Luis Figo no duda: “Zidane lo ha hecho mejor que nadie”

Madrid, As
Luis Figo rememora sus etapas en el Sporting y en el Real Madrid. Desde sus comienzos en Lisboa a su experiencia con los ‘Galácticos’.
—¿Cómo es su vida ahora?

—Ahora no estoy trabajando con ningún club. Sólo hago parte de una comisión de fútbol de la UEFA y otra de la FIFA. Y he abierto varias academias en China, un programa de alto rendimiento en Florida y un proyecto de fútbol sala en la India. Después, lógicamente, tengo mis negocios y mi Fundación.



—Tiene una gran actividad...

—Le decía a un excompañero hace poco que cuando eres profesional los clubes gestionan tu tiempo. Y cuando lo dejas, tienes que aprender a gestionar el tuyo. Si no tienes cosas que hacer, imagino que el shock será más grande cuando te retiras.

—¿Sigue queriendo ser presidente de la FIFA?

—No sé lo que va a pasar mañana, pero ahora está Infantino, al que he apoyado. Era necesario un cambio de liderazgo y estructural… Se hablaba mucho de corrupción y sólo faltaban las pruebas que lo demostrasen.

—¿A qué se habría dedicado de no ser futbolista?

—Estudiaba en el área de la salud. Quizá me hubiera gustado algo que tuviera que ver con el márketing, la publicidad o incluso los idiomas…

—¿Cuántos habla?

—Portugués, español, italiano, inglés…

—¿Cómo aprendió inglés? No ha jugado en la Premier…

—En Portugal tenemos la necesidad de recibir bien a la gente del turismo…

—¡Así que lo aprendió ligando!

—Un poquito también (risas). Y una cosa vital, en mi país las películas se emiten en versión original, y eso ayuda bastante.

—¿A qué se dedicaban sus padres?

—Mi padre trabajaba en un supermercado y mi madre era costurera en una fábrica. Gente humilde y trabajadora.

—¿Qué compró con su primer gran sueldo?

—Una casa para mis padres, y la seguí pagando…

—¿La sigue teniendo?

—Aún vive mi padre.

—¿Qué recuerdos tiene del Sporting?

—Los mejores que pueden existir. Estuve desde los 12 años hasta los 22. Ahí aprendí todo.

—¿Es una buena cantera?

—Siempre lo ha sido. Es comparable a la del Ajax, aunque con otra filosofía de juego. Saca grandísimos jugadores. La gran referencia cuando yo estaba allí era Futre. Luego salí yo, Simao, luego Cristiano, Nani…

—¿Con quién coincidió usted en el primer equipo?

—¡Había un equipazo! Balakov, Juskowiak. luego ficharon a Paulo Sosa, a Pacheco, del Benfica… Brasileños como Luisinho, Venanzio… Jugué también con Carlos Manuel, Douglas… También pillé a Rijkaard, aunque ahí yo era casi un niño. Tengo una foto con él. Me entrenó gente como Bobby Robson, Queiroz…

—¿Tiene en la cabeza la eliminatoria con el Madrid de la 1994-1995?

—Yo soy muy malo para acordarme de cosas concretas. Pero sí, fue histórico.

—¿Y esa primera vez que pisó el Bernabéu?

—No me acuerdo de la sensación, sólo de que jugamos bien.

—¿Y del Barça, ¿qué recuerdo tiene?

—A mí nadie me escuchará hablar mal del Barça independientemente de mi final allí. Fue una etapa fantástica que me ayudó a crecer mucho como jugador. Disfrute mucho los cinco años. No reniego de mi pasado. Me permitió ser lo que fui como profesional. Sólo tengo cosas buenas que hablar.

—“Blancos, llorones, saludad a los campeones…”. ¿Se dejó llevar?

—No hombre, eso fue de cachondeo, y porque ese año que ganamos el doblete lloraron mucho en la prensa por supuestas ayudas… Es anecdótico. Es una chorrada.

—¿Cómo le marcó Cruyff?

—Fue una suerte conocerle. Conocí una filosofía que, después de 30 años, sigue a la vanguardia. Y para un jugador de ataque, poder disfrutar de esos entrenamientos, exigentes pero siempre con balón, fue fantástico.

—¿Cómo trabajaba?

—Era un tío especial. En términos de táctica funcionaba con números. “¡El siete, el nueve, el once…!”. Ese era su lenguaje.

—¿Tiene comparación con Guardiola?

—Pep es super perfeccionista, un loco del fútbol. Cuando jugaba ya se notaba que le gustaba dirigir…

—¿Eso sienta bien a un compañero?

—Era una demostración de que quería hacer las cosas bien, de que quería ganar. Tirar del equipo de esa manera en un Madrid o un Barcelona, es un desgaste. Un año en el Barça teniendo ese perfil son tres o cuatro en cualquier otro equipo.

