Rusia examina en las urnas el respaldo al mandato de Putin
La crisis por la caída del petróleo y las sanciones no ponen en riesgo la victoria del partido del presidente
Pilar Bonet
Moscú, El País
Rusia celebra hoy elecciones a la Duma Estatal (la cámara baja del Legislativo), unos comicios que, pese a su apariencia de aburridos, son importantes porque permitirán al presidente Vladímir Putin valorar si debe corregir el rumbo en función de la dinámica que indiquen las urnas. El sistema político ruso es de corte presidencialista y la formación de gobierno no está vinculada al resultado de las Legislativas. En paralelo a éstas, en Rusia ha comenzado ya de hecho la carrera hacia las Presidenciales de 2018. Putin, el hombre fuerte del Estado desde 2000, no ha desvelado aún si competirá de nuevo para el mandato presidencial (que desde 2012 se amplió de cuatro a siete años) o si apostará por un candidato sucesor, que tal vez esté ya en el plantel de los nuevos nombramientos realizados en los últimos meses.
A las elecciones, en las que concurren 14 partidos, han sido convocadas más de 110 millones de personas en un total de 95.000 colegios distribuidos en un inmenso territorio de 11 husos horarios, desde el estrecho de Bering hasta Kaliningrado.
Rusia Unida (RU), la formación mayoritaria en la Duma Estatal saliente, es favorita en los comicios, pero parece tener menos peso que en 2011, cuando obtuvo el 49,32% de los votos y perdió la mayoría constitucional (dos tercios de la cámara). Según las encuestas, RU obtendrá entre 41% (Fondo de la Opinión Pública) y 31% (centro Levada). Los sondeos coinciden en que en el parlamento seguirán el Partido Comunista de Rusia y el Partido Liberal Democrático, formación de corte populista y nacionalista, dirigida por Vladímir Zhirinovski. Hay discrepancias, no obstante, sobre la continuidad de Rusia Justa, el cuarto partido representado en la Duma saliente.
Para lograr escaños en la Duma Estatal hay que superar la barrera del 5%. Las dos formaciones de liberales favorables a una democracia de corte europeo, Yábloko y Parnás, podrían quedarse fuera, al cosechar un resultado inferior al 2%, según pronostican tres grandes centros de sondeo (incluido el Centro Levada).
Las elecciones se celebran por sistema mixto (de los 450 diputados de la Duma, 225 se eligen por sistema proporcional y listas de partido y otros 225 por distritos mayoritarios y mayoría simple). En las últimas dos convocatorias, todos los diputados de la Duma se eligieron por listas de partido exclusivamente. Algunos analistas esperan sorpresas en los distritos mayoritarios, donde cuenta la relación de confianza del electorado hacia el candidato concreto.
El economista Grigori Yavlinski, candidato a la presidencia de Rusia en diversas ocasiones, encabeza la lista de Yábloko. El ex jefe del Gobierno ruso, Mijaíl Kasiánov, encabeza la lista de Parnás. La división de los liberales de corte occidental es un tema controvertido, pero Yavlinski siempre se ha distanciado de los responsables de la política económica de Borís Yeltsin, y sobre todo de la forma en que fueron privatizadas las empresas del Estado. Políticos de otras formaciones, como Vladímir Rizhkov, ex vicejefe de la Duma, y Dmitri Gudkov, procedente del partido Rusia Justa, compiten, integrados en las filas de Yávloko.
Ni Yábloko ni Parnás presentaron candidatos en la anexionada república de Crimea y ambas formaciones han criticado la política del Kremlin respecto a Ucrania, que ha sido apoyada de forma prácticamente unánime por los cuatro partidos representados en la Duma. En Kiev, un grupo de manifestantes protestaron y lanzaron bengalas en las inmediaciones de la embajada rusa en la noche del viernes al sábado. Ninguna organización internacional, entre las invitadas por la Comisión Electoral Central de Rusia, ha aceptado enviar observadores a Crimea.
