El armario del Barça se empotra contra un gran Alavés

Sorpresón del Alavés, que ganó con goles de Deyverson e Ibai Gómez. Luis Enrique hizo rotaciones y le salió mal. Las entradas del argentino, Iniesta y Luis Suárez, tras el empate de Mathieu, estériles.


Santi Giménez
As
Ni con el armario ni con el Tridente, que salió tarde y mal. El Barcelona se empotró ante un Alavés que a base de orden táctico, intensidad y confianza dio la campanada en el Camp Nou con una victoria por 1-2 de absoluta justicia. El plan de Pellegrino desballestó a un Barcelona que planteó el partido como un ejercicio de exhibición de músculo de plantilla que le salió rana.


Revolucionó su once Luis Enrique y se dio de bruces contra una realidad que se daba por descontada desde que el club se gastó 122 millones de euros en jugadores para concurrir en situaciones como la de este partido en la que los internacionales regresaban de jugar con sus selecciones y hay en el horizonte un partido de Champions. Pues bien, nada de nada. Llegó el Glorioso Alavés, que hacía diez años que no pisaba el Camp Nou y en un partidazo redondo echó por tierra el cuento de la lechera del fondo de armario barcelonista.

Que el partido de parte blaugrana estuviera protagonizado por Mathieu en ambas áreas dice mucho del aspecto que ofreció el equipo de Luis Enrique. El central francés fue junto a Mascherano el jugador que más tocó la pelota en el bando local. Ambos centrales tuvieron durante muchos minutos la responsabilidad de construir el juego blaugrana cayendo en la trampa diseñada por el técnico argentino.

El Alavés se pertrechó perfectamente atrás, pero la clave de su buena defensa fue el orden que aportaron en el doble pivote Daniel Torres y Marcos Llorente, que superaron en todo momento la línea formada por Denis, Sergio y Arda, que nunca supieron dar con la tecla para controlar el partido, ni en lo que se refería a la intensidad ni a la calidad. La primera parte de la sala de motores en el Barcelona fue de una imprecisión desesperante.

Por contra, en el bando del Alavés todo el mundo parecía tener muy claro lo que tenía que hacer. Desde defenderse con orden a salir con descaro cuando la ocasión así lo requería. Y fue con este desparpajo cuando Kiko Femenía dejó sentado a un Denis indolente para centrar al área donde Deyverson le robó la cartera a un Mascherano que estuvo horrible durante todo el encuentro.

Con 0-1 se llegó al descanso mientras el público el Camp Nou miraba más al banquillo esperando que saliera la cabeza rubia de Messi del foso que al campo. No quiso hacer cambios de entrada el técnico blaugrana y pareció que el intermedio le había sentado bien al Barcelona pues al minuto de la reanudación, Mathieu (el fútbol tiene un guionista que es un cachondo) marcaba el empate a la salida de un córner y un minuto después, en jugada casi calcada, podía marcar el segundo, pero su fallo fue de los que salen en los resúmenes de fin de año.

Con el empate y Messi calentando en la banda parecía que al Alavés se le acababa la gasolina, pero fue entonces cuando el equipo vitoriano dio la verdadera muestra de su trabajo y de su orden. Lejos de amilanarse por la entrada de Leo y de Iniesta, siguieron con el plan previsto, marcaron un tanto que fue anulado por un fuera de juego mínimo y acabaron decidiendo el partido al aprovechar una nueva cantada de Macsherano.

Tenía el Barcelona media hora por delante con toda la artillería pesada para remontar el partido, pero el Glorioso resistió sin demasiados agobios para dar la campanada de lo que se lleva de Liga y demostrar que al armario de Luis Enrique le baila una pata.

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