadas. Yo vendía diarios en los colectivos. Un día me dijo que se había enterado que yo jugaba al fútbol. Le dije que sí, en la Reserva de Vélez. Me invitó a jugar al papi. Fui y seguí participando. Un día él no llegaba al club y lo fui a buscar a su casa, ahí conocí a mi esposa (Margarita). Y mi cuñado durante un año me volvió loco, era tan fanático de Boca, tenía tres bonos de la Ciudad Deportiva de Boca y me quería convencer a mí que comprara uno. Yo le decía: '¿Sabés lo que es para mí vender diarios?'. Y él me decía: '¿Sábes lo que es Boca'".

* "Después de haber conocido el mundo Boca, me di cuenta de que mi cuñado no se equivocaba. Es muy grande, ustedes no se dan cuenta. Uno se da cuenta partido a partido. Haber pensado tanto en mi cuñado hace que esta estatua la merezcan todos ustedes, pero sobre todo los verdaderos protagonistas de esta historia, que son los jugadores".

Hubo muchos aplausos para estas palabras del Virrey.


Guillermo Barros Schelotto, el actual DT, el aprendiz, en primera fila. A su lado, Battaglia, Delgado, Schiavi y Riquelme. Más atrás, Cagna, Basualdo, Córdoba, Serna, Bermúdez, Abbondanzieri... Todos juntos por un motivo: Carlos Bianchi y su estatua. El Virrey tomó la palabra y recordó a su cuñado, quien era fanático de Boca y falleció hace poco, y se emocionó. Tuvo que frenar su discurso y secarse las lágrimas.

Bianchi se emocionó en el medio del discurso

“Ayer me fui a dormir tranquilo, pero el sueño no fue tan agradable como otras veces. Me desperté tres o cuatro veces...”. En ese momento frenó, miró para abajo. La emoción le recorrió la piel. “Era por mi cuñado, que falleció hace poco. El era fanático de Boca, lo conocí a los 17 años, él repartía prepizzas y empanadas. Yo vendía diarios en los colectivos. Un día me dijo que se había enterado que yo jugaba al fútbol. Le dije que sí, en la Reserva de Vélez. Me invitó a jugar al papi. Fui y seguí participando. Un día él no llegaba al club y lo fui a buscar a su casa, ahí conocí a mi esposa (Margarita). Y mi cuñado durante un año me volvió loco, era tan fanático de Boca, tenía tres bonos de la Ciudad Deportiva de Boca y me quería convencer a mí que comprara uno. Yo le decía: '¿Sabés lo que es para mí vender diarios?'. Y él me decía: '¿Sábes lo que es Boca'”, agregó.

Bianchi ya tiene su estatua

Y completó: “Después de haber conocido el mundo Boca, me di cuenta de que mi cuñado no se equivocaba. Es muy grande, ustedes no se dan cuenta. Uno se da cuenta partido a partido. Haber pensado tanto en mi cuñado hace que esta estatua la merezcan todos ustedes, pero sobre todo los verdaderos protagonistas de esta historia, que son los jugadores”.

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