La detención de tres sirios reaviva la amenaza yihadista en Alemania
El Gobierno cree que fueron enviados por el ISIS y que tenían vínculos con los atacantes de París
Luis Doncel
Berlín, El País
Dos meses después de unos ataques que conmocionaron a Alemania, el país se enfrenta de nuevo al terrorismo yihadista. La policía detuvo el martes a tres ciudadanos sirios que formaban parte de la oleada de refugiados llegada el año pasado a través de la ruta de los Balcanes. El Gobierno sospecha que los tres arrestados, con edades entre 17 y 26 años, pueden tener algún tipo de contacto con los responsables de los ataques terroristas de París del pasado noviembre que dejaron 130 muertos y provocaron decenas de heridos, y cuyo epicentro estuvo en la sala de conciertos Bataclan.
Los servicios de seguridad alemanes llevaban meses tras la pista de los sospechosos. La operación comenzó a primera hora del martes, cuando fuerzas especiales formadas por más de 200 agentes registraron las viviendas de los tres jóvenes. La operación supone un indudable éxito policial, pero al mismo tiempo sirve como recordatorio de la amenaza terrorista que pende sobre Alemania. “La situación de la seguridad es, como ya lo era antes, muy seria”, resumió el ministro del Interior, el democristiano Thomas de Maizière. Una medida de esta creciente preocupación son los 415 refugiados sobre los que la Oficina Federal de Investigación Criminal ha recibido indicaciones de posibles vínculos terroristas, la mayor parte de estas infundadas. En total, se han abierto sumarios en 63 casos.
Esta sensación de inseguridad aumentó el pasado julio tras los dos ataques protagonizados por refugiados que seguían órdenes del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés): un afgano que atacó con un hacha a cinco personas en un tren regional y un sirio que murió cuando trataba de colocar una bomba en un festival de música.
El Gobierno alemán lleva meses insistiendo en la importancia de integrar a los refugiados con derecho a permanecer en el país a medio plazo. Para lograr este objetivo, dos son los puntos clave: el aprendizaje del idioma y la entrada en el mercado laboral. Una encuesta realizada por la agencia Reuters entre las 30 grandes empresas que cotizan en el índice Dax muestra que por ahora solo se han concretado 63 contratos con el millón de solicitantes de asilo que entraron el año pasado en Alemania.
Este fracaso —atribuible a factores como la dificultad para aprender el alemán o las dudas sobre si el trabajador obtendrá un permiso de residencia— será uno de los temas que la canciller Angela Merkel abordará este miércoles en una reunión con los empresarios en la Cancillería.
A esta intranquilidad palpable en el ambiente contribuyó también la matanza de nueve personas protagonizada por un alemán-iraní en un centro de comercial de Múnich, aunque esta no tuvo nada que ver con el terrorismo islamista.
Enviados por el ISIS
Los tres ataques ocurrieron en Baviera, el Estado por donde entró el año pasado la mayoría del millón de refugiados que recibió Alemania y el Estado cuyos dirigentes se han levantado contra la política migratoria de la canciller Angela Merkel.
Pocas horas después de las detenciones, realizadas en el norteño Estado de Schleswig-Holstein, De Maizière ofreció un primer balance. Las autoridades no han encontrado pruebas de que los sospechosos prepararan un ataque concreto, pero, según la información oficial, todo apunta a que los tres jóvenes fueron enviados por el ISIS en noviembre del año pasado. O bien para llevar a cabo ataques ya planeados o bien para formar una “célula durmiente” a la espera de instrucciones.
El Gobierno también cree que los detenidos usaron las mismas redes de tráfico de personas que los responsables de los ataques a la sala Bataclan y a otros lugares de París. Los pasaportes sirios falsos con los que viajaron fueron además fabricados en el mismo taller que los de los responsables de la matanza en Francia, según la información del ministro. El tutor que se ocupaba de ellos, Silvio Bergmann, los definió como “muy amigables”. “Ya habían aprendido un poco de alemán”, aseguró al canal de noticias n-tv.
Mahir Al-H., de 17 años, se unió al ISIS en septiembre de 2015 en la ciudad de Raqa, capital del grupo yihadista en Siria, y recibió un breve entrenamiento que incluía el uso de armas y explosivos, señala la nota de la Fiscalía. En octubre, el joven, junto a los otros dos acusados, Mohamed A. e Ibrahim M., se comprometió a viajar a Europa ante un responsable del grupo yihadista. Para ello, los sospechosos recibieron pasaportes, varios miles de dólares y teléfonos móviles con programas de comunicación preinstalados, según la nota de la Fiscalía.
De Maizière pidió no lanzar una sospecha generalizada sobre todos los refugiados, pero sí reconoció que los servicios de seguridad alemanes tienen indicios de que entre los solicitantes de asilo hay “potenciales terroristas o simpatizantes”.