El descenso de los precios de los hidrocarburos, la principal partida exportadora de Rusia, y guerra de sanciones y contra sanciones con occidente se han traducido en el deterioro del nivel de vida de los ciudadanos y en problemas para cuadrar los presupuestos del Estado. En el último tramo de la campaña electoral, Putin ha echado una mano a RU y al primer ministro Dmitri Medvédev, que va de cabeza de lista de este partido y que ha estado bastante desafortunado en sus comentarios ante sectores quejosos, como jubilados y maestros. Putin se ha reunido con los activistas de RU, ha ido de pesca con Medvédev y le ha acompañado en las fiestas del día de Moscú. Putin también ha viajado a Crimea, y, a juzgar por su aspecto y réplicas en televisión, parecía molesto por las respuestas evasivas sobre los costes de la infraestructura en construcción en aquella península, incluido el puente sobre el estrecho de Kerch. Los crimeos se quejan a Putin de sus dirigentes locales.
El clima de estas elecciones ha mejorado respecto a otras anteriores, según Gregory Melkonyants, copresidente de Golos, una ONG que fue declarada “agente extranjero” y que hoy, --tras haberse reorganizado como “movimiento en defensa de los derechos de los electores”-- colabora activamente con la nueva jefa de la Comisión Electoral Central (CEC), Ella Pamfílova. “Vladímir Chúrov, el anterior presidente de la CEC, negaba los problemas y nos decía que los vídeos sobre falsificaciones habían sido filmados en California”, señala Melkonyants. El experto advierte no obstante de la “enorme resistencia del sistema a los cambios positivos” en la CEC. Esta institución, señala, no controla los colegios electorales regionales, que en la práctica se someten al poder de los gobernadores y sus administraciones.
Las autoridades han estado interesadas en que hubiera una baja participación electoral, dado que “una alta participación supone un riesgo para ellas”, dice Melkonyants. De ahí, que se adelantaran a septiembre (cuando el tiempo es aún bueno y los rusos salen a sus “dachas”) los comicios que habitualmente tienen lugar en diciembre. Golos tiene observadores en 40 regiones (del total de 85 controladas por Moscú).
Pilar Bonet
Moscú, El País
Rusia celebra hoy elecciones a la Duma Estatal (la cámara baja del Legislativo), unos comicios que, pese a su apariencia de aburridos, son importantes porque permitirán al presidente Vladímir Putin valorar si debe corregir el rumbo en función de la dinámica que indiquen las urnas. El sistema político ruso es de corte presidencialista y la formación de gobierno no está vinculada al resultado de las Legislativas. En paralelo a éstas, en Rusia ha comenzado ya de hecho la carrera hacia las Presidenciales de 2018. Putin, el hombre fuerte del Estado desde 2000, no ha desvelado aún si competirá de nuevo para el mandato presidencial (que desde 2012 se amplió de cuatro a siete años) o si apostará por un candidato sucesor, que tal vez esté ya en el plantel de los nuevos nombramientos realizados en los últimos meses.
A las elecciones, en las que concurren 14 partidos, han sido convocadas más de 110 millones de personas en un total de 95.000 colegios distribuidos en un inmenso territorio de 11 husos horarios, desde el estrecho de Bering hasta Kaliningrado.
Rusia Unida (RU), la formación mayoritaria en la Duma Estatal saliente, es favorita en los comicios, pero parece tener menos peso que en 2011, cuando obtuvo el 49,32% de los votos y perdió la mayoría constitucional (dos tercios de la cámara). Según las encuestas, RU obtendrá entre 41% (Fondo de la Opinión Pública) y 31% (centro Levada). Los sondeos coinciden en que en el parlamento seguirán el Partido Comunista de Rusia y el Partido Liberal Democrático, formación de corte populista y nacionalista, dirigida por Vladímir Zhirinovski. Hay discrepancias, no obstante, sobre la continuidad de Rusia Justa, el cuarto partido representado en la Duma saliente.
