Las secuelas olvidadas de la acción policial en Mantecani
Entre el 10 y 11 de agosto, dos grupos de uniformados fueron rodeados y golpeados hasta tener fracturas y heridas graves; de ellos nadie se acuerda, denuncian.
Daniela Romero / La Paz
Múltiples fracturas de costillas, de columna y de nariz; heridas en la cabeza, en los brazos y en las piernas. Así quedaron decenas de policías que llegaron a Mantecani el 10 y 11 de agosto para desbloquear la vía que era vigilada por mineros cooperativistas. Hoy las secuelas de esas lesiones persisten, secuelas de las que nadie habla, secuelas que se olvidan.
Mantecani, localidad ubicada en la vía La Paz-Oruro, fue el escenario de los dos primeros enfrentamientos entre mineros y policías. Allí, más de 70 efectivos fueron tomados como rehenes los dos días. De ellos hay al menos una decena que quedó con daños de consideración.
Para los afectados es difícil incluso dar sus nombres por temor a ser sancionados, pero se sienten abandonados por sus superiores y también por el Gobierno.
Uno de ellos, un mayor de Policía, llegó a Mantecani el 11 de agosto en el contingente de 700 efectivos. Mientras intentaban desbloquear el camino, la cantidad de mineros subía. "Llegaban en volquetas, en camiones, nos rebasaron y por eso comenzamos a retirarnos”, cuenta R.G.M.
Un grupo de 30 policías comenzaba a retroceder a pie hasta llegar a la retaguardia, pero en el camino fueron rodeados por mineros, quienes los llevaron a golpes cerca de un cerro. "Nos golpearon con piedras, con palos, con sus manos”.
Lo primero que hicieron los cooperativistas fue robarles sus billeteras, celulares, aros, relojes, sus botas y equipos de protección. Después los golpearon.
El mayor de Policía resultó con fracturas en las costillas y contusiones fuertes en las pantorrillas, en el hombro izquierdo y en los brazos. A otro oficial le fue peor, le golpearon con un guardatojo en la cabeza, le abrieron una herida en el cuello cabelludo de al menos siete centímetros.
Transcurrió más de un mes y ambos tienen dificultades. El primero aún no puede respirar con facilidad, varias costillas fueron unidas con titanio y debe seguir con sesiones de fisioterapia. El otro policía presenta problemas de memoria tras los golpes en su cabeza; al margen de la herida, le cuesta recordar algunos episodios.
Cuando estaban en calidad de rehenes, los 30 efectivos caminaron descalzos unos cinco kilómetros rodeados de los cooperativistas, luego fueron llevados en una volqueta hasta otro punto de Mantecani. En ese lugar, los mineros los golpearon otra vez.
Otro oficial resultó con ambas piernas heridas por los golpes, no podía caminar. Junto con los otros policías fue puesto en el piso para que todos pasen la noche a la intemperie.
Las heridas del oficial se volvieron a infectar con el tiempo, hace pocos días tuvo que ser sometido a una cirugía para filtrarle una infección.
La noche del 11 de agosto, mientras los policías heridos se disponían a pasar la noche en Mantecani, otro grupo de cooperativistas llegó hasta ese lugar. "Al principio pensamos que nos iban a seguir golpeando, pero no, nos ayudaron, nos brindaron frazadas, agua y paja brava para calentarnos”, recuerda F.P.L., oficial de Policía.
Los mineros llamaron a un médico de un centro de salud, quien les dio los primeros auxilios. Mientras esto ocurría, los cooperativistas coordinaron para que los policías sean traídos a La Paz. A los pocos minutos llegaron ambulancias de Bomberos y un bus para evacuar a todos los heridos.
"Si no hubieran sido ellos, nosotros hubiéramos muerto porque los primeros mineros nos querían matar”, afirma R.G.M.
Según el mayor, hay una decena de uniformados que presenta dolencias tras un mes del enfrentamiento, pero lamenta que ningún jefe policial hizo el seguimiento de su salud.
"A pesar de las dolencias, de la falta de movilidad sabemos que estas secuelas son para toda la vida. Aún así debemos seguir cumpliendo nuestro deber, pero ¿quién se acuerda que hemos sido víctimas también?”, cuestiona F.P.L.
El 10 de agosto, otro grupo de 40 efectivos también fue tomado como rehén en Mantecani. A La Paz llegaron en ambulancias ensangrentados y adoloridos. Días después la población se conmovió con la muerte del viceministro Rodolfo Illanes y de cinco mineros tras enfrentamientos en Panduro.
"Agradecemos estar vivos, pero necesitamos la atención del Gobierno, fuimos a cumplir con nuestro deber y ahora nadie se acuerda de nosotros, fuimos víctimas de todo esto”, dice R.G.M.
Los hechos
10 de agosto Los cooperativistas mineros inician el bloqueo de caminos en Mantecani, ruta La Paz-Oruro. Luego de que llegan contingentes policiales se registra un enfrentamiento entre ambos bandos. Tras la refriega, 93 mineros son detenidos y 41 efectivos son tomados como rehenes.
11 de agosto Un contingente policial de 700 uniformados llega a Mantecani, se registra otro enfrentamiento. Al menos 30 cooperativistas son detenidos y hay policías rehenes. Son 30 efectivos heridos.
