Argentina se moviliza contra los más de 200 asesinatos de mujeres anuales

Huelga de una hora y una multitudinaria manifestación para protestar tras la muerte de una adolescente

Carlos E. Cué
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
Miles de mujeres, vestidas de negro, interrumpieron su trabajo en Argentina durante una hora para protestar contra una plaga que no tiene fin: más de 200 de ellas son asesinadas cada año, víctimas de violencia de género. Horas después, otras decenas de miles marcharon bajo la lluvia con paraguas y abrigos mayoritariamente negros en varios puntos del país para cerrar una jornada de lucha que moviliza como nunca a Argentina desde hace más de un año, pero de momento sin resultados concretos. Un asesinato y violación especialmente cruel de una adolescente de 16 años, Lucía Pérez, ha revuelto de nuevo a una sociedad que no lograr frenar la violencia. La lucha fue seguida en varios lugares del mundo.


Argentina vive una paradoja: nunca había tenido tanta presencia pública la batalla contra la violencia de género, aquí llamada femicidio, y sin embargo nada parece servir ni siquiera para reducir los asesinatos. A pesar de que hace más de un año se vivió la mayor movilización del país y una de las mayores del mundo contra esta lacra, tras el asesinato de Chiara Páez, que tenía 14 años y estaba embarazada, pocas cosas parecen cambiar. Solo en lo que va de octubre se han contabilizado 20 asesinatos de mujeres por violencia de género, casi uno cada 23 horas. La media que ofrecen las estadísticas durante el año es de uno cada 30 horas.

Buena parte de las mujeres en todo el país siguieron la consigna lanzada en los días anteriores: vestir de negro, usar en las redes sociales los distintos hashtag –#NiUNaMenos, #VivaNosQueremos, #MiércolesNegro- y parar durante una hora a las 13:00 para acudir a la marcha por la tarde en el Obelisco, en el centro de Buenos Aires. Todos los políticos, artistas y periodistas más conocidos se sumaron.La protesta tuvo un seguimiento muy fuerte sobre todo en los edificios públicos, ministerios, transportes y en especial en los colegios, donde fue muy emotiva porque la última fallecida, que fue violada y empalada, lo que causó su muerte, tenía solo 16 años cuando acudió engañada a una casa donde iban a venderle drogas en Mar del Plata.

Los detalles de su tortura y asesinato han conmovido a Argentina. En las calles de Buenos Aires, a las puertas de los edificios de oficinas, miles de mujeres de negro salieron para gritar las consignas del ni una menos. La sensación de que nada avanza es constante entre ellas. También Chiara Páez era una adolescente, asesinada por su novio y enterrada en el patio. La movilización fue enorme pero no se lograron grandes avances. Toda Latinoamérica, Argentina incluida, es víctima de una ola de violencia de género en sociedades donde el machismo está aún muy arraigado.

Por la tarde, y pese a una lluvia torrencial y una frío inusual para la primavera austral, decenas de miles de mujeres marcharon bajo sus paraguas desde el Obelisco hacia la Plaza de Mayo, epicentro de las protestas sociales en Argentina. Con aplausos, gritos de "vivas nos queremos, ni una menos" y pancartas con la leyenda "El machismo mata", mujeres de todas las edades repudiaron la violencia machista. Familiares de víctimas con fotos de hijas, hermanas y nietas asesinadas exigieron el fin de la impunidad de estos crímenes. Jóvenes estudiantes, con carteles contra el acoso callejero y la frase "Ni una menos" tatuada en sus mejillas, pidieron poder "vivir sin miedo". Activistas contra la despenalización del aborto reivindicaron al Estado que no haya "ni una muerta más por aborto clandestino en Argentina". Trabajadoras y sindicalistas denunciaron, una vez más, la brecha salarial que persiste entre hombres y mujeres y la disparidad de oportunidades para acceder a puestos de poder.
Empleadas del ministerio de Trabajo protestan contra la violencia de género.
Empleadas del ministerio de Trabajo protestan contra la violencia de género. Ramiro Barreiro

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Una cuestión política

El asunto rápidamente se ha convertido en una cuestión política. El Congreso reaccionó y casi a la misma hora en la que protestaban los manifestantes se aprobaba en el Senado por 54 votos contra dos una reforma para garantizar por ley que habrá paridad en el Parlamento, como sucede en otros países. Nadie en la esfera pública puede sentirse ajeno a un movimiento que no existía prácticamente hace un año y medio, más allá de algunas organizaciones pequeñas, y ahora moviliza a miles de personas.

Todos miran al Gobierno para ver cómo piensa resolver este problema. El presidente, Mauricio Macri, se mostró solidario con la protesta y confió en que empiece a funcionar el plan de choque que ha puesto en marcha, aún sin resultados claros. La clave, dijo, está en la educación. “Con la educación tenés la posibilidad de entender que todo tipo de violencia es algo de lo cual nos tenemos que alejar, especialmente de la violencia de género, que hoy nos está pegando y afectando mal”, aseguró.

Pero mientras Macri se mostraba comprometido, la oposición le criticaba por no dedicar los fondos suficientes. “Es increíble, en el día del paro de las mujeres, resulta que el proyecto con el que pretenden reformar el Ministerio Público elimina la unidad especializada en femicidios (UFEM). De no creer.", aseguró Cristina Fernández de Kirchner, la expresidenta y de alguna manera líder de la oposición. “Mi corazón estará en la marcha de cada una de las mujeres que se movilicen este miércoles. Junto a cada compañera”, había dicho en otro mensaje en el que señalaba que el hecho de haber tenido a una mujer en la presidencia puede haber contribuido indirectamente a una cierta rabia de algunos hombres que se vuelca en la violencia de género.

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