Racing resolvió rápido en Liniers y dejó a Vélez sin técnico
Buenos Aires, Clarín
Racing recuperó la sonrisa y cambió la imagen en Liniers: tuvo un primer tiempo brillante y contundente, y con esos primeros 45 minutos le alcanzó para golear a Vélez por 3-0 con dos goles de Marcos Acuña -la gran figura- y otro de Lisandro López. Los de Ricardo Zielinski se olvidaron de los silbidos de la semana pasada tras el magro empate frente a Defensa y Justicia, y se acomodaron en la tabla. En cambio, el local mostró su peor cara, la gente manifestó su bronca y Christian Bassedas presentó su renuncia.
De entrada, la visita dejó en claro que había llegado al Amalfitani para llevarse los tres puntos. Y en 28 aminutos, Acuña plasmó en el marcador la superioridad de La Academia. Primero definió cruzado de zurda tras un gran pase de Lisandro López. Después definió tras capturar un rebote en el área. El zurdo exFerro lideró a un Racing que no perdonó.
En cambio, en Vélez se empezó a vivir una pesadilla. El equipo de Christian Bassedas fue un desconcierto y el público, desde temprano, empezó a cantar en contra de los jugadores: "Jugadores, la c... de su madre... A ver si ponen huevos...", el clásico reclamo bajó desde las tribunas justo antes de que Lisandro López dejara en el camino a Alan Aguerre y definiera de cabeza con el arco vacío para consumar una goleada precoz.
El Ruso Zielinski acomodó las piezas tras la mala imagen que había dejado en Avellaneda en el empate con Defensa y Justicia. Diego González fue titular por primera vez y formó dupla en el medio junto a Luciano Aued. Acuña por izquierda volvió a demostrar que tiene nivel de Selección; y Oscar Romero sobre la derecha los volvió locos a Gonzalo Díaz (vio la amarilla por una fuerte entrada contra el paraguayo) y a Maxi Caire, que jugó con el perfil cambiado.
Vélez estaba desorientado y sus jugadores corrían por la cancha como si cargaran bolsas de cemento en sus espaldas. Leandro Somoza estuvo muy impreciso y Blas Cáceres, apurado. Díaz hacía la suya y Héctor Canteros, que reapareció tras una molestia en una de sus rodillas, se mostró fuera de ritmo. Mariano Pavone luchaba contra sus propias limitaciones y frente a los centrales Nico Sánchez y Danilo Ortiz, que se lo devoraron. La diferencia entre ambos equipos en el primer tiempo fue un abismo.
Para el segundo tiempo, Bassedas movió el banco: a la cancha fueron Hernán Barcos y Leandro Desábato en lugar de Somoza y Díaz. El local presionó por un descuento que se le iba a negar dos veces. Primero por la buena reacción de Agustín Orion, que desvió al córner un buen cabezazo de Nasuti en el primer palo. Después, tras un frentazo de Barcos, Pavone no llegó para empujarla por el segundo palo.
El complemento le sobró al partido. Vélez se pinchó rápido tras esa ráfaga del inicio y Racing administraba la holgada ventaja y la energía. Pudo haber aumentado la visita con un tiro libre de Gustavo Bou que dio en el travesaño, pero a esa altura el partido ya era historia. Para el final quedó la bronca del hincha local que despidió a su equipo con tibios silbidos, algún insulto y la resignación de verse cada vez más abajo en la tabla de los promedios. Luego, la barra brava intentó ingresar al vestuario y el entrenador le presentó su renuncia al presidente Raúl Gámez, que declaró que intentará "convencerlo para que siga", aunque no se mostró muy confiado.
Racing recuperó la sonrisa y cambió la imagen en Liniers: tuvo un primer tiempo brillante y contundente, y con esos primeros 45 minutos le alcanzó para golear a Vélez por 3-0 con dos goles de Marcos Acuña -la gran figura- y otro de Lisandro López. Los de Ricardo Zielinski se olvidaron de los silbidos de la semana pasada tras el magro empate frente a Defensa y Justicia, y se acomodaron en la tabla. En cambio, el local mostró su peor cara, la gente manifestó su bronca y Christian Bassedas presentó su renuncia.
De entrada, la visita dejó en claro que había llegado al Amalfitani para llevarse los tres puntos. Y en 28 aminutos, Acuña plasmó en el marcador la superioridad de La Academia. Primero definió cruzado de zurda tras un gran pase de Lisandro López. Después definió tras capturar un rebote en el área. El zurdo exFerro lideró a un Racing que no perdonó.
En cambio, en Vélez se empezó a vivir una pesadilla. El equipo de Christian Bassedas fue un desconcierto y el público, desde temprano, empezó a cantar en contra de los jugadores: "Jugadores, la c... de su madre... A ver si ponen huevos...", el clásico reclamo bajó desde las tribunas justo antes de que Lisandro López dejara en el camino a Alan Aguerre y definiera de cabeza con el arco vacío para consumar una goleada precoz.
El Ruso Zielinski acomodó las piezas tras la mala imagen que había dejado en Avellaneda en el empate con Defensa y Justicia. Diego González fue titular por primera vez y formó dupla en el medio junto a Luciano Aued. Acuña por izquierda volvió a demostrar que tiene nivel de Selección; y Oscar Romero sobre la derecha los volvió locos a Gonzalo Díaz (vio la amarilla por una fuerte entrada contra el paraguayo) y a Maxi Caire, que jugó con el perfil cambiado.
Vélez estaba desorientado y sus jugadores corrían por la cancha como si cargaran bolsas de cemento en sus espaldas. Leandro Somoza estuvo muy impreciso y Blas Cáceres, apurado. Díaz hacía la suya y Héctor Canteros, que reapareció tras una molestia en una de sus rodillas, se mostró fuera de ritmo. Mariano Pavone luchaba contra sus propias limitaciones y frente a los centrales Nico Sánchez y Danilo Ortiz, que se lo devoraron. La diferencia entre ambos equipos en el primer tiempo fue un abismo.
Para el segundo tiempo, Bassedas movió el banco: a la cancha fueron Hernán Barcos y Leandro Desábato en lugar de Somoza y Díaz. El local presionó por un descuento que se le iba a negar dos veces. Primero por la buena reacción de Agustín Orion, que desvió al córner un buen cabezazo de Nasuti en el primer palo. Después, tras un frentazo de Barcos, Pavone no llegó para empujarla por el segundo palo.
El complemento le sobró al partido. Vélez se pinchó rápido tras esa ráfaga del inicio y Racing administraba la holgada ventaja y la energía. Pudo haber aumentado la visita con un tiro libre de Gustavo Bou que dio en el travesaño, pero a esa altura el partido ya era historia. Para el final quedó la bronca del hincha local que despidió a su equipo con tibios silbidos, algún insulto y la resignación de verse cada vez más abajo en la tabla de los promedios. Luego, la barra brava intentó ingresar al vestuario y el entrenador le presentó su renuncia al presidente Raúl Gámez, que declaró que intentará "convencerlo para que siga", aunque no se mostró muy confiado.