Conflicto El rechazo a la sindicalización y la demanda de autorización por parte del Gobierno para firmar contratos con empresas privadas generaron el conflicto.
Daniela Romero / La Paz
Múltiples fracturas de costillas, de columna y de nariz; heridas en la cabeza, en los brazos y en las piernas. Así quedaron decenas de policías que llegaron a Mantecani el 10 y 11 de agosto para desbloquear la vía que era vigilada por mineros cooperativistas. Hoy las secuelas de esas lesiones persisten, secuelas de las que nadie habla, secuelas que se olvidan.
Mantecani, localidad ubicada en la vía La Paz-Oruro, fue el escenario de los dos primeros enfrentamientos entre mineros y policías. Allí, más de 70 efectivos fueron tomados como rehenes los dos días. De ellos hay al menos una decena que quedó con daños de consideración.
Para los afectados es difícil incluso dar sus nombres por temor a ser sancionados, pero se sienten abandonados por sus superiores y también por el Gobierno.
Uno de ellos, un mayor de Policía, llegó a Mantecani el 11 de agosto en el contingente de 700 efectivos. Mientras intentaban desbloquear el camino, la cantidad de mineros subía. "Llegaban en volquetas, en camiones, nos rebasaron y por eso comenzamos a retirarnos”, cuenta R.G.M.
Un grupo de 30 policías comenzaba a retroceder a pie hasta llegar a la retaguardia, pero en el camino fueron rodeados por mineros, quienes los llevaron a golpes cerca de un cerro. "Nos golpearon con piedras, con palos, con sus manos”.
Lo primero que hicieron los cooperativistas fue robarles sus billeteras, celulares, aros, relojes, sus botas y equipos de protección. Después los golpearon.
El mayor de Policía resultó con fracturas en las costillas y contusiones fuertes en las pantorrillas, en el hombro izquierdo y en los brazos. A otro oficial le fue peor, le golpearon con un guardatojo en la cabeza, le abrieron una herida en el cuello cabelludo de al menos siete centímetros.
Transcurrió más de un mes y ambos tienen dificultades. El primero aún no puede respirar con facilidad, varias costillas fueron unidas con titanio y debe seguir con sesiones de fisioterapia. El otro policía presenta problemas de memoria tras los golpes en su cabeza; al margen de la herida, le cuesta recordar algunos episodios.
Cuando estaban en calidad de rehenes, los 30 efectivos caminaron descalzos unos cinco kilómetros rodeados de los cooperativistas, luego fueron llevados en una volqueta hasta otro punto de Mantecani. En ese lugar, los mineros los golpearon otra vez.
Otro oficial resultó con ambas piernas heridas por los golpes, no podía caminar. Junto con los otros policías fue puesto en el piso para que todos pasen la noche a la intemperie.
Las heridas del oficial se volvieron a infectar con el tiempo, hace pocos días tuvo que ser sometido a una cirugía para filtrarle una infección.
La noche del 11 de agosto, mientras los policías heridos se disponían a pasar la noche en Mantecani, otro grupo de cooperativistas llegó hasta ese lugar. "Al principio pensamos que nos iban a seguir golpeando, pero no, nos ayudaron, nos brindaron frazadas, agua y paja brava para calentarnos”, recuerda F.P.L., oficial de Policía.
Los mineros llamaron a un médico de un centro de salud, quien les dio los primeros auxilios. Mientras esto ocurría, los cooperativistas coordinaron para que los policías sean traídos a La Paz. A los pocos minutos llegaron ambulancias de Bomberos y un bus para evacuar a todos los heridos.
"Si no hubieran sido ellos, nosotros hubiéramos muerto porque los primeros mineros nos querían matar”, afirma R.G.M.
Según el mayor, hay una decena de uniformados que presenta dolencias tras un mes del enfrentamiento, pero lamenta que ningún jefe policial hizo el seguimiento de su salud.
"A pesar de las dolencias, de la falta de movilidad sabemos que estas secuelas son para toda la vida. Aún así debemos seguir cumpliendo nuestro deber, pero ¿quién se acuerda que hemos sido víctimas también?”, cuestiona F.P.L.
El 10 de agosto, otro grupo de 40 efectivos también fue tomado como rehén en Mantecani. A La Paz llegaron en ambulancias ensangrentados y adoloridos. Días después la población se conmovió con la muerte del viceministro Rodolfo Illanes y de cinco mineros tras enfrentamientos en Panduro.
"Agradecemos estar vivos, pero necesitamos la atención del Gobierno, fuimos a cumplir con nuestro deber y ahora nadie se acuerda de nosotros, fuimos víctimas de todo esto”, dice R.G.M.
Los hechos
10 de agosto Los cooperativistas mineros inician el bloqueo de caminos en Mantecani, ruta La Paz-Oruro. Luego de que llegan contingentes policiales se registra un enfrentamiento entre ambos bandos. Tras la refriega, 93 mineros son detenidos y 41 efectivos son tomados como rehenes.
11 de agosto Un contingente policial de 700 uniformados llega a Mantecani, se registra otro enfrentamiento. Al menos 30 cooperativistas son detenidos y hay policías rehenes. Son 30 efectivos heridos.
Conflicto El rechazo a la sindicalización y la demanda de autorización por parte del Gobierno para firmar contratos con empresas privadas generaron el conflicto.