—Para eso Raúl es el rey…

—Todo el mundo sabe lo que significó en el Madrid. Era un ejemplo para todos los que estábamos y para todos los que venían.

—¿Por qué decidió usted fichar por el Madrid?

—Eso es pasado…

—¿Hay algo que no sepa la gente?

—Habrá que escuchar la versión de Núñez.

—¿Cuál fue la primera noticia que le llegó del Madrid?

—Es mi agente quien me comunica que hay interés de un candidato. Florentino no era conocido en el fútbol. Y a partir de ahí las cosas se fueron desarrollando.

—¿Qué pasó cuando fue elegido?

—Yo no tenía nada firmado. El que había firmado era mi agente. Yo estaba de vacaciones en Cerdeña y no estaba nada convencido de dar el paso.

—¿No estaba convencido?

—Por todo lo que había pasado en verano. En el Barça también había elecciones, y en su momento Gaspart también hizo todo lo posible para que yo me quedase.

—¿Cómo fue el desenlace?

—Mi representante voló a Cerdeña para intentar convencerme. Y de ahí me fui yo sólo en avión a Lisboa para reunirme con la comitiva del Madrid, y esa misma noche decidí liberar mi agente del compromiso que había firmado con el Madrid.

—¿Núñez no intentó que se quedase?

—Cuando hablé con él, creo que pensó que era un farol mío para mejorar mis condiciones económicas.

—¿No le dio vértigo hacer aquello?

—Era un paso importante. Sabía que venía (al Madrid) con el objetivo de ganar más prestigio y títulos. En mejores condiciones económicas. Era en el fondo un reconocimiento, porque a fin de cuentas, todo empezó por el cabreo de que en tu trabajo no te reconocen lo que haces. Y dices, ‘ok, voy a dar el paso’… Pero cuando todo se vuelve tan serio dices… ¡Ostras!

—Te tiembla el suelo...

—Y tienes que decidir, y lo hice. Siempre he dado el top en cada club. Y cuando sientes que transmites algo y no te reconocen o no te escuchan, pues dice uno, a tomar p…

—¿Durmió la noche antes de jugar en el Camp Nou con la camiseta del Madrid?

—Siempre he dormido bien…

—¿Y aquella pitada?

—Se calentó tanto el partido que se escapó del control de todos. Lo bueno fue que no pasó nada extradeportivo, que de tanto que se había calentado esa era mi preocupación.

—¿Qué fue lo que más le molestó de lo que se dijo en la Prensa catalana?

—Cuesta asumir cuando se meten con tu familia. Lo demás no importa. Si la prensa se sintió ofendida por algo, creo que no fui yo el que dio el primer paso para que eso ocurriera.

—¿Le dio tiempo a ver la cabeza de cochinillo?

—No la vi, no la vi… Cayeron tantas cosas. Hasta una botella de JB...

—¿Fue Figo el último gran extremo del fútbol?

—No… El Barça juega con extremos aún, los equipos de Guardiola también. Quizá no con mis características…

—Usted llegaba y la ponía...

—Se ve menos, pero hay gente con esas características. Douglas Costa, que me gusta mucho, Hazard, Jesús Navas, Lucas Vázquez… A mí me gustan los jugadores que no tienen miedo y van al uno contra uno. Luego están gente como Cristiano y Bale… con más velocidad.

—¿Le reconocen que con usted empezó un nuevo tiempo en el Madrid?

—Sí, yo fui el primer galáctico en llegar, así que me tuve que comer todos los marrones (risas)…

—¿Por qué dice eso?

—No, es broma… Lo digo porque el estadio no era tan bonito, la zona mixta no era tan bonita…

—Ya…

—Hubo momentos complicados, pero fue bonito. Y cuando se gana, mejor.

—¿Llegó a decirle Zidane a Florentino que usted no le pasaba el balón?

—Eso es una tontería… Mire, salió la noticia y al entrenamiento siguiente me vino Miñano: “Mira las estadísticas del último partido, vosotros dos fuisteis los que más se pasaron el balón”.

—¿Con quién se entendía mejor en el campo?

—Pues con Raúl, Morientes, que para mí era una mina… Con Zidane, Roberto Carlos, Salgado, al que siempre tenía cerca. ¡Hierro! Que le metía muchas broncas porque nunca me daba el balón (risas).

—¿Cómo se llevaba con Del Bosque?

—Muy bien. Siempre ha tenido la virtud de ser una persona muy correcta, muy sensata. Encajaba perfectamente en el Madrid porque lo conocía como nadie. Tuve una suerte enorme al llegar al Madrid y tenerlo como entrenador. Era el punto de equilibrio, sabía gestionar las situaciones mejor que nadie.