Luis Doncel
Berlín, El País
Dos meses después de unos ataques que conmocionaron a Alemania, el país se enfrenta de nuevo al terrorismo yihadista. La policía detuvo el martes a tres ciudadanos sirios que formaban parte de la oleada de refugiados llegada el año pasado a través de la ruta de los Balcanes. El Gobierno sospecha que los tres arrestados, con edades entre 17 y 26 años, pueden tener algún tipo de contacto con los responsables de los ataques terroristas de París del pasado noviembre que dejaron 130 muertos y provocaron decenas de heridos, y cuyo epicentro estuvo en la sala de conciertos Bataclan.
Los servicios de seguridad alemanes llevaban meses tras la pista de los sospechosos. La operación comenzó a primera hora del martes, cuando fuerzas especiales formadas por más de 200 agentes registraron las viviendas de los tres jóvenes. La operación supone un indudable éxito policial, pero al mismo tiempo sirve como recordatorio de la amenaza terrorista que pende sobre Alemania. “La situación de la seguridad es, como ya lo era antes, muy seria”, resumió el ministro del Interior, el democristiano Thomas de Maizière. Una medida de esta creciente preocupación son los 415 refugiados sobre los que la Oficina Federal de Investigación Criminal ha recibido indicaciones de posibles vínculos terroristas, la mayor parte de estas infundadas. En total, se han abierto sumarios en 63 casos.
Esta sensación de inseguridad aumentó el pasado julio tras los dos ataques protagonizados por refugiados que seguían órdenes del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés): un afgano que atacó con un hacha a cinco personas en un tren regional y un sirio que murió cuando trataba de colocar una bomba en un festival de música.
El Gobierno alemán lleva meses insistiendo en la importancia de integrar a los refugiados con derecho a permanecer en el país a medio plazo. Para lograr este objetivo, dos son los puntos clave: el aprendizaje del idioma y la entrada en el mercado laboral. Una encuesta realizada por la agencia Reuters entre las 30 grandes empresas que cotizan en el índice Dax muestra que por ahora solo se han concretado 63 contratos con el millón de solicitantes de asilo que entraron el año pasado en Alemania.
Este fracaso —atribuible a factores como la dificultad para aprender el alemán o las dudas sobre si el trabajador obtendrá un permiso de residencia— será uno de los temas que la canciller Angela Merkel abordará este miércoles en una reunión con los empresarios en la Cancillería.
A esta intranquilidad palpable en el ambiente contribuyó también la matanza de nueve personas protagonizada por un alemán-iraní en un centro de comercial de Múnich, aunque esta no tuvo nada que ver con el terrorismo islamista.
Enviados por el ISIS
Los tres ataques ocurrieron en Baviera, el Estado por donde entró el año pasado la mayoría del millón de refugiados que recibió Alemania y el Estado cuyos dirigentes se han levantado contra la política migratoria de la canciller Angela Merkel.
Pocas horas después de las detenciones, realizadas en el norteño Estado de Schleswig-Holstein, De Maizière ofreció un primer balance. Las autoridades no han encontrado pruebas de que los sospechosos prepararan un ataque concreto, pero, según la información oficial, todo apunta a que los tres jóvenes fueron enviados por el ISIS en noviembre del año pasado. O bien para llevar a cabo ataques ya planeados o bien para formar una “célula durmiente” a la espera de instrucciones.
El Gobierno también cree que los detenidos usaron las mismas redes de tráfico de personas que los responsables de los ataques a la sala Bataclan y a otros lugares de París. Los pasaportes sirios falsos con los que viajaron fueron además fabricados en el mismo taller que los de los responsables de la matanza en Francia, según la información del ministro. El tutor que se ocupaba de ellos, Silvio Bergmann, los definió como “muy amigables”. “Ya habían aprendido un poco de alemán”, aseguró al canal de noticias n-tv.
Mahir Al-H., de 17 años, se unió al ISIS en septiembre de 2015 en la ciudad de Raqa, capital del grupo yihadista en Siria, y recibió un breve entrenamiento que incluía el uso de armas y explosivos, señala la nota de la Fiscalía. En octubre, el joven, junto a los otros dos acusados, Mohamed A. e Ibrahim M., se comprometió a viajar a Europa ante un responsable del grupo yihadista. Para ello, los sospechosos recibieron pasaportes, varios miles de dólares y teléfonos móviles con programas de comunicación preinstalados, según la nota de la Fiscalía.
De Maizière pidió no lanzar una sospecha generalizada sobre todos los refugiados, pero sí reconoció que los servicios de seguridad alemanes tienen indicios de que entre los solicitantes de asilo hay “potenciales terroristas o simpatizantes”.