Angelina Jolie y Brad Pitt, un divorcio de cine

Acusaciones de maltrato, drogas, alcohol, 500 millones a repartir... Así es el final del matrimonio más carismático de Hollywood

Pablo Ximénez de Sandoval
Los Ángeles, El País
Los vimos juntos por primera vez en 2004, riendo, tonteando y pegando tiros. El inicio del romance entre Brad Pitt y Angelina Jolie no podía ser más de Hollywood. Se conocieron en el rodaje de Sr. y Sra. Smith en la cumbre de sus carreras como guapos oficiales del cine. Él tenía 41 años y ella, 30. Eran el actor y la actriz más deseados del momento. Los vimos juntos en la pantalla de nuevo el año pasado, una década después, en la película Frente al mar. Ella, obsesiva, deprimida y retorcida, le rehúye. Él, alcohólico, inestable y violento, la desprecia.


Como aquella Maridos y mujeres en la que la relación entre Woody Allen y Mia Farrow se hundía en la pantalla al mismo tiempo que en la vida real (por razones completamente distintas), la película dirigida por Jolie invita a pensar que su matrimonio había dejado de ser perfecto. La pareja más poderosa y más famosa del mundo del espectáculo se ha roto. Es el equivalente en Hollywood a un divorcio en una casa real. Difícil encontrar referencias. Si, acaso, está en la liga de Elizabeth Taylor y Richard Burton y pocos más.

Primero, los hechos. El lunes, 19 de septiembre, hora indeterminada, la abogada Laura Wasser presenta una demanda de divorcio en la sección del centro de Los Ángeles de la Corte Superior de California. La demandante es Angelina Jolie Pitt. El demandado es William Bradley Pitt. La demanda cita “diferencias irreconciliables” y pide para ella la custodia física de los seis hijos, con derecho de visita para él y la custodia legal compartida.

A la mañana siguiente, el mundo se despertó con otra exclusiva de TMZ. La web especializada en encontrar cualquier papel en comisarías, juzgados y hospitales de Los Ángeles que tenga que ver con un famoso (definida magistralmente por un crítico de Variety: “TMZ busca en la basura de los famosos como si fueran los papeles del Pentágono”) revelaba el divorcio y aportaba los papeles.

Hollywood llevaba tantos años fantaseando con esta ruptura que no hubo tiempo ni de sorprenderse. En seguida, las especulaciones se dispararon en torno a una supuesta infidelidad. Pitt, según el implacable universo de la información viral, había sido infiel a Jolie en numerosas ocasiones y su última aventura, la que había agotado la paciencia de su esposa, había sido con la actriz francesa Marion Cotillard, con la que comparte pantalla en su última película. Aparte de la fantástica promoción de la película, el patio de vecinos de Twitter encontraba cierta justicia poética en que a Jolie le hubiera pasado lo mismo que a Jennifer Aniston, esposa de Pitt cuando empezó su romance con ella. Hasta hubo memes virales reivindicando a Aniston.

Al día siguiente, Cotillard tuvo que anunciar públicamente en las redes sociales que está embarazada de su segundo hijo, que está enamorada de su pareja, Guillaume Canet, y que la dejen tranquila. En cuanto a Pitt y Jolie, les deseó “paz” en estos momentos.
El #Brangelexit de los Brangelina

La gente lo llama el #Brangelexit. Tal es el nivel de interés por cualquier cosa que hagan Brad Pitt y Angelina Jolie, apodados Brangelina desde que se presentaron como la pareja perfecta en 2005. Carreras envidiables, irresistiblemente guapos entonces, hijos, películas. En una escena de Frente al mar —su última película juntos— ella le está abotonando la camisa a su marido y él le pregunta: “¿No puedes soportar la felicidad?”

Saber qué pasa en ese matrimonio ha sido el deporte de la prensa de Hollywood desde hace 12 años. Cuando Jolie se hizo una mastectomía a los 37 años, decisión que puso en todas las primeras páginas la prevención del cáncer de mama, la prensa especuló con que Pitt no la apoyaba, hasta el punto que ella tuvo que negarlo. Son conscientes del valor de su imagen (vendieron las fotos de su primer hijo por 4,1 millones de dólares), que han cuidado con mimo estos años. Los primeros días de su divorcio parecen indicar que, esta vez, no saldrán como quieren.

En las primeras 48 horas desde la noticia del divorcio, aparte de los rumores de infidelidad, la prensa del corazón ya sabía que el incidente definitivo que terminó de romper la relación fue que el miércoles anterior, en el avión privado de la pareja, Pitt había bebido y se puso violento con uno de los niños. Los Servicios Sociales de Los Ángeles se han negado a confirmar que tengan una denuncia en ese sentido. La policía de la ciudad ha negado que esté investigando a Pitt. Ahora, el caso está en manos del FBI, que está valorando si abrir una investigación por el incidente de Pitt en el avión. De momento, nada más. Lo único real es una demanda de divorcio en el juzgado y un camión de mudanzas frente a la calle privada Valley Oak Drive, en una colina de Los Feliz, en Los Ángeles.

La ciudad se prepara ahora para un nuevo espectáculo judicial. El argumento de la película: el rey y la reina de Hollywood se pelean por sus hijos. Ambos tienen experiencia en divorcios previos y se casaron cuando llevaban 10 años juntos y seis hijos en común (tres adoptados y tres biológicos). Forbes estima la fortuna en común de estos años en más de 446 millones de euros. En el equipo de ella está Laura Wasser, poderosa abogada especializada en divorcios de famosos, desde la propia Jolie hasta Johnny Depp, las Kardashian y el gobernador Schwarzenegger. Además, tiene a su abogado, Robert Offer. En el equipo de Pitt están su letrado, Alan Hergott, y el especialista de derecho de familia Lance Spiegel —que ha defendido a Charlie Sheen—. Pitt prepara una batalla judicial. O al menos eso quiere creer una ciudad que disfruta con cada movimiento, real o no, de esta pareja.

Han estado 12 años siendo los reyes de Hollywood. En las galas de premios aparecían los últimos en la alfombra roja. Paseaban solos para dejar clara su autoridad sobre el negocio de la imagen y la vanidad. Sus fotos eran las más valiosas. Ella venía de coronarse como la actriz más sexy del cambio de siglo. Él tomó el relevo de Tom Cruise a finales de los noventa como el actor más deseado del mundo. Su romance fue todo lo que una revista de cotilleos puede desear. Su divorcio, también.

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