Para lograr escaños en la Duma Estatal hay que superar la barrera del 5%. Las dos formaciones de liberales favorables a una democracia de corte europeo, Yábloko y Parnás, podrían quedarse fuera, al cosechar un resultado inferior al 2%, según pronostican tres grandes centros de sondeo (incluido el Centro Levada).
Las elecciones se celebran por sistema mixto (de los 450 diputados de la Duma, 225 se eligen por sistema proporcional y listas de partido y otros 225 por distritos mayoritarios y mayoría simple). En las últimas dos convocatorias, todos los diputados de la Duma se eligieron por listas de partido exclusivamente. Algunos analistas esperan sorpresas en los distritos mayoritarios, donde cuenta la relación de confianza del electorado hacia el candidato concreto.
El economista Grigori Yavlinski, candidato a la presidencia de Rusia en diversas ocasiones, encabeza la lista de Yábloko. El ex jefe del Gobierno ruso, Mijaíl Kasiánov, encabeza la lista de Parnás. La división de los liberales de corte occidental es un tema controvertido, pero Yavlinski siempre se ha distanciado de los responsables de la política económica de Borís Yeltsin, y sobre todo de la forma en que fueron privatizadas las empresas del Estado. Políticos de otras formaciones, como Vladímir Rizhkov, ex vicejefe de la Duma, y Dmitri Gudkov, procedente del partido Rusia Justa, compiten, integrados en las filas de Yávloko.
Ni Yábloko ni Parnás presentaron candidatos en la anexionada república de Crimea y ambas formaciones han criticado la política del Kremlin respecto a Ucrania, que ha sido apoyada de forma prácticamente unánime por los cuatro partidos representados en la Duma. En Kiev, un grupo de manifestantes protestaron y lanzaron bengalas en las inmediaciones de la embajada rusa en la noche del viernes al sábado. Ninguna organización internacional, entre las invitadas por la Comisión Electoral Central de Rusia, ha aceptado enviar observadores a Crimea.
El descenso de los precios de los hidrocarburos, la principal partida exportadora de Rusia, y guerra de sanciones y contra sanciones con occidente se han traducido en el deterioro del nivel de vida de los ciudadanos y en problemas para cuadrar los presupuestos del Estado. En el último tramo de la campaña electoral, Putin ha echado una mano a RU y al primer ministro Dmitri Medvédev, que va de cabeza de lista de este partido y que ha estado bastante desafortunado en sus comentarios ante sectores quejosos, como jubilados y maestros. Putin se ha reunido con los activistas de RU, ha ido de pesca con Medvédev y le ha acompañado en las fiestas del día de Moscú. Putin también ha viajado a Crimea, y, a juzgar por su aspecto y réplicas en televisión, parecía molesto por las respuestas evasivas sobre los costes de la infraestructura en construcción en aquella península, incluido el puente sobre el estrecho de Kerch. Los crimeos se quejan a Putin de sus dirigentes locales.
El clima de estas elecciones ha mejorado respecto a otras anteriores, según Gregory Melkonyants, copresidente de Golos, una ONG que fue declarada “agente extranjero” y que hoy, --tras haberse reorganizado como “movimiento en defensa de los derechos de los electores”-- colabora activamente con la nueva jefa de la Comisión Electoral Central (CEC), Ella Pamfílova. “Vladímir Chúrov, el anterior presidente de la CEC, negaba los problemas y nos decía que los vídeos sobre falsificaciones habían sido filmados en California”, señala Melkonyants. El experto advierte no obstante de la “enorme resistencia del sistema a los cambios positivos” en la CEC. Esta institución, señala, no controla los colegios electorales regionales, que en la práctica se someten al poder de los gobernadores y sus administraciones.
Las autoridades han estado interesadas en que hubiera una baja participación electoral, dado que “una alta participación supone un riesgo para ellas”, dice Melkonyants. De ahí, que se adelantaran a septiembre (cuando el tiempo es aún bueno y los rusos salen a sus “dachas”) los comicios que habitualmente tienen lugar en diciembre. Golos tiene observadores en 40 regiones (del total de 85 controladas por Moscú).