Independiente se llevó de Quilmes un punto con gusto a poco

Igualaron 1-1. El Ruso García abrió la cuenta para el local y Rigoni empató para el equipo de Gabriel Milito, que puso un equipo alternativo pensando en la Sudamericana.

Buenos Aires, Clarín
Independiente llegaba a Quilmes a tranco firme. Con la defensa consolidada, sin goles en contra, con una buena mixtura de juego y dinámica en el medio y la aparición del pibe Barco para darle la cuota de explosión que necesita. Pero la seguidilla de partidos lo hizo cambiar a Gabriel Milito.


Pensando en los octavos de final de la Copa Sudamericana contra Chapecoense, el entrenador de Independiente metió mano en todas las líneas. En la defensa, Damián Martínez entró por Toledo y Pellerano por Víctor Cuesta. En el medio, descansó el Marciano Ortiz y el pibe Ezequiel Barco se ganó su lugar, mientras que Sánchez Miño ocupó el lugar de Rigoni y Martín Benítez compartió el ataque con Albertengo.

Y el Rojo sintió la movida. No fue el mismo equipo ensamblado que ganó con autoridad en la cancha de Lanús o en Córdoba contra Belgrano.

El primer tiempo fue chato, sin situaciones claras de gol. A Quilmes le cuesta horrores elaborar una buena jugada colectiva de atauqe y apostó a la potencia del Ruso García, que aguantaba cada bochazo frontal que caía desde el campo propio.

Lo del equipo de Alfredo Grelak era la lucha en el mediocampo y la concentración para esclaonarse y marcar a Barco, el único que se salía del libreto en Independiente.

A los 11 minutos del segundo tiempo, cuando pasaba muy poco en el juego, llegó un córner desde la izquierda y el 1-0 de Quilmes, con un buen giro de García, que sacó un remate seco y letal.

Con el gol, Milito tiró toda la carne al asador: entraron Diego Vera, Emiliano Rigoni y Jorge Ortiz. Y enseguida se notó el salto de jerarquía.

Se lo llevó puesto Independiente, lo fue acorralando, con la subida constante de Tagliafico por izquierda para hacer ancha la cancha; con Barco abriendo por la otra banda y Ortiz como eje en el medio. En una de esas triangulaciones llegó el merecido empate con una buena definición de Rigoni, con zurda y de primera.

Quedaron once minutos en los que el que buscó los tres puntos fue Independiente. Y en ese tramo final quedó más en evidencia la diferencia entre ambos equipos. Con la chapa puesta, vale la pregunta de qué hubiera pasado si Independiente jugaba con sus mejores hombres. Lo concreto es que no pudo mantener su puntaje ideal, pero al menos logró reaccionar a tiempo y evitar una derrota.

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