Un proceso de paz querido fuera y polémico dentro

El papel de la comunidad internacional en las negociaciones de las FARC ha sido tan determinante. El resultado del referéndum mantiene en vilo la región

Javier Lafuente
Bogotá, El País
El proceso de paz de Colombia ha gozado de un respaldo internacional en ocasiones inversamente proporcional al que ha tenido dentro del país. De lo que no hay duda es de que ese respaldo, que no se remite solo a declaraciones diplomáticas a favor de la apuesta del presidente, Juan Manuel Santos, ha sido determinante para el devenir del pacto entre el Estado y las FARC que, el pasado 24 de agosto, puso fin a 52 años de guerra. La posibilidad de que los colombianos rechacen el acuerdo en el plebiscito del 2 de octubre no solo supondría un sacudón en Colombia, también sería un duro golpe a la comunidad internacional y la confianza que ha depositado en las negociaciones.


La victoria del ‘no’ sería “un golpe de pesimismo” para el país, en palabras del jefe de la delegación del Gobierno, Humberto de la Calle. “No solo quedaría damnificado el equipo negociador, sino también el Gobierno y la dirigencia de las FARC y afectaría al apoyo internacional”, resumió De la Calle durante su intervención en el foro Los Beneficios de la Paz, organizado por PRISA y la Fundación Buen Gobierno en Bogotá el miércoles, con la colaboración de EL PAÍS y las emisoras colombianas La W y Caracol Radio.

Desde que empezaron las conversaciones, la delegación del Gobierno de Santos se ha rodeado de asesores internacionales con experiencias en anteriores conflictos, caso de Jonathan Powell (Irlanda) o Joaquín Villalobos (El Salvador). Todos ellos fueron haciendo recomendaciones para tratar de evitar errores del pasado. “Hemos sido muy cuidadosos y aprendido de lo que hicieron en otros países”, aseguró Santos en su charla en el foro con el presidente de PRISA, Juan Luis Cebrián. El mandatario colombiano respondía así a la eventualidad de que pueda haber algún ataque en el futuro por parte de algún grupo disidente de las FARC. “No somos inmunes a cualquier contratiempo de esta naturaleza. Pero, al contrario de lo que hicieron en otros países, no hemos desarticulado la policía. Aprendimos de Guatemala o El Salvador. Las FARC acabaron aceptando que los que se encargarán de su seguridad serán los que fueron sus enemigos”.

Durante su intervención, Santos recordó también una apuesta personal a la hora de negociar el apartado de justicia. El mandatario colombiano pidió que se incorporara a su equipo de asesores jurídicos a Douglas Cassell, profesor de la Universidad de Notre Dame. “Quería que fuese una especie de veedor para evitar que en el día de mañana podamos tener problemas con la Corte Penal Internacional (CPI) o la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, explicó Santos. La semana pasada, la CPI celebró el acuerdo de paz con las FARC, aunque los partidarios de rechazar el acuerdo u organizaciones como Human Rights Watch siguen criticando que autores de crímenes de lesa humanidad no vayan a ir a la cárcel. “Lo que no han entendido es que las penas pueden ser distintas, estamos acostumbrados al pijama de rayas, a la cárcel de barrotes y que ahí se pudran 40 0 50 años. Eso no es la justicia transicional. Tienen todo el derecho a no aceptarlo”, añadió Santos.

El apoyo que el proceso ha recibido de la comunidad internacional –la verificación de la ONU; el papel de Estados Unidos, el gran aliado en la lucha contra las FARC con el Plan Colombia; la Unión Europea…- sobrevoló casi todas las intervenciones del foro, patrocinado por Telefónica, BBVA y Suez, que se celebró en el club El Nogal, donde la guerrilla mató con un coche bomba a 36 personas hace 13 años.

Los más categóricos a la hora de transmitir la importancia que, no solo para el país, también para América Latina, tiene poner fin a más de cinco décadas de guerra con las FARC, fueron los exmandatarios que participaron en el encuentro. El expresidente español Felipe González comparó el momento que vive Colombia con la caída del muro de Berlín e hizo un guiño a su amigo, el fallecido Gabriel García Márquez. “Seguro que encontraría la frase para que los colombianos entendieran la importancia del momento que estamos viviendo”, destacó. Ricardo Lagos, que se lanzará de nuevo a la carrera presidencial en Chile 10 años después de dejar su cargo, celebró también el acuerdo de paz: “Hará que América Latina sea un continente libre de guerra en un mundo que no tiene buenas noticias en el resto de continentes”.

El expresidente colombiano Ernesto Samper, hoy secretario general de Unasur, alertó de las imprevisibles consecuencias que puede tener la victoria del ‘no’ en su país y lamentó que dos exmandatarios como él, Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, pudiesen estar en contra del proceso de paz, ya que todos los que ocuparon la Casa de Nariño intentaron un acuerdo. “Solo en Colombia puede pasar esto”.

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