España se desata en León

Liechtenstein sólo resistió un tiempo. Dobletes de Diego Costa, Morata y Silva. Lopetegui ya tiene un bloque. Muy bien Koke y Vitolo. Asensio debutó en partido oficial.


Joaquín Maroto
As
España se desató ante Liechtenstein. Ocho a cero. Un buen rédito porque el primer criterio para resolver un empate en el grupo al final de la fase de clasificación será la diferencia global de goles por encima de los resultados directos. Un mensaje a Italia, que ganó en Israel, y con la que posiblemente nos jugaremos la plaza directa para el Mundial de Rusia.


Liechtenstein resistió bien durante toda la primera parte pese a lo poco que tardó en encajar el primer gol. Tras una pertinaz sequía, Diego Costa hizo doblete en León. Ambos goles de cabeza, dándole buen uso a lo que tantas otras veces le ha metido en problemas. Recogió una ovación cerrada cuando le sustituyó Morata, que luego marcó otros dos para darle réplica a su compañero y dejar sin resolver el asunto del 9.

La Roja consolidó lo que había mostrado hace unos días en Bruselas. Y con muy pocos retoques, aunque muy resultones. Además de la efectividad de Diego Costa, lo que volvió a funcionar fueron la pareja Busquets-Koke, las bandas con Vitolo, otra vez magnífico, y Nolito, que salió como un tiro tras el descanso, y el aprovechamiento del fútbol de Silva jugando más cerca del punta y en una posición más centrada. El Chino hace daño ahí, por lo que genera y porque ve más puerta. También Silva hizo dos goles anoche.

Ayudó mucho a la mejora del funcionamiento general el cambio táctico de Lopetegui en la segunda parte. España pasó a defensa de tres, adelantó a Sergi Roberto, metió a Koke más arriba, acercó a Silva al área, abrió el campo con Nolito y Vitolo y se desencadenó. Llegaron siete goles más Siete en 45 minutos.

El efecto Lopetegui se ha notado para bien en la Selección. Los internacionales han entendido que era necesario un nuevo impulso para salir del socavón. Y lo han pillado tras enviarles el seleccionador un mensaje clarito: tiene un bloque, tiene un equipo y no se trata de hacer un carrusel de cambios para tener contenta a la tropa. Se trata de elegir a los que cree mejores, ganar y que Dios reparta suerte entre aquellos a los que les toca buscar un hueco desde el banquillo.

Esta fórmula funciona. Porque los jugadores se han puesto las pilas. Se las puso Morata, en el rato que jugó, para dejarle claro a Diego Costa que va a pelearle el puesto. También Nolito, que aprovechó para entrar por la banda una y otra vez, siempre con criterio. Y lo ha pillado Sergio Ramos, que se sacrificó en el lateral cuando España pasó a defensa de tres y no se acercó a pedirle el balón a Koke en los golpes francos, quien por cierto sacó el que acabó en el primer gol de España y otro que terminó en la cruceta de Liechtenstein.

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