—¿Había celos entre los Galácticos?

—No creo en eso. Si los hubiera habido, no habríamos funcionado en el campo y no tendríamos buena relación hoy en día. Cada uno sabía perfectamente su posición y su trabajo.

—¿Con quién se lleva mejor ahora?

—Con todos. David, Raúl, Ronie, Zizou. Con Hierro hablo mucho.

—Descríbame con una palabra… Figo.

—Trabajador.

—Ronaldo.

—Definición.

—Raúl.

—Ganador.

—Zidane.

—Belleza, estética. Era tan elegante…

—Como usted. ¿Y Beckham?

—Calidad y gran profesionalidad. Era buena gente.

—¿Qué pensó cuando le ficharon?

—No, bueno… El Madrid se reforzaba cada año. Yo creo que éramos compatibles, porque éramos diferentes…

—¿Por qué se desintegró aquel Madrid?

—Pues no sé… Quizás porque se barajaron ideas diferentes a las que había al principio. Las necesidades del equipo no se cubrían con lo que necesitábamos.

—¿Es un defecto no tener director deportivo?

—Es que ser director deportivo del Madrid es como… El Madrid ficha a los mejores. Es importante tenerlo si realmente la filosofía es de fútbol base y fichar lo que se necesita. Pero si fichas nombres y gente conocida...

—¿Cuál fue el principal error de Florentino entonces?

—Para mí, cuando empezamos a hacer las pretemporadas fuera se olvidó un poco la parte deportiva por la parte comercial. Por necesidad o no. No lo sé. Es lo que se va haciendo cada vez más en estos tiempos. Pero lo cierto es que aquello no ayudó mucho al discurrir deportivo.

—“He maleducado a los jugadores”. ¿Por qué dijo Florentino eso?

—No lo sé. Hay que preguntárselo a él.

—¿Le decepcionó en el trato que tuvo con usted?

—Para mí es pasado, pero lógicamente esperaba salir de otra forma. Tengo el pensamiento de por qué salí. Primero, porque no jugaba… Pero también sé por qué no jugaba. Y a partir de ese momento quise buscar mi felicidad y no buscar problemas, porque podía estar tranquilo, sin jugar y cobrando. Preferí buscar mi felicidad en otro lado. Demostrar que podía seguir.

—¿Dice que sabe por qué no jugaba?

—Fue extraño, porque venía jugando siempre. Veníamos de ganar al Albacete 2-1 antes del Clásico. Durante la semana dejé de jugar en los partidillos de entrenamiento. Ese partido no lo jugué, y luego fui entrando y saliendo. No me sentía útil aquí.

—¿Fue el primer juguete roto de Florentino?

—Bueno, el primero en salir, sí. No salí muy bien, no sé si juguete roto o no… Pero llegué el primero y tenía que salir el primero, seguramente, era el destino.

—¿Le ha sorprendido Zidane como técnico?

—Lo ha hecho fenomenal. No es fácil coger al equipo a mitad de temporada y hacerlo campeón y luchar por la Liga. Lo ha hecho mejor que nadie.

—¿Ve a Raúl como futuro presidente?

—No sé. A él en el fondo le gustaría volver, es su club. Pero a veces las decisiones dependen de la familia, del momento. No tengo dudas de que en algún momento le gustaría regresar. Ahora, si en dos años, cuatro...

—¿A usted le gustaría volver?

—No pienso en eso. Las oportunidades surgen cuando tienen que surgir y luego decides si sí o si no. A mí me gusta sentirme útil. Para estar por estar prefiero quedarme en el sofá de mi casa. Tengo opinión, personalidad… Y muchas veces eso te impide estar en determinadas posiciones. Pero si tiene que pasar, pasará.

—¿Se lo han ofrecido?

—No, no, no…

—¿Cuándo fue la última vez que habló con Florentino?

—En el último partido de la Fundación.

—¿Qué le dijo?

—Nos saludamos, bien…

—¿Qué relación tiene con Cristiano?

—Buena, creo. De mi parte buena. No lo veo mucho aquí, pero cada uno tiene su ritmo de vida y sus compromisos. Yo le sigo con admiración y feliz por lo que está haciendo.

—¿Qué valor le da?

—Cada año se supera, mejora sus números… Es impresionante lo que está haciendo desde que llegó, lo que está conquistando. Está haciendo su historia en el fútbol.

—¿Superó a Eusebio?

—No lo vi jugar, pero por el respeto, por ser el primer gran nombre, por lo que significa para Portugal, por el cariño que me tenía y por la amistad, por los consejos que me daba... lo pongo como el número uno. Luego empiezan que yo no digo Cristiano por esto y por aquello. Y lo digo por respeto. Cada uno en su época hace su historia, su carrera… En números, a lo mejor Cristiano supera a todos...

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